VALÈNCIA (EFE). Las salas de conciertos de la Comunitat Valenciana se han sumado al acto reivindicativo convocado esta tarde por el sector con el lema "El último concierto", para denunciar su situación de "emergencia" y un "grito desesperado" dirigido a la Administración, a la que reclaman medidas que eviten su cierre total.
El acto consistirá en un concierto en directo en internet, a las 20 horas, en el que participarán artistas invitados, y que "nace de la necesidad de comunicar" a la sociedad la situación crítica en la que se encuentra el sector por la crisis sanitaria, según informan los convocantes.
"Pedimos sobre todo equidad para poder trabajar como el resto de compañeros" del ocio y la cultura, ha señalado en declaraciones a Efe el responsable de la Sala Matisse de València, José Ramón Martín, que se ha sumado a la protesta y que ha reclamado una legislación "clara" sobre la actividad de cada local y un apoyo por parte de la Administración hacia las actividades culturales que promueven estos locales.
Martín no entiende cómo otros establecimientos de hostelería y ocio pueden abrir sus puertas con terraza o servicios de barra, actividades que no se permiten a las salas de concierto a pesar de que sus locales pueden ofrecer los mismos servicios con garantías sanitarias.
Lamenta también la "mala imagen" que se está proyectando de estas salas como "puntos peligrosos" de contagio cuando "los locales de conciertos han tenido menos incidencias" que otros establecimientos.
"Se está manipulando nuestro nombre, se nos está tachando de bares de copas o de discotecas cuando somos un 'café cantante', con una licencia específica con una actividad principal cultural que es la del escenario y un servicio adicional de bebidas en la mesa", señala Martín.
A su juicio, el sector de los conciertos en directo "está mal legislado y hay un total abandono" por parte de la Administración, que no tiene en cuenta la función cultural de estos espacios.
La Sala Matisse celebró su última actividad abierta al público el pasado mes de octubre, con el lema "Sin Barra Fest", en un acto de protesta tras la prohibición del servicio de consumo en barra.
"Pero la gente tenía miedo", señala Martín, y la falta de público ha llevado al local a cerrar sus puertas a la espera de que en Navidad, si la situación sanitaria lo permite, las medidas sean menos restrictivas y puedan celebrar un pequeño festival que les dé un respiro y ayude, al menos, a "maquillar el año, aunque con la situación actual no tenemos nada claro".
"La Administración tiene que dar un paso adelante, y ya que no nos apoya, por lo menos aprovechar para legislar bien y sacar una licencia específica de 'sala de conciertos'", insiste, y reivindica que sea considerada su labor cultural, como las de los teatros que están recibiendo ayudas de la Generalitat.
Esta tarde la Sala Matisse se sumará a la iniciativa "El Último concierto", un acto de protesta organizado por salas de concierto de toda España para denunciar la situación del sector de la música en directo, uno de los más perjudicados por la crisis sanitaria.
El sector, alertan los convocantes del acto reivindicativo, cuenta con casi cinco mil trabajadores directos, la mayoría afectados por los ERTE desde principios de marzo, además de un gran número de trabajadores intermitentes, autónomos y pymes que prestan servicio a la actividad, músicos, técnicos, sellos discográficos, fotógrafos, bookers o promotores.
Denuncian asimismo que en estos meses se han cancelado cerca de 25.000 conciertos, y prevén unas perdidas, hasta finales de año, de cerca de 120 millones de euros.