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Inauguración de Aristocrazy

Más aristo que crazy

La firma de joyas Aristocrazy inaugura su tienda en la calle Colón con una exclusiva fiesta

6/11/2015 - 

VALENCIA. El pasado 29 de octubre, la firma de joyas Aristocrazy inauguró su nueva tienda en Valencia situada en la calle Colón. Éste es el segundo establecimiento de la marca en la ciudad y el más grande de todos ellos, sin olvidar su estratégica localización: en la calle más comercial de Valencia, con un vecino de enfrente tan atractivo como Apple y, según cuentan desde la firma, registrando una acogida espectacular desde que abrieron al público hace un par de meses. Son todos ellos motivos más que suficientes para que Aristocrazy lo celebrara por todo lo alto organizando una fiesta de inauguración a la medida exacta de su filosofía de marca: lujosa y accesible.

Lujosa, porque no todos los días se tiene la oportunidad de, un jueves cualquiera, brindar rodeados de joyas -algunas de ellas con diamantes-, ni que entre los invitados haya una representación tan exclusiva y variada de mundos tan diferentes como los de la empresa, el fútbol, la moda, la televisión, el diseño o la arquitectura. Lo de accesible, en cambio, es relativo ya que a la fiesta se entraba con rigurosa y exclusiva invitación. No me culpen si no recibieron la suya, el mundo no lo he inventado yo. La limitada lista de invitados consiguió evitar el tumulto, el petardeo excesivo, que no pudiéramos levantar ni siquiera la copa o que acabáramos clavándonos el clutch de alguna señora entre costilla y costilla, como suele pasar en otras circunstancias similares. Nada de eso ocurrió en Aristocrazy porque fue una inauguración elegante y porque, a pesar de que ninguno de los invitados se lo quiso perder, la perfecta organización consiguió que todos ellos disfrutaran, entre brindis y brindis, de la distancia adecuada para pasear entre las vitrinas y deslumbrarse con el brillo del oro y de las piedras preciosas de las joyas.

Dejaremos entonces lo de accesible en su definición más abstracta, en esa que hace referencia al trato cordial y amable entre desconocidos porque, a pesar de la ensalada de personalidades y personajes tan dispares allí reunidos, todos parecían mezclarse en perfecta armonía.

Clásicos trajes de chaqueta y corbatas se juntaron con estilismos trendys de jovencitas blogueras, fashionistas y clientas incondicionales de la firma, todas mujeres muy multitalented, como definen desde la firma el perfil de su “mujer Aristocrazy”.

Entre los señores con traje destacaban Emiliano Suárez de la Villa, presidente ejecutivo del grupo Suárez, un sonriente Juan Suárez, asistente ejecutivo de Aristocrazy, Manuel Colonques, presidente de Porcelanosa que acudió acompañado de su esposa Delfina Sanz, su hija María Colonques y el marido de ésta, Andrés Benet. A los Suárez y los Colonques les une una gran amistad desde hace años. Una joya y un buen alicatado cerámico son para toda la vida, no hay quien lo dude.

También del club del traje y corbata, acudieron el expresidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, Rafael Aznar, otro ex-, el exfutbolista del Valencia CF David Albelda con traje pero sin corbata y con su mujer Vicen Fernández de verde y ceñida. Otros caballeros acudieron sin traje pero igualmente elegantes, como Emiliano Suárez, director de marketing estratégico del grupo Suárez, Lucas Zaragosí y Adrián Salvador de Siemprevivas o el arquitecto Ramón Esteve.

No las llaman it-girls por una cuestión generacional pero ellas tienen estilo, me refiero a mujeres como Blanca FiteraSol Candela, o algunas clientas “señoras del Eixample” -como yo las llamo-, que se dejaron ver también por allí. Y es que Aristocrazy no entiende de edades y como me comentaba Juan Suárez, su clientela abarca un rango de edad muy amplio. A las pruebas me remito.

Los hermanos Suárez, Juan y Emiliano, ejercieron de perfectos anfitriones atendiendo a medios, amigos y clientes, explicando entre otras cosas el motivo de que una vespa aparcada en la puerta de la tienda recibiera a los invitados y fuera la protagonista del photocall. La culpa es de Italia, concretamente de Milán que es la ciudad en la que se inspira la colección de joyas de esta temporada y donde se ha fotografiado la campaña firmada por el conocido fotógrafo de moda Sergi Pons.

Pero volvamos a la fiesta que, al final, tuvo más de aristo que de crazy. El crazy se quedó solamente en la mesa de mezclas del Dj Borja Agramunt de “Kaspar and Hauser” encargado de ponerle ritmo al evento y en algunas confidencias entre amigas y sorbos de champagne escuchadas sin querer -evitarlo-. Aunque ahora pienso que lo realmente crazy hubiera sido volver a casa a lomos de la Vespa de la entrada, a toda velocidad y dejando en el camino un reguero de gasolina y de destellos de las joyas Aristocrazy. Como si esto fuera Milán pero mejor, porque es Valencia y ni hace tanto frío ni es tan gris.

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