ALICANTE. La 25 Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos tuvo un claro nombre protagonista: Ignacio García May. El dramaturgo madrileño recibía el homenaje de la Muestra en un acto celebrado en el hall del Teatro Principal de Alicante. Diversas personalidades del mundo del teatro como Fernando Cerón, del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, o el mismo director de la Muestra, Guillermo Heras, celebraron un premio que reconocía la labor del autor de obras como El dios tortuga o Los años eternos. En la misma ceremonia se reconoció la labor de la barcelonesa Sala Beckett con el premio Palma de Alicante que ponía en valor su trabajo por la dramaturgia contemporánea.
Para Ignacio García May la noche no acabó con el homenaje recibido. Inmediatamente después se representaba, en el propio Teatro Principal de Alicante, la última obra del autor: Sofía. El gran teatro alicantino se abría por primera vez para esta edición de la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos para acoger este monólogo interpretado por Victoria Salvador. Sofía es el retrato de Sofía de Grecia, reina de España, uno de los personajes más enigmáticos de la historia contemporánea española. No en vano el misterio que rodea su figura, lleno de verdades, medias verdades o rumorología de todo tipo, es perfectamente utilizado por García May para crear un retrato humano de la que fuera reina de España durante más de treinta años, título hoy compartido con la reina Letizia.
La actriz Victoria Salvador realiza un esfuerzo titánico para que su monólogo, de más de una hora de duración, tenga varias capas y no caiga en un manido dramatismo, a veces, encontrado en este tipo de propuestas. La fuerza dramática se combina con la ligereza sabiendo jugar, tanto Ignacio García May como Victoria Salvador, con los datos históricos más dramáticos como con la información popular que todo el mundo conoce. Uno de los méritos de esta Sofía es su interés por esquivar el retrato hagiográfico o realista de Sofía de Grecia creando una visión llena de claroscuros de una figura continuamente presente en la sociedad española de los últimos años.
La obra toma su punto de partida con la ficticia muerte de Juan Carlos I, hecho que hace que Sofía rememore su vida tanto siendo una hija de la realeza en Grecia como reina en España. Pero Sofía no pretende ser un retrato cronológico histórico, ya que la protagonista rememora recuerdos de forma aleatoria durante la representación. La difícil relación con su madre, Federica de Hannover, los incidentes que desembocarían en la abdicación de Juan Carlos I, el caso Nóos o su complicado vinculo con el pueblo griego son rememorados por la actriz Victoria Salvador con un tono entre melancólico, triste y, a veces, irónico. Ignacio García May ni condena ni eleva a los altares a Sofía de Grecia permitiendo que el misterio siga presente. El aparato visual, aparentemente sobrio, es transformado, gracias a la escenografía y el juego de luces, en varios escenarios que arropan perfectamente a Victoria Salvador en todo momento.
En el homenaje que la Muestra le dio, Ignacio García May reivindicó la utilidad del teatro para hablarle a la gente. “No hay nada más inútil que el teatro inútil”, reclamaba el dramaturgo. Aunque Sofia hable de un personaje que muchos ya dan por amortizado en la sociedad española, la obra tiene un contacto directo con una España que está inmersa en un proceso cambiante. Los recuerdos de Sofia de Grecia, entremezclados y algo difusos, sirven para hacer una reflexión sobre un país y una sociedad cuyos cambios son imparables. Por ello el compromiso de Ignacio García May, y de la propia Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos, con la calle y la sociedad civil está intacto con esta Sofía.