No hay tendencias, no hay paripé. Hay ajoarriero (y qué ajoarriero) y una barra descomunal.
Yo, en la barra, con mi amigo Evaristo. Hablamos de música y fútbol, intentando arreglar ese imposible llamado Valencia CF. Que si Dani Parejo, que si aquella canción de Lapido. Y Gabi, gambas en mano, nos suelta: «De fútbol mucho, pero de comer poco». Boom. Maipi se define así a la perfección. No hay tendencias, no hay paripé. Hay ajoarriero (y qué ajoarriero), albóndigas de bacalao, atún con pisto, rabo de toro, mousse con fresas. Hay producto, plancha, cocina. También un maravilloso horror vacui disfrazado de recuerdos. Maipi es una barra descomunal.