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doce meses después

2023, el año en el que la Capital del Diseño se desinfló

Doce meses después de que València dejara de ser Capital Mundial del Diseño, la ciudad tiene pendiente desatascar el Consell del Disseny o regular su uso de la IA. La Fundació del Disseny ha mantenido una parte del calendario de actividades, aunque también acaba el curso con conflicto

30/12/2023 - 

VALENCIA. Hace ahora un año que València dejó de ser Capital Mundial del Diseño. Lo hacía tras un intenso curso en el gran parte de la agenda cultural y sectorial se había volcado con el evento, con importantes proyectos expositivos o la generación de distintos congresos y encuentros, un proyecto que en un primer momento parecía haber recibido el aplauso unánime del sector profesional. Todos a una. Sin embargo, durante sus últimos meses de vida se comenzaron a ver las primeras grietas. El sonoro aplauso dio paso a las primeras posiciones críticas, aunque entonces todavía algo tímidas, y a una despedida marcada por el tirón de orejas de Intervención por la gestión económica del evento o el atropellado desenlace del Ágora del Diseño, que costó medio millón de euros y lleva casi un año 'aparcado' en un almacén a la espera de que el Ayuntamiento le dé salida. En este sentido, cabe recordar que, al contrario de lo anunciado por sus impulsores, que se comprometieron a que la financiación privada fuera igual o más importante que la pública, fue el Ayuntamiento de València el que sustentó en su práctica totalidad el mismo con una millonaria subvención, a la que se sumó el apoyo de Generalitat y Diputació de València.

Con luces y sombras se despidió un evento que, en realidad, se dibujaba como el inicio de una idea mayor. Así, la despedida de la Capitalidad fue un 'hasta luego', pues la asociación creada para la gestión del evento dio paso a una fundación privada que se levantaba con el objetivo de mantener su “legado”. Pero, si la Capitalidad no había conseguido atraer el volumen esperado de inversores privados, ¿cómo iba a nacer esta nueva entidad? Así lo explicaba hace un año su director, Xavi Calvo, en una entrevista con Culturplaza: “Del Ayuntamiento habrá una pequeña partida, pero nosotros también hemos sabido jugar con Capitalidad para ver cómo podíamos continuar con las partidas de legado, que es parte del proyecto. Tenemos ciertos remanentes que permiten que pueda funcionar un equipo mínimo”. De esta manera se daba forma a la estructura de la Fundació del Disseny, que se presentó con dos grandes objetivos: el impulso del Consell del Disseny y del nuevo Centro del Diseño, ubicado en La Marina. 

Vayamos por partes. El Consell del Disseny se puso en marcha a finales de 2022, un órgano consultivo formado por profesionales de distinto ámbito que nacía con el objetivo de servir de puente entre el sector y la administración local. Tras unas primeras reuniones, en abril se presentaba al entonces alcalde de València, Joan Ribó, el documento La ciudad deseada, un primer informe con propuestas genéricas que no se ha llegado a hacer público ni hay constancia sobre su desarrollo. El cambio de gobierno ha dejado el proyecto en stand-by, pues el Consell del Disseny lleva sin reunirse desde antes del verano a la espera de conocer su futuro. 

En un contexto mayor, más allá de la parálisis del Consell, la relación de la administración pública con el diseño también está ahora en plena transición o en proceso de redefinición. Hace años que València, de la mano de las distintas asociaciones profesionales como la Associació de Professionals de la Il·lustració Valenciana (APIV) o la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana (ADCV), impulsó mejoras en sus sistemas de contratación y en los encargos en ámbitos como la comunicación gráfica, un escenario que ahora se muestra inestable con casos como las recientes polémicas por el uso de la Inteligencia Artificial para distintos carteles de la administración.

“La fundación quiere propiciar un Centro del Diseño con un espacio para exposiciones, para el Arxiu Valencià del Disseny, para la investigación y proyección de artes digitales y nuevas tecnologías, espacios colaborativos y de formación”. Fue en octubre de 2021 cuando la entonces embrionaria Fundació del Disseny anunció la que era otra de su grandes misiones de futuro, tal y como desvelaron durante la presentación de su imagen gráfica. “Es el objetivo número uno de la Fundación del Diseño”, señalaba Xavi Calvo un año más tarde. El sueño, sin embargo, ha quedado -al menos por el momento- en nada. Si bien en un primer momento se proyectaba en La Marina, el conflicto por el uso del espacio -la fundación pedía una cesión y La Marina planteaba el alquiler- y el cambio de gestión han dejado el Centro del Diseño fuera de juego. Sin novedad, declaraban este mismo septiembre. Por cierto, tal y como desveló recientemente este diario, en ese proyecto se integraba el museo de artes digitales que ahora va a impulsar la empresa Layers of Reality en Bombas Gens. 

