La publicación en el DOGV de las bases del concurso público para el ejercicio de naming confirman el malestar ante el proceso escogido por el Consejo Rector de la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació
VALENCIA. La posibilidad de que "cualquier persona" pueda elegir la marca paraguas para "los canales, pantallas y soportes" de la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació quedó certificada ayer a través del Diari Oficial de la Generalitat Valenciana. Desde este martes y durante los próximos 20 días naturales todas "aquellas personas o equipos multidisciplinares, españoles o no" -y al corriente de sus obligaciones tributarias- podrán presentar hasta cinco propuestas razonadas en un folio con esa idea que dé nombre a la nueva Radiotelevisió Valenciana. El ejercicio de naming ganador estará dotado con 5.000 euros, aunque el proceso nace manchado por el malestar de los profesionales de la comunicación, "sorprendidos" y "decepcionados" con el modelo escogido por el Consejo Rector de la CVMC para este encargo.
En la misma publicación ya se deja notar una distancia de exigencias y detalle entre el ejercicio de naming y la creación de la imagen corporativa y todas sus aplicaciones. Dos etapas de un mismo proceso que para Rafa Armero, presidente de la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana (ADCV), "no tiene sentido que esté separado" y que al parecer de Rafael Pedrosa, presidente de la Associació d'Empreses de Comunicació Publicitària de la Comunitat Valenciana (ComunitAD), "son ganas de complicarse la vida". Lo cierto es que este diario consultó este mismo lunes si tanto para un proceso como para el otro estaba exigido tener un bagaje profesional explícito y ser una empresa o profesional independiente de la publicidad o la comunicación. La respuesta fue igual de explícita: "no; pueden presentarse todos aquellos profesionales, incluso estudiantes, que puedan demostrar mediante sus ideas o un portfolio puedan lograr los objetivos que se esperan del concurso". Y se detalló: "si mediante trabajos a lo largo de su formación o de distinto tipo demuestran esa capacidad, son igualmente válidos".
El concurso público es presentado en sus bases como un auténtico reto técnico: "dada la complejidad e importancia del objeto del concurso, la propuesta de nuevo nombre será remunerada económicamente y los tres finalistas para el diseño de la nueva identidad visual también recibirán remuneración económica". Quien halle el nombre adecuado a criterio del consejo recibirá los 5.000 euros ya mencionados; cada una de las tres empresas o profesionales escogidos para realizar el "desarrollo gráfico completo de las aplicaciones básicas de la marca: usos del símbolo, estudio tipográfico y criterios cromáticos", recibirán otros 5.000 euros. Finalmente, la encargada de generar el proyecto final recibirá 30.000 euros más que no tendrán que pasar por un nuevo marco de concurso público (cifra superior a los 18.000 euros) ya que, se estima, han pasado por este primer filtro de selección abierta.
Pedrosa asegura que a los profesionales de la comunicación publicitaria les "preocupa cómo se puede valorar de forma razonada la ingente cantidad de propuestas. Si está abierto a todo el mundo, como certifican las bases, ¿de cuántas propuestas estamos hablando? ¿Miles de nombres? ¿Decenas de miles de nombres? ¿Cuáles van a ser los criterios razonados?". Para el presidente de ComunitAD "son ganas de complicarse la vida" ya que "existe una formulación clara para este tipo de contratación pública. La misma que cuando se saca a concurso un servicio de cualquier otro tipo y que a nadie se le ocurriría que interviniera 'cualquiera'. Es el símbolo de que la Administración entiende que no hay una investigación, análisis y desarrollo técnico de valor en un ejercicio de naming".
Lo más curioso es que hace apenas unos meses, el pasado mes de julio, la misma Generalitat sacó a concurso un ejercicio de naming (Mediterranew Musix) en el que una agencia elaboró el nombre y otra desarrolló toda la propuesta gráfica: "la gran diferencia es que esas dos agencias trabajaron de la mano. Se antoja muy difícil, una complicación añadida y seguramente innecesaria que se elija un nombre, casi como un todo, y a partir de ahí una agencia o una serie de profesionales tengan que desarrollar todo lo demás". De hecho, ese nombre paraguas tendrá 5.000 euros de "premio" (así se calificó desde el Consejo Rector). Sin embargo, la propuesta que "incluirá el desarrollo de Manual de Identidad Corporativa", tiene que generar por los mismos 5.000 euros -salvo que sea la ganadora- "la rotulación y señalética, papelería básica, portal web, adaptación al parque móvil, unidades móviles y vehículos, portadas para medios sociales, aplicaciones de la marca para sus usos audiovisuales (radio y televisión) e interactivos, mosca corporativa, cortinillas y ráfagas antes y después de la publicidad, avances de programación, autopromoción, cabecera de programa, copyright, sintonía corporativa y estilo de rotulación de informativos". Además, se valorará que la propuesta incluya "aplicaciones de marca adicionales", tales como "grafismos especiales para eventos extraordinarios", "informativos, eventos deportivos, electorales" o "merchandising, vestuario, patrocinios publicitarios, etcétera".
Desde ComunitAD aquejan que la marca "es de una relevancia capital, tendrá que vivir durante 30, 50 o quién sabe cuántos años. Vivir, respirar y ser nombrada cientos de veces y es lo suficientemente importante como para que se hubiera adscrito a las mismas prerrogativas que cualquier otro concurso público que busca tener un servicio profesional: exigir solvencia técnica, solvencia económica y proyecto concreto". Desde el Consejo Rector -pese a que cuando este diario publicó un artículo de opinión cuando fue hecha pública la iniciativa fue negada la mayor y se aseguró que no era un concurso abierto a estudiantes o a cualquier persona- aseguran que "se ha intentado hacer un concurso lo más abierto posible, en el que puedan participar el mayor número de ideas". En 20 días, el equipo liderado por Enrique Soriano tendrá que decidir cuál es ese nombre a partir del cual las agencias, profesionales independientes o cualquiera que sea escogido por el mismo tendrá que desarrollar todo el trabajo posterior que se deriva.