Qué comer y cómo sobrevivir a una comida navideña siendo vegano
VALÈNCIA. La oveja negra de la familia, el drama se sienta a la mesa. Da igual que seas vegano, celíaco o que hayas dejado de comer azúcar. Nadie va a entender que en Navidad rechaces un bombón o una loncha de jamón serrano. “¡Pero si solo es un bocadito!”.
Ya teníamos el típico drama familiar, del que hasta le tele se ha hecho eco haciendo una campaña sobre “cómo evitar discusiones en Navidad”. Pues ahora sumamos otro, nos gusta el riesgo. Aunque la Navidad oficialmente ha pasado, para mí no se acaba hasta el 6 de enero. Así que no cunda el pánico, convivir en la mesa, es posible.
El tema empieza cuando se diseña el menú de nochebuena o de Navidad. Hay que estar al loro, la oreja puesta y los ojos bien abiertos. Te informas y … parece chungo. Tus abuelos quieren paletilla de cordero, marisco, fiambre, queso y la verdura pa’ cuándo. Ante este panorama, tienes dos opciones que barajar. La primera, que te encargues de cocinar tú. Para ti, para todos o para los pobres marginados de la mesa si sois varios. La primera opción para mí, fue inviable. Mi cocina en Navidad da más miedo que el primer día de Rebajas. Obvio elegí la segunda opción: encargar el menú.
La respuesta me apareció por sorpresa la verdad, no tuve que buscar mucho. Es la magia de seguir en Instagram a todos los restaurantes vegetarianos de Valencia. “Menú vegano navideño de La Rogeta”. Podías elegir platos sueltos individuales, platos para compartir entre varios comensales o directamente un menú individual. Yo con la comida siempre voy a por todas, así que sin duda el menú individual. Así probamos un poco de todo.
El menú constaba de 6 platos. Empiezas con una crema de Daikon, boniato morado y leche de coco, mientras picas unas tostas de queso vegano con ajo y romero, ante los atentos ojos de tu abuelo (o el mío), quien mira atónito tu comida porque eso no es comer como Dios manda. Seguimos con un pudin de Calabacín y Tomillo con pesto de Albahaca. Este enamoró a la mesa entera, porque todos probaban. Esa es otra. No olvides, cuando pienses en tu comida navideña, prever unas raciones para los curiosos. Este plato era muy ligero, preparando la entrada del siguiente: seitán Wellington con setas. Ya os aviso que a estas alturas no me cabía más comida. Con ese menú comen dos. Me guardo el paté de cítricos y la tarta de boniato, almendra y cacao para la comida de Navidad. Una gozada de menú.
Pero como una come con los ojos, que parece que no tenía suficiente con el menú, vamos a encargar también unas croquetas veganas de Croquetea. Las preparan veganas y vegetarianas. Elegí una ración de pimientos del piquillo y otra de setas y trufa. Impresionantes de verdad. Es una tienda que se encuentra en el barrio de Ruzafa y prepara croquetas por encargo. Algunas las tienen ya listas para llevar y otras las tienes que pedir especialmente.
Pasó la noche y, para quien le quede hueco, es hora de la segunda comilona, la comida de Navidad. Por si como yo piensas que no te iba a sobrar nada de la cena, no te preocupes, que aún encargué algo más. Di que sí Raisa, que la Navidad es para comer, y quien diga lo contrario, miente.
Cerca de mi casa, el restaurante Al paladar, quien me abastece esos días que no me da tiempo a cocinar y tengo la nevera desierta. Preparan raciones de comida para llevar, y cómo no, hicieron su oferta navideña. Así que encargué una ración de canelones de verdura (veganos), rellenos de patata y calabaza con una bechamel de espinacas. Esto se lleva mi 10 por encima de todo, compitiendo ahí ahí con el queso vegano y las croquetas de setas y trufa.
Además, el drama sigue. Me dio por preparar un ponche (sin alcohol). Te miran entre risas, pero luego lo petas, porque se lo acaban ellos y tú casi ni lo pruebas. Ser vegano y abstemio en Navidad es amar el riesgo en la mesa, nivel paracaidista.
En fin, que no es tan difícil. Opciones hay para todos los gustos, el regalo es hacerlo convivir todo en la misma mesa.