cocina vegana macrobiótica

Lo de ponxe en el quinto pino

En La plaza de Rojas Clemente 5, se encuentra el ultimo superviviente de una generación de restaurantes macrobióticos en Valencia

| 19/01/2024 | 5 min, 31 seg

En la última recta de los años 90, Valencia presenció el surgimiento del movimiento macrobiótico, una corriente que se apoderó con fuerza y determinación de un importante grupo de personas, marcando un hito y dejando huellas perdurables en la forma que esta comunidad percibía la alimentación, la salud y el bienestar.

El término "macrobiótico" se deriva del griego y significa "gran vida".

Uno de los elementos clave que catapultó al movimiento macrobiótico en Valencia fue la apertura del Instituto Macrobiótico que dio lugar a que sus estudiantes crearan, espacios dedicados a promover sus principios. Restaurantes y tiendas especializadas emergieron en la ciudad.

En ese momento dulce coexistieron en paralelo comedores macrobióticos en Benimaclet, Cabañal y en el centro de Valencia, así como los restaurantes: Kimpira, que fue la matriz; Tarta de Zanahoria, que más tarde se convirtió en Ki bio restaurante, La Rojeta, y el último: Lo de ponxe en el quinto pino.

Montse Gregori Puig, la creadora y cocinera de Lo de ponxe en el quinto pino, casi ha crecido entre fogones.  Desde los 19 años ha estado trabajando en todo tipo de cocinas. Un día se acerco al Instituto con el deseo de aprender la cocina macrobiótica, que le permitiera desarrollar su pasión y creatividad y que, además, contribuyera al bienestar de las personas. Estudió macrobiótica y más tarde fue una extraordinaria cocinera del restaurante Kimpira.


Pero los sueños de Montse iban mas lejos. Estaba muy quemada de trabajar para otras personas y con personas. Al regreso de un viaje a Tailandia, caminando justo por la calle Rojas Clemente, le hizo un guiño un cartel que decía 'Se alquila', justo en un pequeño espacio donde ella solía ir a tomarse unas birras con sus amigos, y lo que fue un guiño se convirtió en un romance. “Me vi trabajando sola, haciéndolo a mi manera”, aunque al comienzo no fue fácil. Todas sabemos el parto de riñones que generalmente se sufre en la apertura de un restaurante. Ella se determinó y Lo de Ponxe se abrió.

Luego vinieron los ajustes. Lo de trabajar sola fue una utopía. Primero se lo montó tipo bufet pensando que tendría menos implicación  pero le falló la infraestructura y hoy, finalmente, tiene un equipo itinerante de cinco personas más ella.

Montse ha creado su propia versión de la cocina macrobiótica con un toque especiado, yo diría muy mediterráneo, aunque conserva las bases. La cocina es vegana-macrobiótica, la fruta y verdura es ecológica, local y de temporada. Se la sirven directamente de Terra y Xufa, que están al lado, en el mercado Rojas Clemente. N utiliza azúcares refinados. Todo se endulza con sirope de arroz o de agave, pero sobre todo, la cocina es totalmente casera.

Para Montse la mayor ilusión es variar cada día su menú. Me dice: “a veces dejo una legumbre a remojo y no se que haré al otro día, y cuando llego por la mañana, me inspiro y empieza mi derroche de creatividad, por lo que los comensales se ven premiados y los que son asiduos vienen expectantes a ver con que les sorprendo hoy”.

Ofrece un menú de lunes a sábado de 13.00 a 16:00 que cambia cada día, y se compone de una sopa o crema, ensalada templada o fresca según la temporada, cereal (arroz integral, quinoa, arroz rojo, trigo sarraceno, mijo) legumbres o proteína vegetal. Siempre hay dos opciones para elegir y dos postres para elegir. El menú tiene un precio más que razonable –14,50 € –, además tienes una tarjeta con 11 cuños y cuando ya has rellenado 10 comidas te regalan la que hace 11. Pero también tienes la posibilidad de elegir solo una parte del menú y hacerlo mas económico.

El restaurante tiene el calor de la casa de un amigo cercano, y si eres asiduo, te sirven de acuerdo a tus preferencias, pues son muchas las personas que van a comer solas cuando salen del trabajo que ni son veganas ni macrobióticas, pero la comida es tan nutritiva y ligera a la vez que les permite volver al trabajo sin somnolencia y con la mente muy despejada.  Y no precisamente porque solo hayan comido lechuga, que es la idea que muchas personas tienen de un vegano, pues los platos son suculentos, con cuerpo, los estofados melosos especiados, las croquetas humeantes servidas con dips, no faltan el arroz al horno o las paellas de temporada, las cazuelas caldosas, la lasaña o los canelos japoneses.


El viernes y sábado por la noche, se abre otro escenario, de 20:30 a 23:00 h. Una carta caprichosa y suculenta que trasciende las expectativas gastronómicas de una macrobiótica al uso. La carta no es simplemente una lista de platillos, sino un relato culinario insospechado de hasta donde puede llegar el placer y lo mejor libre de dolor y sacrificio.

Cuando comes el burrito de la carta con frijoles y tempeh notas rápidamente que esos frijoles han sido cocinados en su tinta y en su tiempo. Tienen esa mezcla entre me sabe a hogar y me saben a México. Montse ama las especias, por lo que los platos tipo indostánico como el pastel indu, las pakoras, el curry de tofu con arroz negro o el tajine de seitan con cous cous se convierten en una selección de platos deliciosos que te vuelven adicto repetidor hasta que los pruebas todos y para entonces ya seguramente se ha cambiado la carta y vuelves y juegas.

El epílogo de esta experiencia culinaria es una selección de postres que despiertan la gula, y aunque ya no te quepa ni una aguja, cierras con un toque de indulgencia y sucumbes al clásico pastel de chocolate reinventado de la abuela, "tarta de galletas" endulzado con melaza de arroz, y otras creaciones originales.

Hay restaurantes en los que comes y el placer gastronómico en el momento es inmenso, hay otros en los que disfrutas en el momento y luego la sensación de amor permanece en el bienestar del cuerpo, Lo de Ponxe es uno de estos….

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