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La profecía de Kenneth Tynan: regreso a su València sin turistas

De cómo a finales de los 60 la visita -turística- de Kenneth Tynan a València se convirtió en un canto de amor y la piedra fundacional de la Capital del Antiturismo. Décadas después, la teoría Tynan resplandece

30/01/2021 - 

VALÈNCIA. A veces las mejores cartas de amor pueden camuflarse bajo artefactos que nada tienen que ver con el aprecio. A finales de los 60, hace medio siglo, la visita del crítico teatral inglés Kenneth Tynan, deparó una de las más bellas relaciones de un observador foráneo con la ciudad. Solo que, en apariencia, Tynan escribió una misiva hater. El dulce Tynan, modulando su retranca british, fue turista en la ciutat. Y lo que vio le espantó tanto, que no pudo más que quedarse prendado por una urbe que, en contra de tantas, no se preocupaba por atraer al prójimo.

Lo plasmó en The Sound of Two Hands Clapping, editado unos cuantos años después por Anagrama bajo el rutilante título de: La pornografía, Valencia, Lenny, Polanski y otros entusiasmos. Un mejunje reflexivo con portada falleroexplosiva donde le endiña a València el cetro de Capital del Antiturismo.

Dice Tynan: “en València se posa una fealdad ruidosa (...), siempre dispuesta a repeler a los forasteros, es uno de los pocos lugares que cumple con todas nuestras expectativas. Disfrutamos de estar inactivos a la luz del sol en una ciudad mediterránea: aquí podemos holgazanear, no tanto solitariamente sino verdaderamente solos, contemplativos y distantes (...) Algunas personas se van de vacaciones para conocer a extraños, otros van para encontrarse a sí mismos. Para este último grupo, València, capital mundial del antiturismo, es el escondite que buscan”. Y, con doble pirueta, aterriza: “es un elogio sincero para la maloliente València, mi ciudad mediterránea favorita”.

En sus páginas, más allá de sus disparos de sorna, se cuela la idea aventajada que durante años iba a copar el relato interno de la ciudad. Como un psicoanalista profético, Tynan parece advertir: andad con ojo, el turismo acecha. Explica igualmente el sustrato que dio lugar a la obsesión competitiva por basar el modelo económico en el turismo. Cierto complejo identitario -reforzado después durante el ‘Barcelona 92, València 0’- por epatar al visitante. Todavía hoy, gran parte del relato proviene de cómo nos ven los demás: primera en el ranking de ciudades erasmus favoritas, primera en el ranking de ciudad más saludable según no sé qué instituto demoscópico suizo…

Kenneth Tynan, con su homenaje a la València sin motivos para visitar, estaba también proclamándose como el gentrificador inaugural. El cinismo de disfrutar de aquello que a nadie gusta, sólo a mí.

Medio siglo después, para muchas de las generaciones que hemos vivido València como artefacto turístico y hemos interpretado la Lonja como un producto souvenir, la profecía cumplida de Tynan -la ciudad vaciada de visitantes- nos ha caído como un relámpago. No necesariamente cargado de luz.

Hoy, a la València de Tynan, le acompañan como comparsa varias obras cumbre que parecen hijas del crítico teatral que nos imaginó como la urbe menos turística del mundo occidental. Qué ocurriría si Tynan regresara hoy a València...

Foto: KIKE TABERNER
-Su libro: Keneth Tynan leería Noruega, la novela de Rafa Lahuerta, el premio Lletraferit 2020, como el testamento vital de una ciudad que, despersonalizada, pierde la energía del oleaje para convertirse en un aséptico paseo marítimo para pies con chanclas. El libro de Lahuerta es una de las declaraciones de estima por la geografía vital propia más crudas, más pesimistas, que se han escrito. Sobre todo porque une el destino de la persona con el de la ciudad, en una senda descendente donde el protagonista, Albert Sanchis, no encaja con un entorno que una vez fue suyo pero al que ya no reconoce.

Lahuerta, pionero outsider, alumbra a Tynan como una figura anónima y a la vez cumbre en su significado de València. El personaje protagonista, Sanchis, esboza en uno de sus ejercicios literarios: “Una idea que porte anys mastegant. La peculiaritat de València com a capital mundial de l’Antiturisme. Caldria partir del viatge de Kenneth Tynan a la València de finals dels anys 60. Ben gestionat, l’Antiturisme és una marca infinitament més rendible que tot el màrqueting banal i lleuger que ens ha convertir en una ciutat sense ànima i repleta de franquícies”.

-Su canción: Evidentemente la escribió Landete, Senior I El Cor Brutal para el álbum Cròniques de la reconstrucció de Senior, bajo el nombre de València, eres una puta. Una de las canciones de amor más plenas sobre una ciudad que se han escrito: “I és que està trencant-me el cor / Vore com t'humilien a poc a poc. / València, eres una puta. / Ara ja no és com abans / Quan m'abraçaves i m'engronsaves, / Estan deixant-te sense orgull / Tractant d'europeïtzar-te. / Vull tornar a fer-te l'amor / Amb sandàlies i sense tacons”.

Hay una línea invisible que conecta a Tynan, Senior y Lahuerta.

Foto: KIKE TABERNER
-Su tienda: Aunque Kenneth Tynan -la primera persona en pronunciar ‘fuck’ en la televisión británica- murió, demasiado joven, en los pasados ochenta, es irresistible imaginárselo de vuelta a València. Su tienda favorita sería la pastelería Santa Catalina. Una oda al subtexto que desprende su tesis a la valenciana. O cómo pasar de un comercio tradicional de raíz capaz de generar intercambios y comunidad… para alumbrar con la nueva década una tienda de souvenirs Hard Rock a la que nadie va y que a nadie espera, vaciando de sustrato su entorno.

Conviene rememorar a Tynan para pensar ahora que se puede, ahora que todo avanza más lento.

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