La XI Gourmet Race no fue una regata: fue una fiesta. Tanto para los miembros de la tripulación de las 31 embarcaciones participantes como para el jurado, asistentes, invitados, patrocinadores… y para un equipo organizador tremendamente entusiasta. Así es este singular evento que se celebró hace unos días en Teulada-Moraira (Alicante).
Desde hace ya once años, en el municipio alicantino de Teulada-Moraira se celebra una suerte de regata que aúna deporte, mar y gastronomía: la Gourmet Race se ha consolidado durante esta década gracias a su espíritu festivo, a su capacidad para estrechar lazos entre personas y al empuje de quienes la hacen posible (Ramón Martí, Tomás Solano, Andrés Rivero, Juan Moll y Cristina Rodríguez). ¿Las reglas? Pueden participar tanto veleros como barcos a motor, no solamente del Club Náutico de Moraira, y el equipo de cada embarcación debe realizar un recorrido por la bahía de Moraira durante 1 hora y 50 minutos mientras cocina un plato con un ingrediente elegido por la organización: este año era la lecha. A cada tripulación, además, se le hacía entrega de un producto de proximidad de alguna de las empresas colaboradoras que, en esta ocasión, fue Uvas Cabrera.
A partir de las 9:30 horas, los barcos iban saliendo, uno a uno, al ritmo de la música de un dj y animados por un público entregado a la causa. Todos ellos, pertrechados con polos rosas y gorras azul marino, detalle de la organización. Algunos, incluso, como los componentes de la embarcación Más Rizos (del armador Arturo Roldán, con Dolores Caballero y Carolina Oliva a los fogones) ensartaron además en su cabeza, a modo de diadema, una pizpireta representación del pez protagonista de la receta, la lecha. Ellos fueron los ganadores del Premio al espíritu festivo, por contagiarnos su ilusión a todos desde primera hora de la mañana con su ya tradicional disfraz casero. En algunos barcos, además, iban invitados a bordo, que eran creadores de contenido de la zona: Elena Vidal, de Alicante Street Style, en la embarcación Más Rizos. Clío Candela de Vinos desde la terreta, se embarcó con la tripulación del Ananda; Carlos Corredor Sáez de la Guía Gastronómica de Alicante, en la embarcación Carmen del Mar, así como Martha y Loren de GastroRutas iban en el barco Koko.
Dos horas después, y tras momentos muy emocionantes a bordo, fueron llegando a puerto con sus elaboraciones ya cocinadas, a falta de emplatarlos: para ello tenían 5 minutos, en una zona habilitada en el Club Náutico. Mientras, Arturo Salvetti, Chef Ejecutivo de Serawa Hoteles, y Raúl Santo Tomás, Jefe de Cocina del Restaurante Olea en Serawa Moraira estaban elaborando, sobre el escenario, un plato que luego el público asistente pudo degustar: Lecha ahumada con gelée de moscatel, salpicón de verduritas del terreno y espuma de naranja.
Una vez que cada equipo participante tenía listo su plato, los miembros del jurado los iba valorando uno a uno, puntuando la idea, la estética y el sabor. Visualmente, el nivel era muy alto, con emplatados realizados con mucho detalle y mimo. Ya en la boca, el jurado echó en falta más sabor, e incluso sal, en alguno de ellos, pero eligió cuatro ganadores a mejor plato y un ganador desde un punto de vista estético. El jurado, del que formé parte, estaba compuesto por cocineros como Emmanuelle Baron, jefa de cocina de Casa Pepa (Ondara); Ferdinando Bernardi, propietario y jefe de cocina de Casa Bernardi (Benissa); Marta Devesa, copropietaria y jefa de cocina de El Hogar del Pescador (Villajoyosa); Nazario Cano, director gastronómico de los restaurantes de los hoteles Ritual de Terra de Moraira y de Jávea; el cocinero valenciano Lenin Busquet; Carmen Collado de Vlue Arrivar y La Vie en Vlue; Carlos García Moreno, propietario y jefe de cocina de los restaurantes Dexcaro y Ossadía (Dénia); José Vicente Pérez, propietario de El Bressol (Valencia) o los comunicadores gastronómicos José Ignacio Cuenca Losada y Paula Monreal de @paufeel.
El primer premio fue para el Encebollado de lecha de la embarcación Mr. Corn de las Merche y Rosa hermanas Gregori, cocinado por el ecuatoriano Patricio Carvajal, que era el miembro de la tripulación a cargo de los fogones. “El plato estaba basado en un producto sudamericano, la yuca, y también en la cebolla roja. Cociné el pescado con las espinas e hice el caldo con la yuca. También una sal de yuca, así como un marinado con lima, limón y perejil”, contó a Guía Hedonista. ¿Su inspiración? Una receta similar, tradicional de su país, que elaboró la chef Carolina Sánchez (Restaurante Ikaro de Logroño) para representar a Ecuador en la llegada del Buque Escuela Guayas a Bilbao. Una curiosidad: el propietario del Mr. Corn era Alfredo Gregori Perepérez, padre de Merche y Rosa, actuales armadoras del mismo, y lo llamó así por la marca de kikos de Grefusa, ya que era el hijo del fundador.
En segundo lugar quedó el plato realizado por la embarcación Alzira -Moraira, del armador Agustín Gregori con Inma Benedicto a los fogones. El tercer puesto, fue para la embarcación La Blondy, con el armador José Maria Carbonell y con Lisardo Rodriguez como chef. En cuarta posición, el barco Koko, del armador David Garcia con Julia Mayans como cocinera.
El premio a la mejor presentación de plato fue para la embarcación Rapa Nui, del armador Víctor García con Alvaro Vilella como cocinero, que tras formarse en la Escuela de Arguiñano, en el País Vasco, ahora es profesor del Mediterráneo Culinary Center y también asesor gastronómico. “Hice un falso gazpacho roteño con agua de tomate, ají amarillo, vinagre de Jerez y aceite de oliva virgen extra Lágrima (Viver, Castellón). Todo ello se emulsiona y es la sopa fría del interior. Fuera, encontramos un licuado de cebollino, códium y microverduras pasadas por la brasa. La lecha la pasé por la sartén con el agua de Lourdes del restaurante Elkano, en el que trabajé”, explicó a Guía Hedonista.
En esta edición, además, se homenajeó a Francisco López Canis y a su socio Fernando Jover, fundadores de la revista Grupo Gourmets en el año 1976 y colaboradores de la Gourmet Race desde la primera edición.
Fue un día para el recuerdo, marcado por la emoción de quienes formamos parte, de una manera o de otra, de esta peculiar regata que, además, tuvo un final muy dulce: el panettone de Casa Bernardi Bakery. Una vez más, la gastronomía demostró que lo suyo es unir y hermanar a personas, aficiones y culturas.