Su campo de acción

Presentación del València Design Fest.

Con el Consell del Disseny en pausa y el Centro del Diseño sin desarrollar, la acción de la Fundació se ha centrado, en gran medida, este año en la producción y organización de eventos, una labor a través de la que han querido mantener algunas de las marcas creadas durante la Capitalidad así como crear otras nuevas que han salpicado el calendario cultural con propuestas vinculadas al diseño durante todo el año. En este sentido, se ha apostado por una nueva edición del congreso Fashion for Future, apoyado económicamente por la Generalitat y celebrado en el Caixaforum València, un proyecto que gira en torno a la moda sostenible y que reunió a voces como Lily Cole o Natalia Culebras, así como otras citas como el festival de conferencias Paradís, que celebraba en el mismo espacio su segunda edición. 

Otro de los puntos calientes del proyecto de la entidad llegó en septiembre, cuando se presentó el València Design Fest, una marca paraguas que nació para aglutinar a los principales eventos del sector que se celebran en esas semanas -tales como Feria Hábitat o la propia València Disseny Week- sumando algunas actividades a las ya existentes, como un ciclo de cine, con el objetivo de generar un hilo conductor entre los distintos eventos. También, entre otras labores, fueron contratados por el Ayuntamiento para el desarrollo de la candidatura de València para adherirse a la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO, ‘sello’ que consiguió recientemente.

Estos doce meses, pues, han sido los de encontrar su campo de acción una vez pasada la Capitalidad, meses en los que se ha construido pero en los que también se han desinflado algunos de sus principales objetivos. Entre una cosa y otra, además, ahora también entra en juego el propio conflicto entre los profesionales del sector por la labor que viene desarrollando desde que se pusiera en marcha. Si bien las críticas no son una novedad en sí misma, siempre se ha mantenido una imagen pública de unidad entre profesionales y asociaciones, un conflicto que ha saltado a la palestra en los últimos días, justo cuando se cumple un año de la despedida de València como Capital Mundial del Diseño. 

Acusaciones de "injerencia" en la ADCV

La Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana se alejaba de manera silenciosa la entidad ante la disconformidad de una parte de sus asociados con el devenir de la Fundació, una salida que dejaba negro sobre blanco el malestar que hace unos meses solo ocupaba corrillos, un alejamiento que se suma a la salida de distintos miembros de la Fundació. La noticia caía como un jarro de agua fría y ambas entidades emitían un comunicado conjunto en el que desvelaban que en la próxima Asamblea General de la ADCV, que tendrá lugar en febrero, serían "debatidos y sometidos a votación" los términos de la relación con la fundación privada así como su compromiso por construir un escenario basado en el “entendimiento”. Si bien el texto parecía destinado a calmar las aguas, tras él llegaba la marejada. 

Tan solo unas horas después se desvelaba que la presidenta de la ADCV, Yolanda Herraiz, había comunicado su dimisión al resto de asociados, una salida vinculada directamente al conflicto entre ambas entidades. La propia expresidenta así lo comunicaba la pasada semana, quien emitía unas duras declaraciones en las que acusaba a la Fundació de “injerencia” y de "inoculación al miedo" para que los profesionales no alzasen la voz "contra las cosas que no nos parecían bien hechas desde la Fundación en aras de no romper el 'nuevo ecosistema del diseño'". 

En estos últimos días hay otra cuestión que ha tensado la situación e imposible de obviar. Distintos profesionales del sector han impulsado un manifiesto anónimo a través de la plataforma Change en el que critican duramente la labor de la Fundació del Disseny, a la que acusan de usar una denominación genérica para “de modo equívoco” presentarse a las instituciones como representación global del sector y de “competencia desleal” al concurrir “en la prestación de servicios profesionales”. Hasta ahora, el manifiesto ha sido suscrito por más de medio centenar de personas. 

Por su parte, la fundación, aunque sin hacer referencia explícita al texto, respondía también a golpe de comunicado, subrayando que las ayudas que reciben son otorgadas “en base a estrictos baremos de valoración”, subvenciones “auditadas por una empresa independiente, así como debidamente justificadas en tiempo y forma”. “La falta de rigor al referirse bajo meras suposiciones a nuestra actividad económica debiera ampararse en hechos y pruebas constatables, en lugar de opiniones”, explicaron. En este contexto, 2024 será el de retejer algunas relaciones en un sector que antaño mostraba una fotografía de unidad y que acaba el curso con más de un asunto por resolver.

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