VALÈNCIA. No es fácil describir una exposición cuando quienes la conforman defienden que “o el arte te habla por si mismo o, si te lo tienen que explicar, ha fallado como arte”. Es por ello que Wences Rambla (Castellón, 1948) prefiere mostrar su obra sin trucos, cruda a pesar de tratarse de 37 piezas con las que revisita cuarenta años de producción. “A las artes visuales les sobra literatura”, confiesa. Es así que el artista hace balance de su trayectoria con una gran retrospectiva que acoge desde ayer el Centre Cultural La Nau, una exposición que se podrá ver hasta el próximo 30 de abril y en la que el centro repasa una carrera marcada por el arte "innato" e "instintivo" que viaja desde el informalismo de sus primeros años como pintor hasta el arte digital, pasando por el realismo social, la abstracción geométrica y los paisajes.
El ahora catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Universitat Jaume I recordó durante la presentación cómo su pasión por la pintura le vino mucho antes de adentrarse en la docencia. Así las cosas, recordó Rambla como, en lugar de coger el móvil o la tablet, cuando él iba al colegio dibujaba “garabatos” por debajo del pupitre de clase, o cómo, cuando su madre compraba carne, él se quedaba el parafinado con el que la envolvían en la carnicería, lo lavaba, lo tendía, lo planchaba y lo utilizaba para sus creaciones. "Fui un reciclador", bromeó. La exposición fue presentada ayer por el vicerrector Antonio Ariño, quien mostró su satisfacción por una propuesta que “enriquece la colección Martínez Guerricabeitia y visibiliza el arte contemporáneo valenciano”; el director de Actividades, José Pedro Martínez; el comisario, Pascual Patuel, ideólogo del discurso que sigue la exposición; y el mismo pintor, que repasó cada una de sus etapas artísticas, desde el dibujo hasta la fotografía digital, pasando por el arte comprometido y el realismo social, todo ello vertebrado por el lenguaje geométrico.
“El arte es otra forma de ver la vida”, explicó Wences Rambla, que destacó el poder de la “experiencia estética” frente a la sobreinformación aunque, cuidad, es a través del arte contemporáneo que, explica, se puede conocer la historia del arte hasta el antiguo Egipto. Una fuente de referencias, siempre visuales. Según explicó el profesor Patuel, el auntor se aleja, por ejemplo, de la geometría rígida que propugnaba la Abstracción Geométrica de principios del siglo XX, motivada por una necesidad de romper los esquemas del realismo tradicional decimonónico, y se apropia de ella haciéndola suya e interiorizándola. “La geometría de Rambla es más dinámica, más subjetiva, nada ortogónica, más sugerente, menos ortodoxa”, afirmó el comisario, quien ha comisariado exposiciones anteriores organizadas por el Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana y por el Museo de Bellas Artes de Castelló en torno a la obra del artista. “A mi obra siempre le acompañan estructuras geométricas, pero el color, la composición, etcétera, son realmente los que se disputan el partido en el terreno de juego de los elementos plásticos, que es el cuadro”, explicó el propio artista.
Rambla es un prolífico pintor, tal y como lo define Pascual Patuel, “un hombre de la posmodernidad con una mirada creativa sobre las vanguardias anteriores a su tiempo”, teniendo en cuenta que sus primeras creaciones ven la luz a finales de los años 60. El lenguaje abstracto acompaña a Rambla desde sus inicios, si bien la primera etapa del autor, entre 1968 y 1973, se centra en el naturalismo y la pintura informal, piezas en las que usa materiales como arena o cartón, distintos elementos cuyo uso y posterior abandono no suponen tanto puntos de inflexión en su obra, pues cada nuevo material sirve para ilustrar un relato común. Es hacia 1973 cuando desarrolla una “etapa de compromiso”, explotando la “función social del arte” o realismo social. Critica la situación política del momento hasta trascender lo local y universalizar la problemática social latente, un periodo en el que toca temas como “la violencia, la opresión y las siempre difíciles relaciones humanas”, dice Patuel.
No será hasta 1985 cuando Wences Rambla entre de lleno en la abstracción geométrica. Retoma los paisajes de los 70 y el lenguaje abstracto, lo que da como fruto un “paisajismo de talante geométrico”, una pintura de este periodo se presenta repleta de grafismos y signos caligráficos creando así un universo “peculiar, sugerente y arabesco”, muy cercano a la pintura espacialista y cinética. Este paisajismo se vuelve más metafísico y conceptual a partir de la década de los 90, donde ya no se encuentran prácticamente vínculos con el mundo natural del Wences de hace 30 años. “Rambla evoluciona hacia un espacio de creación mental, donde la estética y la investigación de los aspectos plásticos de la obra asumen un protagonismo muy evidente”, señala Patuel. Un paisajismo abstracto que, en cambio, hacia 2010, acaba por someter a un “proceso de concreción icónica”, característico en su obra hasta hoy.
Organizada por la Col·lecció Martínez Guerricabeitia de la Fundació General de la Universitat de València y comisariada por el profesor y crítico de arte Pascual Patuel, la muestra cuenta con el apoyo del Vicerrectorado de Cultura e Igualdad, que dirige Antonio Ariño, y la colaboración de Banco Santander y Heineken España S.A. Esta exposición ha sido posible gracias al apoyo de prestamistas particulares y públicos que han cedido las diferentes piezas que ahora se exhiben en La Nau: coleccionistas privados y el mismo artista han prestado obra, así como el Museo de Arte Contemporáneo de Vilafamés, la Universitat Jaume I de Castelló, Fundación Caixa Castelló y el Museo de Bellas Artes de Castelló-Diputación de Castelló.
El diálogo, organizado por el festival del libro SINDOKMA, se llevará a cabo en el Aula Magna de La Nau el próximo martes 3 de diciembre, a las 19:00h