Hablemos de términos, de quién es quién. ¿Tú eres vegano?¿Eres vegetariano?¡Qué eres por Dios que necesito etiquetarte en un grupo o me va a explotar la cabeza!
Las etiquetas son bien, han funcionado a lo largo de los siglos y cada vez funcionan más, porque cuando no nos gusta lo estricta que suena una, la dividimos en 3 etiquetas nuevas y listo. Y esto se aplica a todo.
Las bondades de las etiquetas son muchas. Ellas son unas facilitadoras magníficas, sino imagínate describiendo el caso concreto en cada conversación, sería agotador. Por tanto, facilitan la vida del emisor del mensaje, le ayudan a resumir, a concretar, a mandar un concepto directo a las cabezas que tiene enfrente. Otro tema ya es el receptor, que es quien la interpreta. Receptores, es importante no ser 100% estricto con el significado de una etiqueta, nadie es 100% representativo de un concepto, somos humanos imperfectos (gracias a Dios).
Vivimos en un mar de etiquetas. Ya no sabemos quién es quién, quién es qué, qué es qué, a veces hasta nos da igual saberlo (o eso decimos) pero la verdad, la verdad, es que cada persona es como una marca, cuando la ves, empiezas a pegarle etiquetas por la cara para poder encasillarlo en algún grupo. Es algo irremediable.
Esta parece sencilla, es la que llevamos escuchando décadas y parece que todos la tenemos clara… ¿o no?. Entendemos por vegetariano aquella persona que no consume animales pero sí productos de procedencia animal como los lácteos, los huevos y la miel. Pero espera, que aún los dividimos en 3 grupos más. Vamos a usar el ejemplo del clásico sándwich “vegetal” con atún, mayonesa, queso, huevo, tomate y lechuga.
Y si a un vegetariano le sumas el pescado, muchas veces solo el marisco, tenemos a un pescetariano.
Si entre semana comes de forma vegetariana, en tu nevera solo hay vegetales pero los fines de semana te haces unas puntillitas o una lasaña de carne, estás en este grupo. Serían aquéllos quienes en su día a día llevan una dieta vegetariana pero en eventos sociales, fines de semana o cuando salen a algún restaurante se permiten ser flexibles y no privarse de nada de la carta.
¿Lo habías oído alguna vez? Este término es muy internacional y es de los mejor aceptados. Está muy extendido por Inglaterra, países nórdicos, Alemania, Australia, Asia y Estados Unidos. Poco a poco va aterrizando en España. A Valencia todavía no ha llegado con fuerza, pero tiempo al tiempo. Se trata de una dieta basada mayoritariamente en el consumo de plantas en la que además se prescinde de los procesados. Esta última es una diferencia fundamental con la dieta vegana, y de ahí lo de que ser vegano no signifique dejar de comer donuts, patatas fritas o pizza. Además de que no se extiende al estilo de vida.
Vamos a por un grupo polémico. Aquí del sándwich vegetal solo nos quedamos con las rebanadas de pan, el tomate y la lechuga. Partamos de la base de que nadie, nadie, puede ser vegano al 100%, ya que no es solo una cuestión de alimentación sino que es una forma de vida. La dieta vegana es aquella que prescinde de todo producto de origen animal. Por tanto quedarían fuera de este estilo de vida, obviamente la carne y el pescado, pero también los lácteos, los huevos y la miel. Además, esto se extiende a muchos más ámbitos de su vida. Se evitan las pieles en la ropa y complementos, los textiles como la lana, ya que provienen de animales, incluso marcas que integren en su proceso de producción la explotación de algún animal. Es algo difícil porque nunca se pueden conocer todos los procesos al 100% rozando la utopía, pero caminar hacia ella sería donde situaríamos a este grupo. Todo ello deriva del concepto especismo, que hace alusión a la discriminación de los animales basado en que somos una especie superior.
Esta dieta se basa en comer como lo hacían en el paleolítico ya que considera que estamos genéticamente adaptados para este tipo de alimentos, y no otros. Es muy famosa entre los deportistas ya que es una dieta alta en proteína. Se basa en alimentarse de carne, pescado, verduras y frutos secos, quedando fuera los refinados, los procesados, los cereales, legumbres, azúcares, alcohol, café y sobre todo elegir alimentos lo menos tratados posibles. Admiración por alguien que deje los cereales y las legumbres. Imposible en mi vida, me hacen demasiado feliz. Ellos al sándwich le quitarían el pan, el queso, elegirían atún del mercado y la mayonesa sería casera.
¿Cómo lo llevas hasta ahora? ¿Te aclaras?
Yo he visto a gente alimentarse de mangos y sandías durante días, y seguro que si pensamos conocemos a más de uno. Aunque esto es más serio, porque lo harías todos los días. Esta dieta es la que siguió Steve Jobs durante años, se trata de alimentarse solamente de fructosa, es decir, un alto porcentaje de frutas y algunas verduras. Unos la odian, otros la aman. Yo para algunos días de verano no la veo mal. Tres días.
Esta es sencillita, la propia palabra ya lo deja claro. Consistiría en el consumo de alimentos no cocinados, como frutas, verduras, frutos secos, legumbres, algunos cereales y semillas. Ojo, que no se cocinen no significa que no se puedan deshidratar, fermentar o macerar, la clave está en que no usemos el calor del fuego para su preparación. Obvio, tampoco entrarían los procesados.
Con esta vamos a viajar un poquito al Extremo Oriente. Esta va más de escuchar a nuestro cuerpo. Según ella existen los alimentos yin y yang, serían los que encontramos en los extremos y que debemos evitar lo máximo posible. Los alimentos yin son la sal cruda , huevos, carne, embutidos, quesos curados, horneados, fritos y los alimentos yang son azúcar, chocolate, frutas y verduras tropicales, lácteos, queso fresco, alcohol, aditivos y fertilizantes. Hace énfasis en el consumo de cereales integrales, algas, fruta y verdura de temporada, legumbres, carne aunque mejor pescado y los fermentados.
Venga que solo nos queda una más.
Esta la conozco hace unas semanas. La cuarentena me la presentó de mano de mi compañera de piso. También se le llama dieta cetogénica. Así, para resumir, a tope de proteínas y grasas buenas y nada de hidratos de carbono, azúcares e incluso algunas frutas o verduras. Es bastante ligera, sacia rápido y cuentan que es ideal para echar a volar esos michelines acomodados.
¿Alguna más? La dieta Pegan. Pero para esa ya no me ha quedado estómago.