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Debilidades y fortalezas del Consell ante la crisis del coronavirus 28 días después

12/04/2020 - 

VALÈNCIA. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, anunciaba públicamente en la noche del 10 de marzo que las Fallas se suspendían tras una intensa reunión por videoconferencia con el Ministerio de Sanidad y un intercambio de pareceres complicado en el seno de la comisión interdepartamental -en ese momento no se alcanzaba el centenar de contagiados- en la que se mezclan altos cargos de PSPV, Compromís y Unides Podem.

El 14 de marzo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decretaba la implantación del estado de alarma. Apenas 28 días después -como aquella película de culto de Danny Boyle sobre una terrible pandemia- de esa dura rueda de prensa puede hacerse un primer balance sobre los aciertos y errores en la gestión y comunicación del Gobierno valenciano en esta crisis. Si bien el panorama no es tan desolador como en el citado film -no nos hemos convertido en zombis-, el número de fallecidos y contagiados evidencian muchos de los puntos negros que siguen causando una honda preocupación en el Ejecutivo y en la ciudadanía.

Debilidades

-Las residencias de la tercera edad. Una de las consecuencias más duras y traumáticas que ha generado impotencia y frustración en el Gobierno valenciano se centra en la gestión de la crisis en los centros de ancianos. Los datos ofrecidos este sábado señalan que en más de una cuarta parte (95 de 327) hay algún positivo. Tienen el virus 257 trabajadores y 1.073 residentes, de los que han fallecido 253. Se han establecido protocolos para abrir la posibilidad de que los familiares saquen a los ancianos de estas instalaciones si así lo consideran y también para activar traslados intercentros si fuera necesario. No obstante, tanto la gestión de la vicepresidenta y consellera de Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, como la de la consellera de Sanidad, Ana Barceló, está recibiendo críticas en este apartado.

-Falta de material y contagio de los profesionales. Los sindicatos sanitarios se han puesto en pie de guerra contra la conselleria por la falta de mascarillas, gafas protectoras, guantes y EPIs fundamentales para su protección durante la crisis. 1.459 sanitarios han dado positivo -352 ya han sido dados de alta- pero todavía hay más de 2.000 efectivos en cuarentena. El desliz de Barceló al evitar relacionar esta falta de material con los contagios de médicos y enfermeros causó una fuerte tensión con los sindicatos. En cuanto a la previsión en la compra de material, fuentes de la conselleria aseguran que se trató de hacer acopio antes del inicio de la crisis pero no resultó posible.

La consellera de Sanidad, Ana Barceló, y la vicepresidenta, Mónica Oltra. Foto: KIKE TABERNER

-Falta de comunicación con la sanidad privada. El martes pasado la consellera se reunió por videoconferencia con los responsables de los hospitales privados -que fueron intervenidos a mediados de marzo- por segunda vez. La Alianza de la Sanidad Privada (Aspe) había lamentado previamente en el ámbito estatal que sus recursos no estén siendo utilizados por las administraciones y criticó abiertamente la construcción de hospitales de campaña en la Comunitat cuando todavía existen camas libre en planta y UCI en sus centros. Al margen de esta petición de mayor actividad para la privada -dado que no pueden ejercer sus consultas pero tampoco se les remite un gran número de pacientes- otra de las quejas ha sido la poca comunicación con la consellera. Un punto que parece haberse encauzado tras la reunión de este martes.

-Comunicación desigual y control de la misma. La comunicación de datos concretos siempre es mejorable en cualquier crisis. Las comparecencias de la consellera de Sanidad, sobre todo inicialmente, resultaron frustrantes por el poco detalle y contenido de las mismas. Una situación que ha mejorado en cierta medida pero que todavía dista mucho de ser la idónea. Tampoco constan refuerzos importantes llegados de otros departamentos y se detecta cierta descoordinación con otras áreas como Presidencia. En el Palau, por su parte, vienen realizando una comunicación con Ximo Puig como única figura, tratando de centralizar toda la información en el jefe del Consell y canalizando las filtraciones. Un ejemplo del manejo y uso de la información ha sido la llegada de aviones con material sanitario: un éxito del Gobierno valenciano que ha bombardeado a los medios con todo lujo de detalles -excepto el destino detallado del material- y evitando contestar en esos días a cualquier otro tipo de cuestión para no desviar la atención mediática.

