El menú de los campeones del mundo

Maradona y Messi se sientan a la mesa

Los argentinos y argentinas viven este año las navidades más felices; van a alargar las cenas y las comidas lo que no está escrito y la palabra ‘Mundial’ o ‘Messi’ saldrá de sus bocas más veces que ‘asado’ o ‘empanada’.

| 23/12/2022 | 4 min, 18 seg

Esto no es una invención mía, me lo dice un argentino, Sebastián Gadea García: “Aunque las cosas están como están en Argentina, la Navidad durará más tiempo”.

Sebastián nació en la provincia de Buenos Aires, vivía al sur de la capital, en Banfield, localidad de casas bajas con jardín y vías del ferrocarril de las que parten la ciudad. Banfield suena a fútbol y a pileta y a Julio Cortázar. Sebastián se vino a España hace 21 años, a Dénia, de donde eran sus abuelos paternos, y comenzó a trabajar en un restaurante. Desde entonces ha estado ligado a la hostelería; ahora es camarero en el bar Biosca (Dénia, 46), es Sebas, es quien me habla de fútbol y comida. “El argentino sueña, duerme, trabaja, come… lo hace todo con el fútbol”.

El menú de navidad de los argentinos lo marca la estación del año. Allí es verano, ese verano que tanto echamos de menos. Echamos de menos las piscinas, las parrillas al aire libre, ir en manga corta, los platos fríos, las mesas puestas bajo la pérgola, la luz del sol a las nueve de la tarde. Sebastián me cuenta primero el menú de allá: asado, empanadas, torre de panqueques salados, pionono, matambre arrollado de ensaladilla rusa, turrones, tarta lemon pie, mazapanes… Y después me cuenta el menú de acá, el que va a preparar Mirta, su madre: torre de panqueques salados, huevos rellenos, matambre arrollado con ensaladilla rusa, gambas y pulpo a la gallega. Sé que en algún momento Sebas no se resistirá a preparar empanadas (me ha traído un par, “las hice ayer”) y asado (al horno), que no falte el asado. La Selección de fútbol de Argentina viajó a Catar con cinco parrillas y 2.634 kilos de carne, para las milanesas y los asados: vacío, corazón de cuadril, asado de tira, bifes, lomos…


Sebas está casado con una valenciana, Marta, y tienen dos hijas. Marta y la de 13 son muy futboleras, de las de mirar los partidos en la tele y pase del Valencia CF. Uno, a poco que se esfuerce, se puede imaginar cómo han vivido el Mundial. Par ver el debut de Argentina, Sebas se puso la remera de la Selección, y todos sabemos lo que ocurrió: Argentina perdió 2-1. Messi pensó que ahora qué, Diego, ahora qué. Messi acabó caminando por el césped. Messi no quiso estar más triste. Messi es el mejor futbolista de la historia. “O eres de Maradona o eres de Messi —me dice Sebas. Maradona tenía mucho potrero, era el jugador del pueblo, muy terrenal. Messi, con 35 años, ha ido de menos a más en la Copa, ha conseguido lo que nadie podría haber conseguido a su edad”. Podemos dejarlo en que hay edificios con fachadas enteras pintadas con la figura de Maradona y Messi. Y sigue: “Me agarré a lo que le pasó a la Selección española en 2010, que perdió el primer partido y luego ganó el Mundial de Sudáfrica”. Los demás encuentros los ha visto sin la camiseta, en casa, con la familia, “y eso que eran por la tarde, cuando me tocaba trabajar. Pero mis jefes me permitieron librar cada vez, así que me iba a casa para el partido y al acabar, volvía al bar”. Me lo cuenta y se emociona, una pizca, lo veo a través de los cristales de sus gafas, lo suficiente para que uno sepa que todo esto le ha hecho llorar, que lloró en los partidos, que lloró después, que volverá a pasar. “Lloré cuando ganaron a México. Y tras la victoria contra Países Bajos, lloré. Fui llorando al trabajo y estuve así un buen rato”. Hay cosas que te cuentan y te gusta que sean verdad, que hayan ocurrido, y esta es una de ellas.


Es Navidad, allí y aquí, pero este año, la de los argentinos, será mejor. Quienes me leen ya saben —o lo intuyen— que me gusta probar todos los menús. También sabrán que este año me gustaría imitar a los argentinos, así que para nochebuena haré un costillar asado y chimichurri. Será al horno, claro, que es invierno y en casa se está muy bien. Pero a la manera de Sebas: “Con el hueso hacia abajo primero y luego se le da la vuelta. Imprescindible que quede el cuero de arriba crocante, para que los jugos internos no se pierdan”. Mi hijo de 11 tiene una remera de Argentina, de Messi, eso sí, trucha, se la regaló el de 17, pero eso es lo de menos. Felices fiestas, sean felices y lloren.

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