VALÈNCIA. Se dice de los galgos que, para orientarse en las carreras a rápida velocidad, emplean su larga cola como timón. Un simple movimiento que hace que ganen más velocidad contra sus contrincantes, acercándoles al pódium gracias a su astucia. Esta peculiar forma de orientarse les permite trazar una hoja de ruta en la que la victoria está asegurada, aunque la velocidad tome un segundo plano.
Al igual que en las carreras, para emprender un buen proyecto, la orientación y la determinación son claves, y merece más la pena apostar por calidad que por velocidad. Esto es lo que les sucede a Alba Pla, Samuel Escribano y Manolo Sánchez quienes tras más de un año macerándolo han sacado a la luz su proyecto musical: Cien Galgos, una banda que nace -y crece- en València con la que evocan al “ruido y la melancolía” desde sus temas y que se estrena el próximo 4 de enero con su primer concierto en el Loco Club.
Un concierto en el que, tal y como lo explica Pla, se adaptan al cambio de ser solo tres sobre el escenario, pero en el que aprenden “nuevas formas de sonar, tocar y componer”: “El día 4 de enero será un día potente de sonido, y ¡también de diversión! Nos juntamos tres bandas valencianas -junto con Corredor y Demo Rally- haciendo mucho ruido en el Loco. Este bolo nos llega en un momento en el que nos sentimos muy agusto donde estamos y en el que estamos con ganas de vivir y experimentar y, en consecuencia, con ganas de ver lo que nos queda por evolucionar”.
A través de esta propuesta, la banda busca seguir una filosofía en contra de las “prisas de la industria”, centrándose más en el lanzamiento de singles que en la elaboración de un EP. Una forma de trabajar que les resulta muy útil para ayudarles a definirse y tocar todos los palos: “Nos da el margen de no comprometernos con nada y hacer lo que necesitemos. No se trata tanto de nuestra voluntad propia ni de la necesidad del proyecto, se trata de ceñirnos a lo que pasa en la actualidad e ir generando contenido de forma continuada”, apunta Escribano.
Con esta mentalidad buscan marcar su línea definida gracias a su homogeneidad como banda, el sello que les distingue según Pla, y dentro de una red de gente afín en la que pueden apoyarse en València. Tal y como lo contempla la bajista de la banda, esta “espera” les ayuda también a ubicarse en València, una ciudad que les “inspira” y de la que aprenden gracias a su escena, que comienzan a construir desde la base.
“Aprendemos mucho de ir a conciertos y de conocer a la gente que va a estos. Hemos conseguido crear una red afín en la que podemos apoyarnos y que nos ha ayudado mucho a planear esta salida. Para nosotros el crecimiento dentro de la ciudad forma parte de un enorme ecosistema”, apunta Pla, a lo que Escribano añade: “Las escenas son gente haciendo cosas y nosotros formamos parte de esta”.
Su debut vino con su tema Espero Poder, una “declaración de intenciones” del sonido que quieren tener y aportar a la ciudad, y con el que empezar a trabajar el "ladrido" de Cien Galgos. Este tema es su movimiento de cola para comenzar a trazar la ruta, con el que Escribano asegura que “componen una canción que es una postal”, una carta de presentación al mundo: “Nos gusta que a cada persona le sugiera una cosa, para nosotros es como una imagen que guarda cierta nostalgia. Creemos que también tiene una parte esperanzadora, y que nos ayuda a mostrarnos a la gente y que consigue que se abra a conocernos”, apunta la guitarra y voz del grupo.
Aunque este tema llega tras meses y meses de entrenamiento, Sánchez desvela que la banda crea su identidad “a fuego lento” y con las aportaciones de todos los componentes del grupo: “Tardamos más de un año en salir porque trabajamos en los temas, la imagen y las sesiones de forma paralela. Nos importa tanto la música como la estética”. Es por ello que trabajan con artistas emergentes como el pintor Adrià Miko, que diseña la portada del single; el tatuador argentino Pablo Casal, para dibujar las camisetas de la banda, y la fotógrafa María Muñoz para retratar su estética.
Junto a todos ellos, y gracias a sus propios conocimientos de diseño y manejo de las redes, consiguen hacerse un hueco en la escena valenciana. Este hueco se agranda también gracias a su maduración “personal y profesional” con la que consiguen hacer que el proyecto avance hacia delante: “No es lo mismo empezar un grupo con veinte años que con veinticinco, tu lóbulo frontal es distinto. Se nota lo que hemos ido creciendo estos años, los tres juntos como familia y como nos hemos nutrido de quienes nos rodean”, apunta Sánchez.
Con referentes como La Plata, Yo Diablo y Mateo Morral -entre otros- buscan componer sus temas entre los tres, siempre bajo la filosofía de "hacer música juntos y disfrutarlo", poniendo mucho cuidado en el sonido y la identidad. "Los tres somos personas muy visuales y nos encanta fijarnos en la estética que lleva un cantante o la imagen que queremos tener. Este año, mientras grabamos las canciones hacíamos nuestras sesiones de fotos, todo forma parte de nuestra identidad", destaca Pla, que anuncia también que tras los reyes -el próximo 29 de enero- saldrá Bailar Bien, el tema que “mejor define el sonido de Cien Galgos”.
“Tenemos ritmos que chocan y melodías que se entremezclan, miedo al futuro, recuerdos que pesan, pero sobre todo va sobre emocionarse y dejarse llevar, sin importar bailar bien o mal”, un baile que podrá verse en una noche veloz sobre el escenario del Loco Club en el que tres componentes de la banda se convierten en cien curiosos galgos, listos para correr con más astucia que prisa, arquean su cola para tomar un buen rumbo. Una estrategia para no perder la carrera contra una industria musical que quema a los artistas y los oyentes, y en la que el mejor premio entra por los ojos y por los oídos.