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el primer largometraje de marina seresesky

"Dirigir es escoger y creo que lo mejor que he hecho ha sido elegir a los actores"

La puerta abierta se estrena en las salas de cine el próximo viernes con Carmen Machi (Rosa), Terele Pavez (Antonia) y Asier Etxeandía (Lupita) como protagonistas

31/08/2016 - 

VALENCIA. Debido a sus constantes viajes de negocio, Gregor Samsa contrajó el hábito de cerrar la puerta de su habitación. Se creía precabido por girar la llave tres veces, pero en realidad se encerraba en su cuarto y se aislaba de padres y hermana en su propia casa. Cuando Franz Kafka le convirtió en el personaje de La metamorfosis, esa puerta ya no se cerraba desde dentro, sino que fuera se le quería oculto y apresado. En literatura y en el séptimo arte, las puertas siempre han simbolizado la antítesis privacidad o incógnita; y entorno a una, se ha desarollado el último trabajo de Marina Seresesky. La puerta abierta, dirigida y escrita por la argentina, es una tragicomedia que empieza a rodar cuando una niña de siete años, tras perder a su madre por culpa de una sobredosis, se cuela en la casa de Rosa. Ella duerme de día y trabaja de noche, de prostituta, tal y como heredó de su madre. Vive con ella, con Antonia, aunque mejor llamarla por su nombre artístico: María Luján. Lo único que no vende, la intimidad de su casa, se convierte en el escenario de esta cinta, que muestra la sordidez que envuelve la vida de estas mujeres.

En un barrio cualquiera de Madrid, el patio de luces de una corrala muestra a una Rosa amargada que malvive como el resto de vecinas, la mayor parte prostitutas. Aún así, estás crean un vínculo de solidaridad que les hará proteger y esconder a la pequeña Lyuba (Lucía Balas). A la relación tormentosa de madre e hija, se suma el personaje de Lupita, un travesti que resulta ser la más maternal de esta particular trinidad. La película se desarrolla prácticamente en su totalidad dentro de las cuatro paredes de la vivienda, siendo así la prostitución un tema secundario y para nada explícito. La ruina está dentro y no fuera. Al final de la película, Rosa se topa con un clásico, un cartel que reza: "Compro oro". Será este establecimiento de Carabanchel el que cambie su vida por completo. Pues en definitiva, la película reflexiona sobre las segunda soportunidades y la bñusqueda de la felicidad aunque las circunstancias sean adversas.

Las miradas cómplices entre personajes, la gestualidad y los diálogos cruzados muestran un elenco de protagonistas y una directora curtidas en las tablas de los teatros. También lo hace el contrapunto cómico en todas las escenas dramáticas, desde las interrogaciones policiales, hasta un velatorio. Una historia conmovedora que por extraño que parezca invita a la carcajada en cada frame. Seresesky ha actuado en teatro y dirigido y escrito otros trabajos como La boda, nominada a los Premios Goya en 2012, y El cortejo. Además, también dirigió un documental basado en entrevistas a una decena de madres inmigrantes que relataban como las fronteras habían deshecho sus vidas al separarlas de sus hijos. 

-¿Qué ha supuesto para ti debutar como directora de largometrajes?

-Me ha supuesto un salto muy grande en todos los sentidos, hacer un largo es muy complicado. Yo venía del mundo del corto y saltar a largo siempre es complicado. Poder estrenar es todavía más complicado. Ha supuesto un crecimiento muy grande, ha sido como tirarse al vacío... Esperemos que nos salga bien. 

-Desde el mundo del cortometraje, ¿estabas preparada para afrontar el proyecto? 

-Bueno, sí. Yo tenía muchos guiones de largometraje escritos. Yo me sentía segura de dar el paso. Uno tiene siempre muchas dudas, pero es lo normal. Dudadaba también con los cortos, eso no te lo quita nadie, ni siquiera la experiencia te lo quita [risas]. Tenía tantas ganas de contar esta historia que creo que me ha quitado el miedo. De hecho, estoy preparando otro sobre terror, se llama Recuerda la muerte y es una coproducción con México que voy a rodar el año que viene.Asier Etxeandía y Marina Seresesky en el preestreno de la película en los cines ABC El Saler.

En esta próxima obra también participaría Machi. Asimismo, Seresesky y Etxeandía podrían reunirse de nuevo en la elaboración de otra cinta. Es una idea germinal que trataría sobre la lucha contra una enfermedad terminal. Ella ha pensado en el proyecto y en el caso de que se llevara a cabo, podría contar con la participación del vasco.

