La portuguesa presenta su última exposición en el centro tras haber dejado la dirección artística mientras la fundación no aclara quién la sustituirá o su programación de 2024
VALÈNCIA. El futuro de Bombas Gens sigue marcado por unas incógnitas que sus gestores esquivan aclarar. En este año se ha anunciado la intención de la Fundación Per Amor a l’Art de donar parte de su colección a la Generalitat, un anuncio a golpe de comunicado todavía por aterrizar. También se ha efectuado la marcha de su directora artística, Sandra Guimarães, que tras una breve aventura en València ha abandonado el proyecto para asumir la dirección del recién creado Museo Helga de Alvear de Cáceres, cargo al que ha accedido a través de un concurso abierto, tal y como anunció el centro extremeño el pasado mes de mayo. Meses después, las cuestiones en torno a las negociaciones con la Generalitat, el cambio de dirección artística y el futuro de su programación -todavía no se ha desvelado ningún proyecto para 2024- siguen sobre la mesa. Las incógnitas, sin embargo, continúan sin una respuesta clara.
En este contexto se presentaba este viernes la última exposición del centro, Timm Rautert y las vidas de la fotografía, de la que es cocomisaria la propia Guimarães. La portuguesa se encargó de liderar el recorrido sin la presencia de la vicepresidenta de la Fundació Per Amor a l’Art, Susana Lloret, quien antaño era la encargada de dar la bienvenida a los presentes. En esta ocasión, Guimarães se encargó de conducir el acto a pesar de estar ya desvinculada del proyecto y sin saber quién la sustituirá. Si es que se cubre su plaza. Sola ante la prensa, la exdirectora no hizo referencia al asunto durante su parlamento inicial, más allá del habitual agradecimiento al equipo del centro por su trabajo para dar forma a la exposición. La cuestión, forzosamente, sí ocupó una parte del turno de preguntas, siendo además esta la última muestra que la vincula a la fundación.
Sola ante la grabadora, expresó: “Estoy cerrando un ciclo, aquí soy cocomisaria”. De nuevo, preguntas sobre el centro valenciano. “Soy directora Museo Helga de Alvear. Aquí estoy como cocomisaria. Me complace compartir este proyecto con todos los valencianos”. Sin más interlocutores de la fundación en la sala, se cierra el turno de preguntas. El centro salva así la que, previsiblemente, será su última presentación a medios de comunicación del año, un encuentro en el que siguen sobre la mesa no pocas incógnitas con respecto a sus próximos pasos.
Por lo pronto, ni se ha presentado programación de 2024 ni sus canales de comunicación informan de novedades al respecto más allá de la exposición de Timm Rautert presentada esta semana, una muestra que se podrá ver hasta abril de 2024. Junto a esta también se puede visitar la exposición Earth: a retrospective, que abrió sus puertas en verano de 2022 y que, según se especifica en la web del centro, continuará hasta al menos el verano de 2024, pese a que inicialmente estaba programada hasta el 4 de junio de 2023, lo que da cuenta de la reducción del proyecto artístico del centro desde que abriera sus puertas. Esta cuestión, claro, está íntimamente ligada a la del vacío en la dirección artística, un puesto que debería encargarse de la posible futura programación y sobre el que la fundación todavía no ha arrojado luz.
Con respecto a la donación a la Generalitat de parte de su colección, además, hay que añadir una cuestión importante: se comenzó a negociar durante la anterior legislatura, con unos interlocutores que ahora no son los mismos pues, tras las pasadas elecciones autonómicas, la gestión del área de Cultura ha pasado de Compromís a Vox. Fue en noviembre cuando la Fundació Per Amor a l’Art y la Generalitat Valenciana anunciaban el inicio de un proceso de negociaciones para concretar medidas de colaboración que den “un nuevo sentido al centro cultural Bombas Gens”, un acuerdo que pasaba por buscar un “encaje real” entre el centro privado y IVAM, explicaron entonces. Fue en febrero cuando se concretó que esto pasaba por la donación de parte de su colección. Desde el ámbito comunicativo el movimiento se antojaba un tanto extraño, pues habitualmente la administración pública no acostumbra a compartir movimientos de tal envergadura en una fase tan inicial, algo que incluso provocó en un primer momento algún que otro choque de versiones. Por el momento, no hay más novedades al respecto.
Este fue el marco en el que abrió sus puertas la exposición Timm Rautert y las vidas de la fotografía, un proyecto diseñado en colaboración con el Museum Folkwang de Essen (Alemania), que llega ahora a València en una versión ideada específicamente para Bombas Gens que suma 350 piezas, entre ellas varias pertenecientes a la Colección José Luis Soler Vila (anteriormente llamada Per Amor a l’Art). El recorrido da cuenta de la versatilidad temática y metodológica de la obra de Rautert, que también “puede entenderse como reflejo y consolidación del canon fotográfico a lo largo de los años y la llegada del mismo al contexto museístico”, explican desde el centro.
Comenzando por los primeros trabajos experimentales de Rautert como alumno de Otto Steinert, la exposición muestra sus series de retratos más emblemáticas como Deutsche in Uniform (Alemanes de uniforme), así como collages artísticos y la instalación fotográfica L'Ultimo Programma, realizada en 2015. "Desde que tengo uso de razón, la fotografía ha sido el medio visual que me ha definido. Pero, afortunadamente, la fotografía no existe. Pronto tuve claro que lo decisivo es la forma en que se utiliza el medio, sus posibilidades sociales y estéticas. Utilizadas en sus respectivos contextos, las imágenes fotográficas iluminan nuestras vidas y les dan sentido. Nos vemos vivir", expresó el propio artista.
La exposición dibuja un relato en el que se recorren cinco décadas de producción en la que las obras no solo conviven, sino que también se interpelan. Lo hacen de manera explícita cuando enfrenta en la sala las fotografías que realizó en Nueva York y Osaka hace medio siglo con unas copias a partir de los mismos negativos realizadas en 2012 que ofrecen una nueva mirada a las imágenes. También muestra Bombas Gens la serie de fotografías que realizó en el cabaret parisino Crazy Horse en 1976 por encargo de la revista alemana ZEITmagazin, unas imágenes que retratan a las distintas bailarinas en su camerino y que, expresó el fotógrafo, ahora "sería imposible hacer este tipo de trabajos". La exposición se podrá ver en el centro hasta abril de 2024.