DE MERCADOS

De la huerta a la mesa: la Tira de contar ecológica llega al Mercado de Colón

Manzanas chilenas, aguacates mejicanos, cerezas  y uvas peruanas —no, no más naranjas de la china—.

| 21/04/2023 | 9 min, 17 seg

Relocalicemos la economía alimentaria lo más cerca posible de la ciudad, reforzando la rentabilidad y rendimiento para los agricultores y  consumidores, mejorando los precios de los productos básicos.

Esta fue la iniciativa del alcalde de Valencia Joan Ribó y el concejal de Agricultura, alimentación sostenible y huerta, Alejandro Ramón,  abriendo cuatro mercados en Benimaclet, Castellar-Oliveral, Malilla y el de Colón. Todos estos mercado abrirán los sábados y en concreto el de Colón todos los martes de 9:00h a 14:00h.

En tiempos de la dominación árabe y tras la conquista cristiana en 1238 se crea La tira de contar, un sistema de venta tradicional en el que  los agricultores venden directamente a sus clientes sus propios productos de la huerta valenciana, sin intermediarios y con la particularidad de vender por manojos o por unidades, y es así como puedes comprar en su mayoría en este mercado local.

Sí es cierto que el consumo de productos ecológicos ha crecido en los últimos años en la Comunitat Valenciana, también es cierto que la queja común es que los  precios son muy elevados. Esta nueva propuesta hace asequible el producto ecológico al consumidor eliminando el cuello de botella que se crea en la comercialización y distribución de la fruta y la verdura local. Por otro lado está la defensa de la huerta con el lema Salvem l'horta que implica salvar a los agricultores, para que vendiendo solo aquello que cultivan puedan vivir dignamente del campo.

El mercado de huerta se encuentra paralelo al mercado de Colón en la calle peatonal, cuenta con no más de 15 puestos. Nada más entrar por la calle Jorge Juan con el primer puesto  que te encuentras es  Basquet a casa, del agricultor Juanfra Cortes, su huerta la tiene en Sueca y cultiva fruta y hortaliza de temporada.


Hoy su puesto tiene un brillo amarillo anaranjado, los nísperos, que suelen ser la avanzadilla que ya nos avisa que en poco tiempo hay que despedirse de los cítricos y aprovechar estos nuevos manjares de temporada mucho más breve, pues, si nos despistamos, desaparecerán tan rápido como llegaron. El aroma, el tamaño y la dulzura de estos nísperos hacen una enorme diferencia con los que se cultivan de forma extensiva.

Verde que te quiero verde, a continuación el puesto de Camí de l´horta de Godella cultiva todo tipo de hortalizas verdes. Sorprende la variedad de lechugas antiguas, como la lechuga maravella, su cogollo denso, especialmente gruesa, grande, rizada, de color verde que se va volviendo más intenso según llega a los extremos donde finalmente tiene una coloración rojiza. Es súper jugosa, tiene una personalidad intensa, aun así lo que más me maravilló de este puesto fue el tamaño de los  guisantes en sus vainas, tirabeques y las habas que parecían venidas del país de los  liliputienses, pero no, Mae Luna me dice “claro estamos acostumbradas al tamaño de la verdura cultivada con agro químicos y sustancias para que crezcan más rápido y de mayor tamaño, pero en realidad este es el tamaño normal.

Además —apunta— que está muy feliz con la iniciativa, pues así los usuarios conocen a quien planta las verduras en su propia ciudad, se rompen las cadenas de transporte que son súper largas cuando vienen de lugares más alejados.


Seguidamente me encuentro con Pau de Mastica l´ horta, quien me cuenta que tiene las huertas en Castellar-Oliveral, cuando sales de Valencia por el sur, la primera ciudad a mano izquierda que forma parte del cinturón de huertas de Valencia.  Nos cuenta: "lo bueno de Valencia, una ciudad que está rodeada de huertas, y puede proveerse de verduras frescas y locales. Pero estas huertas están en peligro porque quieren mejorar las vías de acceso a Valencia y por el tema de la urbanización.  Si la huerta no es sostenible la huerta desaparece, y este mercado es una de las iniciativas que permiten al agricultor y pequeño productor vivir dignamente de lo que cultiva".

Apunta que fue a petición de las  asociaciones de vecinos de los  diferentes barrios que han estado pujando por largo tiempo para tener un mercado de productores. Bruno otro miembro de Mastica l´horta dice que este mercado es más justo para el agricultor y el comprador.

Y aquí sí que hay naranjas, naranjas de L´horta vella. Elías Dasca Beltrán hereda de su abuelo esta huerta que él decide trabajar porque si no se hubiera perdido.
"Como digo es horta vella, no se riega por goteo se riega a manta de la manera tradicional, son naranjas que solo tienen agua y la fertilidad de la tierra libres de cualquier químico", nos dice. Esta huerta está situada en Quartell de la Mancomunidad de Les Valls, perteneciente a la comarca del Camp de Morvedre, antiguo topónimo de la ciudad de Sagunto.