Sanitarios en un hospital valenciano. Foto: KIKE TABERNER

-Pérdida de unidad del Botànic. Tal y como informó Valencia Plaza, la brecha silenciosa entre PSPV y Compromís en el Ejecutivo ha crecido tras el estallido de la pandemia. El malestar entre la formación socialista y ciertos sectores de la coalición valencianista apunta a un mayor distanciamiento de una relación que ya había sufrido varios contratiempos antes del coronavirus. De hecho, algunas discrepancias, como la de la posibilidad del permiso retribuido en la función pública, han llegado a hacerse visibles. Con todo ello, la gestión de la salida puede ser problemática, más aún con las dificultades económicas que se avecinan y la inminente reformulación presupuestaria a la que se enfrentará el Gobierno valenciano, lo que derivará a buen seguro en duras negociaciones.

Oltra y Puig juntos en un acto. Foto: KIKE TABERNER

-Incertidumbre económica. Si bien todavía no se puede calificar lo que haga el Consell a medio plazo, resulta evidente que el mayor problema será la salida económica de la crisis sanitaria. El desembolso -en torno a 300 millones- para luchar contra el coronavirus, los más de 330.000 trabajadores afectados por ERTEs y el incremento en 35.000 personas del número de parados, dejan al Botànic en una situación de encrucijada para los próximos meses. 

Fortalezas

-Grueso de decisiones lógicas. Puede ser criticable que el paso adelante del Consell, por ejemplo en la cancelación fallera, llegara tardíamente, pero es cierto que esta fue una decisión difícil que, al igual que muchas otras, nadie puede criticar. Así que en el haber del Govern del Botànic puede señalarse que, al margen de los tiempos, la mayoría de las actuaciones llevan un sello de sentido común fundamental para mantener la credibilidad de un gobierno.

Montaje de camas este sábado en el hospital de campaña junto a La Fe que estará listo este fin de semana. Foto: GVA

-Medidas de choque en el ámbito sanitario. La respuesta en grandes medidas ha sido ágil desde el Consell en varios aspectos. Uno de ellos, las infraestructuras sanitarias: se han habilitado camas en instalaciones infrautilizadas, se ha llegado a acuerdos con decenas de hoteles para albergar a pacientes y sanitarios y se está finalizando la construcción de tres hospitales de campaña. Esta última medida puede suscitar las críticas de la oposición a medio plazo si finalmente no se utilizan, pero el argumento del Gobierno valenciano en defensa de tener garantizadas las camas ante un posible colapso sanitario parece consistente y justificado. Así pues, hasta el momento en la Comunitat no se ha producido una presión asistencial como en otros lugares de España y, hasta el momento, el espacio está garantizado.

-Llegada de aviones con material. La Comunitat, al igual que el resto de España y otras partes del mundo, ha sufrido la falta de material sanitario. No obstante, la gestión del Consell está permitiendo la llegada de equipamientos vía aérea desde China. Mientras otras autonomías como Madrid ha sufrido lo indecible para que lograr estos aviones, Puig y los suyos han recibido sus encargos en tiempo y forma, algo que sin duda ha sido una inyección de prestigio para el Gobierno valenciano y, por ende, para el presidente.

Uno de los aviones procedentes de China con material sanitario para la Comunitat. Foto: GVA

-Comparecencias continuas y con preguntas en directo. En Presidencia reaccionaron ante las primeras críticas por las ruedas de prensa con preguntas vía Whastapp habilitando el sistema de videoconferencia -algo que no ha hecho Pedro Sánchez- para interactuar tanto con Puig como con Oltra en las ruedas de prensa posteriores al pleno del Consell, algo a lo que se sumó Sanidad posteriormente. El presidente, además, está compareciendo casi a diario para proporcionar información de las diferentes reuniones que mantiene. En este punto, la experiencia de Puig en y con los medios es una fortaleza para resolver con éxito cada comparecencia, aunque en ocasiones se produzcan discrepancias o contradicciones como ocurrió esta semana con los datos de coronavirus por municipios, que el presidente instó a facilitar y Barceló evitó posteriormente.

-Ayudas autónomos y relación con los empresarios. Puig ha activado algunas ayudas 'extras' a las del Gobierno como las relacionadas con autónomos, además de tratar de aliviar la hibernación industrial frente al decreto de paralización de la actividad económica impuesta por el Gobierno de Sánchez. Son muchas las exigencias todavía por cumplir de las pymes y las grandes empresas pero a favor del Consell puede decirse que el diálogo es abierto y constante con los agentes sociales, con quien se reunió esta misma semana para anunciar una ayuda de 30 millones para los afectados por los ERTEs.

-Coordinación de acciones solidarias. Otra de las iniciativas que el Govern del Botànic está desarrollando con cierto dinamismo -siempre se puede ir más rápido- es la gestión y reconversión de determinadas industrias para la producción de materiales sanitarios o de otro tipo que ahora son necesarias. Unas medidas que, además de resultar útiles para esta crisis, generan impactos mediáticos positivos. 

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