El cancionero de la València arquitectónica según alguna de sus voces
VALÈNCIA. Sucede, nos sucede, que en ocasiones la arquitectura y la música se emparentan en ese limbo entre oído y vista. Nadie sabe cómo ha sido, pero la mezcolanza se produce por factores que incluyen el contexto histórico, la autoría emparentada o, en lo más probable, una cuestión puramente sensitiva. Este edificio me recuerda a esta canción, esta canción me recuerda a este edificio. Los planos pueden ser partituras.
Una de las representaciones más evidentes de este poder simbiótico sucedió con Erótica techno en la arquitectura valenciana, el proyecto de Ricardo Ruiz, Daniel Escobedo, Débora Domingo y Mario Montesinos. Con música de Domen & Sou Allen, vídeo de Sergi Palau y la fotografía del propio Ruiz, la obra encendió las conexiones entre la arquitectura del movimiento de València y la música techno.
Desde esa chispa, esta playlist. El cancionero de la València arquitectónica según alguna de sus voces.
Por Maria Donnini y Maria Grifo (PianoPiano)
“La música ligera de los años 60 que bebe de la bossa nova por lo instrumental, de la música italiana de la época por lo cinematográfico y emocional. Con algunas pinceladas disco en una fase más tardía y que también es un poco kitsch en la instrumentalización, además los coros la hace que sea elegante a la vez que un poco nostálgica, optimista y divertida.
Una música que acompaña un estilo nuevo de entender la arquitectura -el desarrollismo- que invitó a gran cantidad de gente a acceder a las nuevas oportunidades que ofrecía la ciudad. Una mezcla entre la velocidad del capitalismo acompañado por un ritmo fresco y popular”.
Canción y edificio: No llores, mi amor, de Julio Iglesias y El grupo 8 de marzo, antiguo Antonio Rueda, finalizado en el año 1972. “Aunque las intenciones iniciales fueran buenas (interacción social y viviendas sanas), la velocidad y la necesidad de construcción hizo también que muchos proyectos no estuvieran bien ejecutados o tuvieran déficits diversos y esto añadido a la falta de mantenimiento ha hecho que lleguen a nuestros días con bastantes carencias. La canción de Julio Iglesias es también nostalgia por un futuro no acontecido, que ansiaba un futuro mejor y más brillante, pero difícil de alcanzar en un contexto de dictadura y tristeza”.
Por Ricardo Ruiz (Altre Estudi)
“Lo que hemos trabajado Daniel (Escobedo) y yo dentro del proyecto Erótica techno en la arquitectura valenciana es un techno industrial, que a mí personalmente me remite a la arquitectura brutalista o a la arquitectura del movimiento moderno. Porque pesa mucho el ritmo sobre la melodía y todo se muestra claro, contundente formalmente, sincero, sin revestir. Es la contundencia del hormigón visto, terrácea y traída directamente del subsuelo. También son sonidos metálicos e industriales que podrían remitir a la construcción o la imaginería de la máquina y el trabajo obrero. Son patrones y ritmos como los de los brise soleil que te protegen del sol para ahorrar energía en una fachada y que, cuando la recorres perpendicularmente, bien podrían ser el patrón de una línea de tiempo marcando los bpms cuando le das al play de una canción o el dibujo de una planta sobre pilotis. Luego hay vertientes del techno más melódicas o más psicodélicas que me llevarían a otros tipo de formas arquitectónicas, colores, materiales y paisajes sonoros”.
Canción y edificio: Teatre Musical y Teatre Musical. “El tema producido por la discjockey y arquitecta valenciana Lucía Gea que se llama Teatre el Musical y que ha salido por el sello valenciano Iwashi Records”.
Por Maria Aucejo (arquitecta, autora de Late to the party)
“M’interessa ampliar la definició de l’arquitectura postmoderna més enllà del brutalisme, i així abarcar altres edificis amb menys crudessa però el mateix interés que tenim al nostre paisatge. L’arquitectura brutalista sempre s’associa a l’esglaiament, prenent-se molt seriosament, però per a mi la postmoderna que tenim a València evoca a l'electrònica lleugera i Italo disco de Pino d’Angiò i Franco Battiato”.
Cançó i edifici: “Plantasia, de Mort Garson, per a La Casa de l’Aigua, de Vetges Tu i Mediterrània Arquitectes”.
