Una croqueta no es un plato: es una religión. Y yo creo en ti, croqueta.
Alejandro Platero ya está más que asentado en el nuevo Macel·lum —que con el cambio de localización (ahora, en Conde Salvatierra) ha modificado ligeramente el tiro: de ser una propuesta más creativa y “'gastronómica' a una casa de comidas honesta y vibrante. Yo me alegro del cambio; ya llegará el Platero autor.
Las croquetas, sin ir más lejos, son maravillosas. Croquetas de cocido by Platero: “Las hemos elaborado con morcilla blanca que hace Rosa Lloris —una carnicería del Mercado Central. Es una croqueta con la ropa vieja del cocido al que le añadimos esta morcilla blanca, de sabor similar a la de cebolla pero sin sangre. Tiene más colágeno y especias diferentes (no me las quiere decir) canela, pimienta negra, nuez moscada... me flipa esta morcilla.
Para la bechamel utilizamos mitad caldo del cocido y mitad leche y de esta manera reforzamos el sabor”. Esto sí es “Esencia de barrio”.