VALÈNCIA. Gonzalo Bayarri y María Jesús González son la pareja al frente de Bayarri, una heladería artesanal en pleno paseo marítimo de la Playa de Puzol. Ahí es donde empieza este relato, hace algo más de un año, con María Jesús como protagonista. En un momento en el que, al igual que tantas otras mujeres, fue diagnosticada de cáncer de mama subtipo HER2 Positivo, el mismo que hace una década acabó con la vida de dos amigas de la familia.
La primera casualidad fue que el oncólogo encargado de llevar su caso, fuera un amigo muy cercano: el Dr. Juan Miguel Cejalvo, responsable del grupo de investigación de Biología de Cáncer de Mama de INCLIVA (Instituto de Investigación del Hospital Clínico y la Universitat de València), dentro del equipo de la Dra. Ana Lluch.
La relación entre médico y paciente facilitó muchas cosas, pero sobre todo una: conocer de primera mano los avances en investigación y, especialmente, en el desarrollo de un tratamiento muy efectivo contra este tipo de tumor. Un hecho que, además de permitir que esta historia sea una historia superación, fue revelador para la paciente: “En ese momento fui consciente de que mi recuperación era posible solo gracias a la inversión en investigación”.
La gestación de La Venuseta
María Jesús, artista plástica, toma la decisión de iniciar un proceso de recaudación de fondos a favor de INCLIVA y, muy pronto, la idea inicial cobra una forma muy concreta. Se propuso que harían un polo solidario con un diseño especial. Así es como lo cuenta ella: “Pensé en la Venus de Milo como símbolo de belleza clásica. En su caso, una belleza mutilada, ya que no tiene brazos. Algo que, sin duda, la convierte en una escultura más singular e icónica. Si además le quitábamos un pecho, añadíamos un giro conceptual y simbólico a la figura. De este modo, también hacemos un pequeño homenaje a todas las personas que han sufrido la enfermedad y han pasado por el trauma de la mastectomía. La Venuseta visibiliza y reivindica otras bellezas”.