Hoy es viernes de visitar el viñedo en compañía, porque vamos a escuchar y catar a un viticultor de los que son todo amor.
Hablamos de Javi Revert y su Valle dels Alforins, ese del que ya hemos comentado algunas cosas por aquí. En la Font de la Figuera, Valencia de interior, altitud y cepas viejas. Las que decidió recuperar. En mezcolanza de uvas que van de la monastrell a las más autóctonas arcos, mandó, bonicaire y más. Y en un pispás estamos viendo ese paisaje extremo de terrazas que no son de terraceo, sino de ver crecer las plantas que llenarán botellas de cosas bellas. Bancales de tiempos moriscos. Historia para comerse a mordiscos y seguir subiendo riscos hasta alcanzar el placer al beber. Con vinos como su propuesta para el Club Matador de este año. Proyecto de arte y vino que, aunque es de sobra conocido, trataremos en profundidad otro día, tía. Que ahora nos centramos en lo de Javi y es el Juana Vasconcelos. Arcos, simeta y foradà que es paseo por el mediterráneo a paso ligero, pero seguro. Primeras experiencias con lo del fudre y oye, fenomenal y tal. Porque es longitud y seriedad sin estrujar cerebros, que queremos desenfado. El de pedir a cada fruto lo justo y necesario para que dé de sí lo bonito. Y vaya si lo hace con interesante compañía y unas judías verdes estofadas.
Vinos de pueblo con lo mejor de antes, ahora y para siempre. De continuar caminos sin escribir, que también se plasman en su Simeta 2021. Arcos a tope de ful en barricas de las grandotas para lograr ídem resultados. Parcela de los 70 y tan calcárea que se hace respetar por ser una sabia. La que corre por sus viñas en modo uve que no ve doble por mucho que lo beba. Y estará fenomenal con una prueba, pero que sea de matanza.
Alegrías para un cuerpo que se pone rumboso ante esa agricultura tan ancestral que se desvive por cada varietal y que los arebuja en ideal, como ocurre también con el Sensal 2022. Monastrell, bonicaire y garnacha con sus particulares e individuales elaboraciones. Sensaciones para que los indígenas sepan que esta es su casa. De arriba para abajo por esos escalones naturales en desfile que no es de moda, porque tiene su por qué. La pieza que sápida lo pide rápida, porque tiene claro que quiere un arroz con bichos del campo.
Y, mientras tanto, seguimos saboreando y pensando, porque vamos a ir terminando. Con un blanco, que le toca al Micalet 2022 dar el penúltimo paso de este baile. Tortosí, trepadell, malvasía y merseguera que no son cosa cualquiera. Retrepadas en la Penya Foradà a más de 700 metros y sin miedo a los retos. Que estamos dispuestos a tomar lo que venga desde el noroeste y mirando en todas las direcciones. Porque todo lo que se ve es de despertar aficiones de las buenas, y aún mejores con un queso de oveja. Y, así, sin ninguna colleja, nos despedimos hasta nueva orden, que toca disfrutar del veranito.