Más, mucho más que la masa adictiva de Ricard Camarena que no es una pizza ni una coca, Cocaloka es su Mediterráneo a domicilio
Yo hace tiempo que tengo muchas dudas con lo que significa eso de alta cocina porque se supone que Habitual no lo es y sin embargo allí encuentro todo lo yo entiendo por una propuesta gastronómica sobresaliente: producto (¡producto!) de cercanía, la mirada de un cocinero, un servicio de sala cálido y un relato coherente —así que hace tiempo que prefiero hablar de buena y mala cocina, sencillamente.
Con Cocaloka Delivery me pasa un poco lo mismo: tengo que hacer el ejercicio de quitarme cada uno de los prejuicios que existen en torno a las pizzas (ojo, que no es una pizza) y a la cocina a domicilio porque lo que Ricard envía a casa es sencillamente su cocina, su cocina maravillosamente honesta, sabrosa y esencial —y me da igual si me la sirve en su casa, en su gastronómico o en una caja de cartón, porque lo reconozco en todos sus canales y siempre es él.
Pedimos una de verduras (verduras de la huerta de Albalat del Sorells y la pedanía valenciana de Mahuella) y una Guanciale; steak tartar de vaca gallega, burrata con tomates ecológicos y una tarta de queso magistral, elaborada con cítricos de Vicent Todolí. No os dejéis engañar por el nombre: aquí hay mucho más que cocalokas, aquí late el Mediterráneo de Ricard Camarena.
¿Cómo lo pido?
De viernes a domingo a partir de las 19:00 h. Para recoger en el local en este enlace o a domicilio a través de Uber Eats.