VALENCIA. Aun a riesgo de parecer carca, no hace tanto que para hablar por teléfono, hacer fotos y escuchar música era necesario ir acompañado de un buen puñado de gadgets. A base de prueba y error, la experiencia ha dirigido a las empresas tecnológicas a otro camino. La época de la multiplicación de dispositivos hace tiempo que acabó para pasar a la de concentración de utilidades en un solo producto. Esta tendencia, que tiene como máximo exponente el teléfono móvil, parece ser de difícil digestión en otras áreas que tratan de asimilar centenares de posibilidades y, al mismo tiempo, habituar al consumidor a las mismas. En el terreno de la moda inteligente, es Valencia la ciudad donde se está cocinando un proyecto que trata de dar respuesta a deseos aparentemente sencillos pero de difícil traducción material. Sepiia 2080 (sí, con dos íes) es la empresa local que trabaja por, tecnología mediante, lograr confeccionar prendas que, entre otras cualidades, no se manchen o no huelan.
Parece sencillo pero no lo es. El proyecto, apoyado económicamente por la plataforma Lanzadera, nace de la mano del joven Federico Sainz de Robles, Ingeniero en diseño industrial y formado en moda por el IED, quien se desarrolló dentro del departamento de Innovación en moda del Instituto Tecnológico Textil de AITEX y, entre otras aventuras, ha trabajado en Nueva York para la diseñadora Suzanne Rae. “Cuando empecé a trabajar hace cuatro años en AITEX la relación entre moda y tecnología no existía, sonaba a chino. Poco a poco los usuarios son más conscientes de su importancia, especialmente por cómo se ha desarrollado en las prendas deportivas, un buen ejemplo de textiles técnicos para el usuario medio”, explica el CEO de la firma. Aunque con inicios titubeantes, expertos internacionales reunidos el pasado mes de enero por el por el Centro Tecnológico de Catalunya Eurecat situaron la previsión del volumen de ventas de ropa inteligente en el mundo para 2018 en 135 millones de euros.
Tras participar en numerosos proyectos de aplicación de tecnología a la industria de la moda, Sainz de Robles descubrió cómo los materiales técnicos poseen propiedades que pueden ser utilizados para prendas de vestir. Tejidos que no se manchan, que no huelen, o que no se arrugan, pero que sin embargo hasta ahora solo eran utilizados en sectores muy tecnificados, como la industria militar, los textiles para medicina o automoción, o el floreciente mercado del deporte. Motivado por los casos de éxito que ya empezaban a verse, como el de la chaqueta Baubax, que consiguió 9 millones de dólares para su producción a través de la campaña de micromecenazgo Kickstarter en apenas 40 días, nació la empresa valenciana, cuyo primer paso fue hacer un estudio sobre cómo podría encajar su producto en el mercado, entrevistas a 200 usuarios con las que han determinado el qué antes de enfrentarse al cómo.
El primero, aunque no último, de los productos que lanza al mercado –actualmente en fase de pre-order y con un lanzamiento previsto para noviembre- es una camisa con la que la empresa quiere crear una alternativa en un mercado de la moda inundado por prendas de tendencia, que se producen “bajo unos pobres estándares de calidad medioambiental, y en unas condiciones laborales muy cuestionables en la mayoría de los casos”. Esta camisa, pensada para usar en el día a día, da un paso más allá de la ropa deportiva incorporando la tecnología más destacada de la indumentaria técnica junto con el know-how de la sastrería clásica. El tejido es transpirable, presenta repelencia a los líquidos, no se arruga y elimina los olores del sudor gracias a sus propiedades antibacterianas.
El patrón, desarrollado utilizando el conocimiento de la sastrería clásica junto con un extenso estudio de biomecánica y anatomía, hace que la prenda se adapte a los movimientos del usuario, una pieza creada bajo los parámetros de sostenibilidad y ética laboral y, de manera consciente, de producción 100% marca España, “desde el hilo a la confección final”, explica el CEO de la empresa. “La tecnología textil tiene capacidad de hacer cosas asombrosas, es algo no tan alejado de la realidad. Uno de nuestros grandes objetivos es que no queremos que quede como una marca de ropa técnica sino que sean prendas de día a día y que también destaquen por su estética”.
Si la primera tanda consta de seis modelos de camisa, los siguientes pasos irán dirigidos a un polo inteligente y una segunda fase centrada en la moda para mujer, pequeños grandes pasos en los que, aunque actualmente comercian exclusivamente a través de su canal online, no descartan generar colecciones cápsula de la mano de diseñadores de renombre. Fundada dentro del programa Lanzadera y con el apoyo técnico del Instituto Tecnológico Textil de AITEX, Sepiia 2080 suma en la parte creativa y de dirección de arte a Paloma Mariné, artista gráfica que ha trabajado con uno de los estudios más punteros de Madrid, Bandiz Studio. Por cierto, el nombre viene con juego: por una parte, la capacidad de la sepia para adaptarse al entorno mutando su piel; por otra, se usó este color el fotografía para generar un producto más resistente. Ahora, hay una tercera sepia, la Sepiia 2080.
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