-Tanto en La puerta abierta, como en La boda y en el documental Mujeres, 0:15 el minuto, hay mucha implicación por dar visibilidad a la mujer. ¿Por qué incluir la faceta feminista en tus obras? 

-El 50 por ciento de la humanidad son mujeres, y tendría que ser normal que el 50 por cien de las películas hablase sobre mujeres o que estuvieran protagonizas por mujeres. Tendría que ser lo normal, pero como no lo es sorprende cuando ocurre. Es lo natural. Lo que hago es ponerme en el lado de lo natural, que es contar una historia de mujeres y con ellas. Yo también tengo cortos que están protagonizados solo por hombres, pero sé que hay que darle voz a las mujeres, una protagonista puede ser tan interesante como un hombre. 

-En ese trabajo sobre mujeres e inmigración vemos tu faceta de documentalista, ¿aquí te has basado en algo que conocías? 

-Sí, he hecho una mezcla de varias mujeres. He conocido a una madre como la que interpreta Terele Pavez. He conocido a muchas mujeres y hombres que son como Rosa, que no saben ser felices y le echan la culpa a todo el mundo y no se enfrentan a lo que les pasa. Después, yo también vivo en una corrala, que es un edificio como el de la película. Se mezclan nacionalidades, profesiones... A mí esto de la fusión y de crear una nueva familia a partir de cosas muy raras, muy distintas entre sí, me gusta mucho. Quizás porque vengo de ahí, de una fusión de cosas. Eso me hace sentir cómoda.

-Has hablado siempre de que la piedra angular son los actores, ¿quiénes han sido tus referencias en cuanto a diálogos? 

-Tengo mucho de referencia, pero en la película que más me he fijado es de los hermanos Dardenne, se llama El niño de la bicicleta. Una película muy pequeñita, con un diálogo muy pequeñito también. Esta protagonizada por un niño, con problemas, y está muy basada en las interpretaciones, pero sobre todo en los silencios. El personaje protagónico calla más de lo que dice. Los hermanos Darndenne son unos cineastas en los que me he fijado mucho a la hora de escribir esta película. 

Carmen Machi (Rosa).

En una industria actual en la que la espectacularidad son sinónimo de éxito en taquilla, en esta obra queda totalmente eclipsada por las actuaciones y el guión. Las protagonistas, pero también otros papeles como el de Juana (Sonia Almarcha) o Teresa (Yoima Valdés), son sublimes y parece que sus papeles hayan sido escritos a medida. Personaje y profesional se mimetizan en una sola personalidad. Machi experimentada en la comedia (Ocho apellidos vascos o Que se mueran los feos) y también en la crítica social (Aída) borda el formato en clave de tragicomedia. También lo hace Asier, familiarizado con el musical y el cabaret con su última obra de teatro, El intérprete. Pavez es la más memorable de la historia. Y es que la ganadora del Goya a Mejor actriz de reparto por Las brujas de Zugarramurdi no puede ser más carismática.

Seresesky ha crecido como cineasta entre bambalinas y cuando actuó para el Centro Dramatico Nacional en la obra Agosto (Condado de Osage), una obra clásica del teatro estadounidense, conoció a las que serían sus futuras protagonistas: Amparo Baró y Machi. Desafortunadamente, la enfermedad y el posterior fallecimiento de Baró supuso un cambio de acontecimientos y esta propuso a su amiga Pavez como su propia sustituta. De hecho, la directora ha querido homenajear a la actriz y hace gala de ello en los créditos de la película. 

-Amparo Baró y Carmen Machi bromeando contigo dijeron que tenías que escribir una película para ellas. ¿La puerta abierta se gestó en ese momento, cuando actuabas con ellas en Agosto? 

-Se gestó absolutamente en Agosto. Las conocí allí y ellas habían visto mis cortos y me dijeron que querían hacer algo mío. Yo tenía pensado escribir algo sobre la maternidad, una historia hablando de esa relación madre e hija. Hice la película para ellas, de hecho, la primera versión del guión tenía sus nombres. La madre se llamaba Amparo y la hija Carmen. Dije: “ya lo arreglaré más adelante”. Pero sí, está escrita para ellas. Lamentablemente, Amparo se puso enferma y no pudo hacerlo. La película se gestó en esos camerinos que compartíamos las tres en Agosto. 

