VALÈNCIA. Hace tan solo una semana la productora valenciana María Zamora recibía el Premio Nacional de Cinematografía, en el que se reconocía por “su apoyo al cine independiente y arriesgado” y se celebraba su capacidad de “fortalecer la presencia del cine independiente español en el mercado internacional, incidiendo en miradas sensibles y diversas”. Tras este reconocimiento, y haciendo un hueco en su apretada agenda, Zamora ha querido acercarse al público valenciano en un coloquio abierto que ha tenido lugar en los Cines Lys.
Una oportunidad clave para conocer su trabajo en primera persona y en la que Zamora ha podido hablar de las nuevas voces del cine español que se abren hueco en sus películas. El encuentro, moderado por la periodista Pepa Blanes, ha servido como espacio para que Zamora pueda hablar sobre lo que supone para ella el Premio Nacional, cuál es su definición de la figura del productor -la “profesión invisible”- y la importancia del posicionamiento de los proyectos en festivales. Culturplaza resume en diez frases clave su paso por València y sus consejos a los jóvenes productores y directores de cine.
Para Zamora, la labor del productor -generalmente “bastante invisibilizada"- supone muchos esfuerzos, tales como acompañar a los actores, a los directores y a los trabajadores del cine en general. Dentro de la definición propia de Zamora comprende al productor como la mano derecha del director y como alguien que “saber trabajar en la tensión del montaje" y puede sortear perfectamente los “noes”. También como la figura que se “queda durante todo el rodaje y quien tiene que defender finalmente la película”.
“La producción tiene mucho de riesgo y personalidad. Tienes que ser la cara visible ante las instituciones, pero también tienes la iniciativa, tienes que decir: "Yo creo en este proyecto y quiero decidir y apostar por él". Para mí esa es la fuerza que te tiene que acompañar a lo largo de cinco o seis años. Ser productor es formar parte de ese acompañamiento. Las películas van encontrando su camino y a veces es un factor de suerte que una película funcione, hay que saber confiar en este".
“Yo dije que era productora cuando llevaba cinco películas y diecisiete cortos. Me gusta mucho ver a las productoras jóvenes que tienen menos proyectos y que son capaces de decirlo y celebrarlo”.
Aunque asegura que “no se siente profeta en su tierra” Zamora señala que está muy orgullosa de representar a los productores valencianos y reforzar el sector audiovisual. En el caso del Premio Nacional, celebra haber podido alzar la voz sobre la figura del productor independiente en la Ley de Cine, haberse pronunciado sobre la conciliación -pidiendo que pongan las galas más allá de los fines de semana, por ejemplo- y también de servir como referente de ahora en adelante.
“Siento que el premio reconoce a una generación de productores y productoras que hacemos las cosas de otra manera. Esto tiene que ver con compartir la información: entre nosotros nos llamamos y nos contamos nuestros secretos. Comprendemos que el sector avanza conjuntamente, no cada uno por su lado”.
“Nunca eres consciente de que eres referente, yo al menos no lo soy. Para mi lo fuerte es estar en festivales y estrenos y que la gente se acerque a saludarme a preguntarme cosas, ahí me planteo si hay tantos referentes de productoras en el mundo del cine”.
“Nos hemos perdido a un montón de cineastas excelentes por causa de la mala conciliación. Nuestro sector en concreto es muy complicado para la conciliación, con la vida y no solo con los hijos. No sé cuál es la fórmula de la conciliación, pero creo que podemos hacer pequeños gestos que nos hagan más conscientes de los horarios y del trabajo que hacemos”.
Zamora, en sus primeros años, intentó apostar por todo tipo de películas y directores. Confiesa en la charla que aunque siempre apostó por un cine de autor, tuvo que saber ir alternándolo con otro tipo de proyectos. También confiesa que es “muy duro” cuando un proyecto al que se le ha puesto el alma y el corazón no funciona.
“Yo soy una espectadora media y si me gusta a mí creo que le puede gustar a más gente, puedo partir de ahí. No siempre se puede hacer cine de autor, tienes que ir a más cositas a la vez, pero intento ir a ideas que pueden ampliar nuestra cinematografía”.
“Cuando era joven y me di cuenta del poder del cine, supe que era una herramienta clave para empatizar con las personas, desde ahí pensé en hablar sobre lo que me rodea. En ese sentido, intento abarcar proyectos que hablan temas que no han sido contados o no “lo suficiente”, porque considero que este cine puede tener un gran impacto sobre la sociedad”.
Para Zamora, los festivales hacen que las películas puedan tener una gran distribución nacional, aunque “con cada película está todo en el aire” antes de contar con su reconocimiento. Para ejemplificarlo Blanes ha aprovechado el coloquio para destacar una anécdota en la que Zamora, tras el éxito de Alcarràs, le dijo a Carla Simón, que “podían grabar dos películas o tres más”.
“Que una película reciba reconocimiento en los festivales le abre las puertas a otras oportunidades. Para mí recibir un premio supone saber que ese apoyo sí que va a estar de aquí en adelante, que vamos sobre seguro”.
“El cine español tiene que viajar más, siempre que una película española sale a los festivales, funciona. En cine tienes que hacer mil películas para que salga una buena, esto es una cosa de estadística, pero cuantas más salen al exterior más posibilidades tenemos de triunfar".
“Para el posicionamiento las asociaciones son fundamentales, es fundamental alzar la voz conjuntamente e ir a hablar con las instituciones para decirles que necesitamos. Trabajar con asociaciones y con mis compañeras me hace que veamos que todos remamos en la misma dirección y que vamos juntos intentando mejorar el sector”.