Por Pablo Camarasa (Fran Silvestre Arquitectos)
“Asociaría la música clásica a la contemporaneidad arquitectónica, ya que la misma es tan extensa y variada como los distintos estilos que se vienen dando desde el siglo XX hasta hoy en la arquitectura. Si bien en el caso de la arquitectura la diversidad formal o estilística se desarrolla en un lapso de tiempo menor, la producción ha ido evolucionando en distintas direcciones tal y como ocurre con la música clásica. Para quienes no somos especialistas en música, los compositores quedan recogidos bajo un mismo paraguas, independientemente de su lugar de procedencia y de su estilo, dando lugar a una suerte de conjunto internacional, tal y como ocurre con los arquitectos desde las primeras décadas del siglo XX en adelante. En ese sentido el brutalismo en arquitectura y el romanticismo, o el posromanticismo en música, pueden entrelazarse. Una búsqueda de la honestidad desde un punto de vista formal, una línea de pensamiento que vira hacia lo utópico y una acogida social capaz de suscitar sensaciones muy diversas y enfrentadas, convirtiendo a sus obras ocasionalmente en polémicas, son aspectos comunes”.
Canción y edificio: Sinfonía Nº2 de Gustav Mahler, primer movimiento, y la Facultad de Derecho (actual Facultad de Filosofía) de la Universitat de València. “Existe una relación muy clara entre la obra de Gustav Mahler y la producción de Moreno Barberá. Rotundidad material, agresividad en el buen sentido de la palabra, y controversia”.
Per Pau Olmos, arquitecte
“El cas que em ve al cap, tal vegada seria el d’aquelles arquitectures centrades en referir amb un mínim de mediacions possibles aspectes funcionals, compositius i constructius, cap a una concentració en allò atmosfèric. Em ve al cap l’obra d’alguns arquitectes japonesos com ara la de Sejima i Nishizawa, o la de l’arquitecte suïs Philippe Rahm. També les Prada Poole o les de Cristina Díaz i Efrén García d’AMIDCERO9. Les seues arquitectures tenen en comú un determinisme tecnològic estretament lligat a la termodinàmica: a l’aire. Una estratègia que posa el focus en les condicions i les variables atmosfèriques per descarregar paulatinament les jerarquies espacials. En definitiva, unes arquitectures que poden interpretar-se com una mena de <<neomaterialisme>>, ja que traslladen el pes des de la tectònica tradicional cap a la manipulació de l’aire i que personalment em remeten als camps sonors de certa música electrònica o l’ ambient”.
Cançó i edifici: Satèl·lits d’Orxata Sound System i Institut Lluís Vives. “Em porta a la meua època allí, concretament al seu claustre enjardinat. Eixe buit central és aire i res més. Un paisatge sintètic però mutant en un estat de fricció e interacció constant. Una arquitectura arrelada en el coeficient de fregament entre l’aire, les persones i els afectes que aquestes dissipen”.
Por Mario Valle (estudiante de arquitectura)
“Con la estética de la música urbana en España (que es el paraguas bajo el que se engloban de mejor o peor manera los estilos musicales latinos: trap, reguetón, dancehall…), ocurre que podemos encontrar dos etapas: una, la de finales de la década pasada, que es una amalgama de costumbrismo, decadencia industrial y estética kitsch; y una segunda ya en los nuevos años 20, donde los artistas que emergieron bajo esta denominación han conseguido hacerse un renombre internacional y reflejan en su estética esta evolución, vinculándose a obras de arquitectura más emblemáticas (como C. Tangana con el brutalismo de Oiza y Carvajal en Madrid, o BadGyal con RCR y Bofill en Cataluña). Ya no buscan tanto ser un reflejo de la periferia de la que parten, sino de crear un paralelismo con estas obras icónicas que en su día dejaron su marca en la historia tal y como ahora están haciendo ellos, que cuentan con mejores medios y sus proyectos tienen aspiraciones distintas”.
Canción(es) y edificio(s): Malamente, de Rosalía, y la explanada del Parking de Nuevo Centro. “De la primera etapa decadente y costumbrista hay muchos candidatos, algunos que ya han sido utilizados como escenario, como el pasaje de Germanías por Ms. Nina o las taquillas de BBAA por Carlo Frio. Sin embargo, en mi opinión, el escenario que más encajaría sería la explanada del Parking de Nuevo Centro, un no-lugar atrapado en el tiempo, anacrónico en los tiempos de Amazon, el metaverso y los coworking. No me cabe la menor duda de que si Rosalía hubiese nacido en el cap i casal habría grabado aquí su Malamente rodeada de coches, adolescentes haciéndose fotos para Instagram y con los rascacielos de las Cortes Valencianas y las ruinas del antiguo hospital de la Fe de fondo. Muy “tra tra” todo”. Para la segunda etapa, y aunque el brutalismo del Espai Verd era un potente candidato (que ya fue usado por Dellafuente en su videoclip de Cowboy), me decanto por la Pagoda. La torre construida sobre el desaparecido palacio de Ripalda para la burguesía setentera sería el elemento de deseo con el que cualquier músico que sacase su “El Valenciano” querría vincularse. Sería la mejor forma de decir: “Miradme donde estoy, entre la élite, contemplando la ciudad desde lo alto, haciendo historia.”