VALENCIA. "Una mujer, madura, elegante con un hermoso catálogo de experiencias para narrar a sus nietos [...], con antepasados poetas que cantaban a la luna. En definitiva, a una mujer emprendedora y creativa que insiste en permanecer en pie". Así describe como introducción al barrio de Ruzafa la periodista María Jesús Espinosa de los Monteros en la edición de noviembre de Lonely Planet.
El artículo, ilustrado con las fotografías de Paula G. Furió, destaca como un barrio que coge su nombre de una raíz etimológica cuyo significado es "jardín" apenas cuenta con alguna zona verde. No falta la comparativa al Soho neoyorkino o el Dalston londinense, sobre todo a partir del tangible fenómeno de la gentrificación en la órbita barrial.
Espinosa de los Monteros destaca como hace tan solo 15 años Ruzafa "acumulaba reyertas diarias" y era víctima del "abandono municipal", mientras que ahora se enfrenta a una subida del poder adquisitivo de sus vecinos entre los que destaca a los artistas como desencadenantes de "esta metamorfosis urbana". Un cambio al que atribuye un papel nuclear al Mercat de Russafa.
Entre esos agentes creativos se menciona a los diseñadores de moda Siemprevivas, que aseguran sentir "esa palpitación vibrante de un distrito que mezcla sin complejos vecinos de todas las edades y condiciones sociales". La periodista aborda los conceptos de renacimiento y revitalziación del barrio, también a través de la tienda Gnomo y sus propietarios Álvaro Zarzuela y Esther Martín. Una pequeña tienda santuario pop a la que sus gestores le atribuyen haber contribuido "a hacer que Ruzafa fuera convirtiéndose en el barrio que es hoy y que tanto nos gusta".
El reportaje no escapa de la pulsión gastronómica citando los desayunos de Guayoyo, con una base de producto 'Km.0', la contundencia de El Rodamón (con el chef Javier Rodríguez al frente), la tarde entre cervezas y música en Nixe, el vermut -y otros cócteles y tapas - en Vermúdez y la cena de contundencia en la taquería La Llorona.