-Baró y Pavez son dos actrices muy imponentes, pero quizás Terele es mucho más fiera. Cuesta imaginarse a Amparo repitiendo amargada y puta una y otra vez. ¿Tuviste que reescribir el guión? 

-Nada. Yo ya había ensayado con Amparo y ella estaba haciendo una Antonia bestial, brutal. Sí, son muy distintas, pero son grandes actrices las dos. Amparo lo hubiera hecho maravillosamente, pero claro, ahora no me lo puedo imaginar sin Terele. Terele es un tsunami, en el rodaje tiene tanta verdad, es tan salvaje, tan animal en el buen sentido de la palabra, que yo ya no me puedo imaginar a Antonia sin ella. Yo creo que Terele es mucho más Antonia de lo que yo había escrito. Podría hacer una doble puerta abierta solo con cosas Terele. 

-¿Por qué elegiste a Asier Etxeandía como Lupita? ¿Cómo fue la caracterización? 

-Yo escribí a Lupita pensando en un travesti mexicano. De hecho, le quedan reminiscencias del nombre, le gusta beber tequila... Me apetecía porque había visto un documental de un travesti mexicano que me encantó, me marcó. Un día vi a Asier en El intérprete, donde canta y actúa. Me quede maravillada y mientras lo veía pensé: “voy a cambiar el personaje y lo voy a hacer español”. Se lo ofrecí a él y el primer día que ensayamos no apareció él, apareció Lupita. Vino vestido de mujer de la calle para el ensayo. Tocó a la puerta y al abrir ahí estaba Lupita, nadie esperaba nada. Asier tenía muchas ganas, pero también muchos miedos porque hacer de travesti siempre da mucho respeto. El proceso fue muy natural, yo tenía muy claro lo que quería, él me entendió perfectamente y además es un gran actor. Fue muy fácil. Después, la caracterización había que buscarla. Yo no quería que fuera muy femenina, que no ocultará que es un hombre. Es un hombre, un travesti que hace el esfuerzo y vive una situación muy precaria, no puede ser perfecto. Yo quería sobre todo que fuera muy maternal y no me importaba que fuera tan femenino como maternal. 

-En La boda y en esta película te comparan con el formato almodovariano, ¿consideras que estás dentro de esta tendencia? 

-Mucha gente lo dice porque sale un travesti en la película, pero vamos, ojalá. Yo admiro mucho a Almodóvar y he visto todas sus películas y sí que puedo tener mucha influencia suya. Él hace películas mucho más inteligentes que las mías, mucho más avanzadas, pero sí que puede haber muchos puntos en común, sobre todo porque hablo de mujeres. Pero vamos, ni por asomo oso compararme con Almodóvar. 

-8 meses sin gobierno. En tema subvenciones, ayudas y permisos, ¿ha cambiado algo o tu labor como cineasta ha sido exactamente la misma? 

-La labor ha sido exactamente la misma y la situación creo que va a peor. De hecho, ahora nos acabamos de enterar de que no va a bajar el IVA cultural. Hay muy pocas ayudas, el gobierno no valora y no presta mucha atención al cine, a la cultura en general. Espero que la cosa cambie, yo no voy a dejar de hacer cine. Es lo que necesito y quiero.

De momento, la cinta de Seresky ha obtenido el Premio a la Mejor Película y Mejor Actriz (ex aequo Carmen Machi y Terele Pávez) en el Festival de Cine de Alicante y el Premio del Público en el Festival de Cine de Tarazona. Su anterior trabajo, La boda, acumuló más de una decena de premios.

-Una autocrítica. Puntos fuertes de la película y errores o aspectos que mejorar. 

-Los puntos fuertes yo creo que son los actores. Creo que hay un grupo de actores maravillosos y que hacen un trabajo estupendo. Carmen Machi, Terele Pavez, Asier Etexeandía y hasta todos los pequeños papeles. Esto que dicen de que dirigir es escoger y yo creo que lo mejor que he hecho en esta película es elegir a los actores. El punto débil es la falta de presupuesto. Me ha hecho reducir mucho, he contado la película que quería, pero al no tener el presupuesto deseado se reduce. Muchas veces hemos tenido que rodar muy rápido, en muy poco tiempo. Pero yo creo que el espíritu de la película se ha logrado, que es contar con buenos personajes. Sé que tengo muchos fallos, miles, mi primera película como directora. Imagínate lo que tengo por recorrer y aprender... Estoy tan orgullosa de lo que han hecho los actores que prefiero quedarme con eso. 



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