VALENCIA. “Nunca moriría por mis creencias porque podría estar equivocado”. El filósofo británico Bertrand Russell ya hablaba de la precaución frente a aquellos que apuestan todo al rojo. No se trata tanto de errar, sino de asumir que uno puede cambiar a lo largo de su vida. Esto es lo que Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) quiere reivindicar de la figura de Ignacio Pinazo, “un referente en el inicio de la modernidad”, indica su director, José Miguel G. Cortés, que ahora se integra en el discurso del museo de la mano de otros artistas con los que, aunque sin relación directa, el comisario de la exposición, Javier Pérez-Rojas, quiere establecer una conexión formal.
Son 23 los ‘ligues’ de Pinazo, una cuidada selección de artistas que componen la exposición Ignacio Pinazo y las vanguardias. Afinidades electivas, que podrá verse en la antigua Sala Muralla (ahora Sala Pinazo) hasta el 17 de septiembre de 2017. La muestra fue presentada por el propio Cortés, Pérez-Rojas; el responsable de Relaciones Institucionales de Caixa Popular, Francesc Alós, que colabora por primera vez con la pinacoteca; y José Eugenio Casar Pinazo, bisnieto y heredero del artista. El recorrido quiere poner en valor la parte y no tanto el todo, una selección de piezas que dibujan el lado más moderno del pintor. "Pinazo sin tal vez proponérselo. y quizá sin saberlo, ha sido en España un pintor francamente revolucionario. Sólo Sorolla, en rigor de la verdad, le ha acompañado por ese camino. Pinazo se desligó de toda traba rutinaria: fue al natural directamente y en su técnica planteóse el problema esencial de la pintura: el arte de la luz, de la luz siempre color y constantemente variando", decía del pintor Rafael Doménech.
La muestra, que reúne alrededor de 150 obras, aterriza en la sala más grande del museo, un espacio de más de 1.000 metros cuadrados, casi el triple de los 380 de la galería 6 del IVAM que hasta ahora llevaba su nombre. En ella Pérez-Rojas elabora un diálogo entre piezas puramente visual -"no se puede hablar de influencias"-, pues las obras salen a la superficie tras una larga labor de investigación del comisario que ha logrado ligar a Pinazo con más de una veintena de artistas cuya conexión es poco evidente. El resultado enfrenta piezas de un patrón más o menos similar y que invita a jugar a las 7 diferencias, aunque probablemente el espectador encuentre algunas más.
El juego de afinidades le lleva a mostrar retratos de tintes goyescos, entre otras piezas pertenecientes a los fondos del IVAM, la Casa Museo Pinazo y el Museo de Bellas Artes de Valencia. También suenan los nombres de Antonio Fillol o Pablo Picasso, que cuenta algunas esculturas de pequeño tamaño, como Homme assis. En este caso las comparaciones no son odiosas. Abanico y rosas (1994), de Ramón Gaya, se enfrenta a Naturaleza muerta (flores y libros); la obra en cobre repujado Mujer joven con periódico (1926-1928) se contrapone a En la iglesia (1877-1880); Monaguillo tocando la zambomba (1893) se pone cara a cara con la obra de Jacinta Gil Roncalés S.T. (Discrepancia 2º), de 1961. Y así hasta completar un buen puñado de "afinidades" que fuerzan un encuentro entre el pintor y lo moderno.
Los guiños y la afinidad con lo goyesco son el punto de partida del recorrido de la exposición que se divide en diversos tramos. “El recorrido comienza y termina con el mismo motivo: Salida del Cortejo y Salida procesión gigantes y cabezudos que permiten ver la evolución y la modernidad de Pinazo”, explicó el comisario. “Esta exposición y la galería que se dedica desde ahora a Pinazo marcan un antes y un después para el IVAM”, anunció José Miguel G. Cortés.
El director del museo indicó que espera que esta exposición contribuya a revitalizar la Cátedra Pinazo de la Universitat de València. "No hay prisa, hay que poner las bases para hacer las cosas bien para que no sea flor de un día". Así, la exposición, que además suma cuatro obras nunca expuestas hasta ahora, pretende plantear un diálogo y acercamiento de la obra de Pinazo a la de creadores de las más diversas corrientes y tendencias como Julio González, Picasso, Joaquín Torres-García, Pancho Cossío, Jean Dubuffet, André Masson, Kurt Schwitters, Manolo y Jacinta Gil, Joan González Pellicer, Francisco Lozano, Emilio Vedova, Vicente Esteban, Antonio Saura, Manuel Valdés, Robert Rauschenberg, Paul Klee o Pablo Gargallo.
“La exposición ha sido un desafío. Destacar la vertiente moderna de Pinazo era justificar su presencia en el IVAM”, explicó Javier Pérez-Rojas. El título de la muestra, Afinidades electivas, procede de una obra de Goethe y sugiere que esas afinidades se producen por una especie de atracción entre las obras de Pinazo y las de los autores contemporáneos de la Colección del IVAM. “En el 99% de los casos los artistas nunca conocieron a Pinazo por lo que no se puede hablar de influencias y paralelismos, sino de afinidades electivas”.