CASTELLÓ. En el número 70 de la avenida Rey Don Jaime, en pleno centro de Castelló, hace 150 años que abre sus puertas la librería Plácido Gómez. Su ubicación desde entonces no ha cambiado y es más, según nos cuenta su ahora responsable, Mauro Gómez, cuando su bisabuelo abrió la tienda en 1870 ya había habido en ese mismo lugar una papelería. "Un cronista de la ciudad nos explicó que hay documentos en los que consta que cuando entraron las tropas francesas a Castelló había un comercio en la avenida Rey Don Jaime que probablemente fuera este".
Décadas y décadas de oficio que han valido para que muchos vecinos empezasen o aprendieran a leer gracias a sus libros. "Es una satisfacción permanecer tantos años activos", reconoce Gómez, quien pertenece a la cuarta generación de esta familia de libreros que ahora acaba de ser premiada por la Conselleria de Cultura, precisamente, por su incansable trayectoria. "Nos ha hecho mucha ilusión. Es un año difícil en el que todo se ha ido al garete. Nos ha tocado hacer de todo y a todos. Lo hemos pasado laboralmente mal. Por eso que ahora te den un reconocimiento, la verdad que es un buen incentivo para seguir", afirma Gómez.
Fue la misma escritora y Directora General de Cultura, Carmen Amoraga, quien le transmitió este lunes la concesión del premio. Una llamada que llegó también cargada de recuerdos. "Carmen nos comentó que la primera presentación que hizo de un libro fue aquí. Recuerdo que fue por la editorial Algaida y que incluso recibió un premio".
Aun así no, no están siendo días buenos para los libreros. La crisis ha ahogado con fuerza sus templos. Muchos, pequeños negocios que han tenido que multiplicarse para poder llegar a todas partes. Algunas han apostado por los libros a domicilio, otras han empezado a abrirse al mercado en Internet. Pero si hay algo terrible de remar en medio de toda esta vorágine es, según la librería de Castelló, "la incertidumbre". "No sabes cómo actuar ni a corto plazo. En el mes de mayo teníamos que empezar a preparar la campaña escolar, pero no sabíamos si iba a haber o no vuelta al cole. Al final, comenzamos a planificarla en julio, pero de nuevo en agosto no se sabía. Con suerte, al final hemos hecho una buena campaña. Pero es como tratar de volver todo el rato a esa normalidad que no acaba de llegar".
Hace 20 años que Mauro Gómez cogió el testigo de su madre y, aunque como dice, ha vivido muchas crisis, ninguna podría parecerse a esta, sencillamente porque nunca antes habían tenido que cerrar dos meses y medio la tienda. "Es cierto que tuvimos unos meses de reapertura muy buenos en junio y julio. La gente tenía ganas de volver a las librerías, además empezaron a entrar las novedades editoriales y los clientes se animaron a comprar. Pero siempre digo que, sobre todo, en el mundo del libro no se puede sacar pecho. Desde hace tiempo han ido pegando mordisquitos a nuestro mercado y solo nos ha quedado que acoplarnos e intentar hacer las cosas todavía mejor", explica el profesional.
¿Cuál ha sido entonces el secreto para permanecer en el sector tanto tiempo? Justamente no olvidarse de la parte "ingrata" de la profesión. "Siempre está ahí esa parte romántica del negocio, pero si hemos aguantado tantos años ha sido haciendo muchos números y teniendo un equipo, por supuesto, detrás. Vender libros es bonito, pero también tienes que tener una rentabilidad a final de mes", asevera el castellonense.
Razón por la que también se han animado a saltar a la red. Plácido Gómez trabaja en la creación de una página web con la que poner en venta todos sus ejemplares. "La profesión no tiene nada que ver a cuando yo empecé. Entonces no existía la competencia tecnológica que hay ahora a todos los niveles. No estaban los libros electrónicos, ni estaba la venta por Internet a través de grandes plataformas. El libro de texto tenía un peso muy específico dentro de las librerías, pero nosotros ya no los vendemos, se encargan las mismas escuelas de gestionarlo, tampoco los libros universitarios. Es un campo prácticamente desaparecido, por eso nos ha hecho falta subirnos al campo digital", señala el librero, que añade: "Aunque hay que reconocer que no es lo mismo la compra fácil de un libro a través de Internet que venir aquí a pasar tu tiempo y ver las novedades que hay, es igualmente una ventaja que nosotros queremos explorar y compaginar".
Con todo, no hay que desconfiar en la supervivencia otros 150 años más de la Plácido Gómez. Apuntaba hace semanas un informe del Comercio Interior del Libro, que en 2019 las librerías y cadenas de librerías se mantuvieron como los principales puntos de venta frente a la compra por Internet. Y es que si algo siguen teniendo las librerías es que "son un vínculo cultural muy importante en una ciudad", asegura el castellonense. "Hay que apoyar el comercio local, porque somos nosotros los que hacemos difusión de la cultura valenciana, apoyando no solo a grandes editoriales, sino también a valencianas, a pequeñas y a obras independientes. Por más cerca que puedan estar las grandes plataformas de ofrecer también estos servicios, nunca estarán al mismo nivel", concluye el castellonense, no sin antes tirar una vez más de memoria. "Recuerdo una frase de mi abuelo que decía, para crisis la de la guerra. Y no, esto no llega a ser una guerra".
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