Carmen de la huerta Vicente Graos nos dice "además de las ventajas intrínsecas del mercado de proximidad, resaltan otros aspectos muy positivos folclóricos que se pierden en las grandes superficies y es la interacción con el agricultor, la sabiduría que tienen de lo que cultivan, saben las propiedades de las diferentes plantas, y en qué situaciones se deben utilizar, cómo es la forma adecuada de cocinarlos, recuerdan algunas recetas tradicionales y se recuperan verduras que están en vía de extinción, es una forma de rescatar la cultura y la tradición".

Casa Torres, por su parte, cultiva una huerta que se encuentra en La Vall d'Albaida entre Montixelvo y Beniatjar, a media hora de Ontinyent y de Gandia. Hace agricultura ecológica y biodinámica desde el 2001. Se le nota el amor y la pasión por las verduras y frutas que cultiva,  expresa que lo que más adora de esta iniciativa es que después de recoger los productos del campo "hay una satisfacción inexplicable y lo último que quiere es que estos productos viajen, vengan y vayan de un lado a otro, es como si la dignidad de la tierra se mancillara, por esto la venta directa con la menor huella de carbono y de la huerta a la mesa honra su trabajo."


En este mercado hay cabida para panaderos, horchateros y apicultores, es el caso de Joaquín Osca apicultor que tiene sus colmenas en Guadassuar, en la Garrofera. Tiene miel de romero, de azahar y polen. Se queja de la cantidad de abejas que se mueren, lo atribuye a los polvos tóxicos que están fumigando constantemente las avionetas sobre la Comunitat Valenciana. Este oficio lo heredó de su padre, de muchos años y aunque habían cultivos de naranjos y caquis alrededor con pesticidas y químicos no morían tanto las abejas como ahora.

Los alimentos ecológicos son todos aquellos que se han producido de manera natural, evitando cualquier uso de componentes químicos —pesticidas, fertilizantes— que alteren el ecosistema y que mantienen el ciclo natural sin ningún tipo de alteración genética durante el crecimiento.

Aunque todos  los  productos que se venden en este mercado son cultivados sin químicos ni pesticidas ni mucho menos modificados genéticamente, es verdad que no todos tienen el sello de la CRAE, sello con el que protegen los términos ECOLÓGICO, BIOLÓGICO y ORGÁNICO, así como sus derivados y abreviaturas, tales como "ECO" y "BIO" utilizados aisladamente o combinados en los siguientes productos:

Productos agrícolas vivos o no transformados, incluidas las semillas y demás materiales de reproducción vegetal.

Productos agrícolas transformados destinados a la alimentación humana.

Y la razón por la que muchos de estos productos que si son ecológicos, locales, cultivados en terrenos transformados, no tienen el selo de la CRAE, es por el costo económico que les supone a los  pequeños agricultores, sin embargo tienen un propio sello local que lo garantiza.

La paradoja es que en grandes superficies encontramos productos ecológicos venidos de otros países, que a mi modo de sentir el hecho de haber dejado una enorme huella de carbono ya  los invalida aunque hayan crecido sin químicos en su lugar de origen.

Según la doctora Mª Dolores Raigón, Catedrática del área de Edafología —la ciencia que estudia los suelos— y Química Agrícola de la Universitat Politècnica de València, nos indica que hay cuatro factores de pérdida de valor nutricional en los alimentos conocidos como convencionales o de agricultura extensiva, tratados con químicos, fertilizantes o modificados genéticamente.

El primero es la pérdida de la fertilidad biológica de los suelos, es decir, su empobrecimiento. Si éstos pierden su potencial nutritivo y se les va aportando elementos minerales —como el nitrógeno, el fósforo y el potasio—, alcanzarán mayores niveles de los mismos, pero no el equilibrio nutricional.


El segundo es la sustitución de las variedades tradicionales por variedades híbridas o comerciales. Las tradicionales, que están bien adaptadas al suelo, al clima y al manejo del agricultor, son capaces de desarrollar todo un potencial nutritivo que no presentan las comerciales o las híbridas, optimizadas para tener mucho rendimiento, una mejora que merma otros parámetros como el del valor nutritivo.

El tercer factor son las recolecciones prematuras o las maduraciones en cámara. Cuando un tomate se recolecta prematuramente no ha alcanzado todo el valor nutritivo, no ha llegado al máximo de vitaminas y de carotenoides que puede sintetizar ni al máximo de minerales que puede absorber.

Y el cuarto factor es el de las grandes distancias que recorren los alimentos en el mercado convencional. En este caso, lo que pierden sobre todo es la vitalidad, lo que se pone de manifiesto en los contenidos en sustancias de carácter antioxidante.

Hay muchas razones para consumir alimentos de origen ecológico o orgánico. Hay cada vez más evidencias científicas que ponen de manifiesto que los alimentos ecológicos presentan mayor contenido en vitaminas, en minerales, presentan mayor valor nutritivo y están mas sabrosos.

"La tierra ha calculado el sustento para cada ser allí donde vive o nace"

Valencia tiene una tierra muy fértil, un clima benigno y agua en abundancia, produciendo frutas y verduras copiosamente y de calidad, pero falla la comercialización. Es el momento de apoyar la agricultura ecológica de nuestros agricultores y preservar la tierra, herencia para las próximas generaciones.


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