vinosofía

Los 4 Fantásticos de Envínate

Parecen salidos de la imaginación del difunto Stan Lee estos cuatro chicos que están revolucionando el panorama vitivinícola nacional

| 13/12/2019 | 3 min, 44 seg

Empezando por la ‘Mujer (nada) Invisible’ Laura Ramos y su pareja Alfonso ‘Mr. Fantastic’ Torrente, pasando por el rutilante Roberto ‘Antorcha Humana’ Santana hasta el seráfico José Ángel Martínez (el opuesto de la irascible ‘Cosa’), este cuarteto se juntó en los años universitarios en la Miguel Hernández de Orihuela. Coincidieron en los estudios de enología y fueron hechizados por el ‘patrón’ José María Vicente de Casa Castillo que les descubrió el mundo de los grandes vinos de autor.

Nuestros héroes elaboran (de momento) uvas en cuatro zonas: en Galicia (Ribeira Sacra), en Tenerife (Taganana, Orotava y Santiago del Teide), en Extremadura y en Almansa.

Un poco de historia: en 2008 fundan su empresa (Envínate) para comprar la primera parcela en Galicia. En Extremadura, a raíz de la colaboración con la histórica bodega Alvear, nace el Tinta Amarela en el 2012, un vino muy fresco a pesar del clima tórrido que caracteriza la zona. A resaltar que esta variedad autóctona no está autorizada por la DO, enésimo ejemplo del desfase entre la realidad y la lógica del funcionariado burócrata. En Tenerife los primeros vinos vienen de Taganana (un pueblecito aL lado de Santa Cruz) y son ejemplos de viticultura de lo imposible, practicada en parcelas colgadas de abruptos acantilados. En 2012 aparecieron los dos parcelarios: el tinto Margaluaga y el blanco Amogoje. En 2015 empiezan a elaborar el Benje (blanco y tinto) en la zona de Santiago del Teide, y en 2016 presentan el Palo Blanco y Migan desde la Orotava. Son vinos que han puesto la isla en el mapa vitivinícola, hechos con variedades autóctonas prefiloxéricas y dotados de un marcado carácter atlántico.


Hablan de carácter para referirse a la añada, personalidad para identificar el paraje y describen al vigneron como el alma del vino

En Galicia tienen la bodega en la zona de la ribera del Sil. Aquí elaboran los Lousas, vinos tintos donde la mencía se mezcla con muchas variedades autóctonas. Encontramos el Lousas de pueblo que proviene de varios viñedos y los parcelarios Seoane y Camiño Novo. En mi humilde opinión son vinos con un potencial brutal, destinados a entrar en el gotha de las grandes etiquetas. En Almansa nos regalan otra perla de elegancia y sutileza: el frutal Albahra, una mezcla de garnacha tintorera con moravia agria.

Vinos de precio asequible, que se están volviendo de culto; vinos que enamoran y hacen disfrutar. ¿Cuál es el secreto de estos jóvenes enólogos?
 Primero: es gente que descorcha sin temor. Prueban centenares de vinos cada año de todos los países del mundo. Un bagaje envidiable al cual se suma una memoria organoléptica muy desarrollada, que permitió a la pareja Roberto-Alfonso hacerse con el primer premio de la cata por parejas de Vilaviniteca y ganar el campeonato mundial de cata por equipos organizado por la prestigiosa La Reveu du vin de Francia.

Segundo: tienen muy buena formación profesional. Antes de tirarse al ruedo se formaron en bodegas punteras, como la citada Casa Castillo, Quinta Sardonia o Hacienda Monasterio.

 Tercero: viajan mucho. Eso les permite conocer diferentes doctrinas, maneras de interpretar el viñedo, técnicas de plantación y cultivo, sistemas de vinificación etc. Apertura mental de la que carecen muchos enólogos estrellas, interesados más en las redes sociales que en aprender con humildad de los grandes viejos que aún pisan los viñedos europeos.

Lo que más me fascina es su visión y su filosofía. Hablan de carácter para referirse a la añada, personalidad para identificar el paraje (suelo y clima) y describen al vigneron como el alma del vino. No son forofos de la madera: la utilizan como mero continente pero intentan que no se adueñe de la copa. Practican una viticultura sensata, lo más ecológica posible, pero sin volverse talibanes, y utilizan de manera comedida el sulfuroso.

 Mi más sincera enhorabuena a estos nuevos y apasionados actores del vino; les deseo seguir deleitándonos el paladar durante muchas décadas. Salut!!! 


* Este artículo se publicó originalmente en el número 52 de la revista Plaza

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