hedonismos 2021

Lo que viene… y nunca llega

En la red abundan los artículos predictivos sobre tendencias gastro: toneladas de papel virtual mojado, la comida se resiste a los videntes de tres al cuarto

| 16/04/2021 | 5 min, 27 seg

Los vaticinios son droga dura para el ego. Pocos masajes son tan placenteros para el orgullo como llenarse la bocaza con clásicos como “Yo fui el primero en decirlo” o aún peor: “Eso ya lo dije yo hace tiempo y nadie me hizo caso”. No nos engañemos, la mayoría de las veces emitimos predicciones no tanto para ofrecer una información de servicio como para reafirmar nuestra autoridad como expertos en vete a saber qué y sacar pecho en caso de acierto, porque sí, alguna vez suena la flauta… La misma flauta que soplamos mirando al firmamento cuando algún indeseable nos recuerda explícitamente los muchos pronósticos que hemos errado e implícitamente la lástima que damos como oráculos/cuñaos.      

La prensa online de la última década, necesitada de paladas de contenido que volcar en las redes, ha convertido el pronóstico en un subgénero absurdo y en muchos casos surrealista: el ‘Lo que viene’. Son esos artículos que parecen escritos por babuinos encadenados a una Olivetti y se centran en predecir a chorro todo tipo de tendencias, una fiesta de la videncia chichinabo sin controles ‘antidopping’: peinados, zapatillas, música, enjuagues bucales para perro, bragas de mercadillo… Cualquier estupidez puede someterse a la bola de cristal de las publicaciones online. Las series que comentarás en la oficina este año antes de que te hagan un ERTE. Las 10 gorras que nos acabamos de inventar y que te vas a poner esta temporada. Cinco raperas que lo petarán fuerte este año y tú todavía ni lo sabes, gilipollas… Lo que viene, dicen.

Esta tendencia de predecir tendencias también ha hecho mella en el periodismo gastronómico. Cuando termina el año, empiezan a surgir los artículos de ‘Lo que comeremos’ como sarpullidos en una jungla de ortigas. Se amontonan, superponen y retroalimentan. Muchísimos (por no decir casi todos) han sido reciclados sin rubor de otra página web que lo ha reciclado de otra que lo ha reciclado de otra y así ad infinitum, de modo que acabamos ahogándonos en un remolino de conjeturas regurgitadas, fotocopiadas.

A quién le importa el escaso rigor con el que estos artículos se han expelido a la atmósfera, en el periodismo gastro, que no es ajeno al hambre de banalidad del internauta, el ‘Lo que viene’ llena contenido, genera curiosidad, cosecha visitas y le otorga al medio emisor una falsa autoridad que nunca se cuestiona, pues al cabo de un par de semanas, que digo semanas, horas, ya habremos olvidado hasta la última palabra de la bazofia que hemos leído. Y les funciona. Salvo a dos tres enajenados, a nadie se le ocurriría apuntar las predicciones, compararlas a fin de año y ajustar cuentas con los autores. La verdad, ahora que el mundo se cae en pedazos, tenemos cosas cosas más importantes que hacer.

No obstante, basta un ligero esfuerzo de observación de las predicciones gastronómicas online del último lustro, incluso una lectura en Diagonal, para comprobar que muchos artículos no solo se copian entre sí, sino que repiten vaticinios año tras año e insisten con inventos que no cuajan nunca, tendencias que cada maldita temporada están ahí, como ecos de otra dimensión que nunca acabas de escuchar bien.

Me gusta que la comida siga su camino, nos sorprenda e incluso desafíe las predicciones de los oráculos bizcos del club ‘Lo que viene’

Afortunadamente, la comida es ajena a Internet y sigue siendo un bicho imprevisible. Me gusta que la comida siga su camino, nos sorprenda e incluso desafíe las predicciones de los oráculos bizcos del club ‘Lo que viene’. Si fuera por estos artículos, ahora estaríamos comiendo heura a l’ast cada domingo, haríamos barbacoas con butifarras de lentejas y toseríamos pedazos de remolacha de tanta burger plant based que habríamos comido. Afortunadamente, la carne no solo no se ha esfumado de nuestra dieta, sino que nos hemos sofisticado junto a ella: como esa hamburguesa no sea de rubia gallega madurada 60 días y sangre más que una peli de Tarantino, tendremos un problema.

No puede faltar tampoco el hashtag llamativo. Un buen artículo de ‘Lo que viene’ tiene que epatarnos con un hashtag que se pondrá de moda y arrasará el planeta: #realfood #mindfood #olakeasefood… Memeces instagrameras aparte, si fuera por estos artículos haría ya dos o tres años que viviríamos en una utopía ecológica de cocina sostenible. Cocina sostenible is the new black.  Ah y no te olvides de poner lo de los fermentados, que llevamos cuatro temporadas metiéndolo en la lista y ya es tradición. La obsesión con los fermentados es patológica. Si las predicciones de la prensa fueran correctas, ahora estaríamos mojando un puñado de kimchi en el café con leche y llenado de chucrut el bocata de nuestro hijo.

La verdad: me fío más del horóscopo de la Cuore. Si fuera por los profetas de ‘Lo que viene’, haría ya tres o cuatro años que no probamos una gota de alcohol. El puto mocktail no falta en ninguna lista y se va repitiendo como un mal alioli. Es la eterna promesa de las listas de ‘Lo que viene’. Me pregunto por qué siguen insistiendo con una predicción tan condenada al fracaso como los cócteles sin alcohol. De hecho, y no descarto que sea una percepción nublada por el Negroni que me estoy bebiendo, desde que estos artículos no dejan de machacarnos con los mocktails, estoy felizmente convencido de que la gente se ha entregado con mayor decisión a la ingesta de destilados.

Y el circo sigue en la ciudad. Cada vez más ruidoso y alucinado. A finales de 2019, Eater publicaba un artículo sobre artículos predictivos titulado: Todas las tendencias gastronómicas ridículas que se han predicho para 2020. ¿Quién vigila a los vigilantes? Si seguimos así, terminaremos en una celda acolchada, viendo el vídeo de Ferran Adrià y los mejillones en loop hasta que llegue el Apocalipsis.

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