Don Petete

Don Petete es capaz de identificar un vino sin ni siquiera tener alguna noción previa acerca del mismo, nació con el sobrenatural talento. Su actuación en el último Ancestral World Cup -celebrado en Sanlúcar el pasado mes de octubre de 2022-, le coronó como el mayor experto catador del planeta, superando por pocos puntos al mítico Robert Parker.

Don Petete no sabe lo que son los vinos orange, pero intuye a la perfección cuando un vino ha tenido maceración. “Esto está hecho con las pieles”, suele manifestar. Utiliza términos que todo el mundo comprende: malo, buenecito, rasposo, aspereza, suavecito, cacacaca…

Don Petete nunca se conectó a internet, ni siquiera tiene teléfono (ni móvil, ni fijo). Es puro por naturaleza, simple, intrínseco a su persona. Sabio, innato, sencillo. Don Petete ahuyenta el exagerado esnobismo. Cuando prueba un vino, se forma un silencio en el ambiente, una mística en la atmósfera, un halo de misterio. La expectativa es máxima, porque Don Petete cata con gestos, con la naturalidad de saberse el mejor.

Una mueca suya, te dirá si el vino le gusta o no; cuando se le dobla el labio, el vino está próximo de conseguir los petepuntos. Es archiconocida a nivel mundial su forma de puntuar los vinos: máxima tres petepuntos, mínima tres fístulas. Hoy en día, esta fórmula, es aplicada en la gran mayoría de universidades del vino natural de todo el mundo.

He podido presenciar muchas de las exhibiciones de Don Petete en el arte de la cata. En una ocasión, acudimos a un salón de vinos naturales y allí había un vino que era bastante desagradable: “Esto sabe a cieno”, me susurró Don Petete. Sin embargo, allí la gente venga a darle vueltas a la copa comentando lo bueno de aquel vino. Don Petete me preguntó si era de mala educación tirarlo, le dije que no se preocupara, así que acudió al cañillo y vació la copa. Transcurrieron solo unos segundos, hasta que la muchedumbre (que no quitaba ojo a Don Petete) se dirigió a tirar el mismo vino que, poco antes, estaban halagando. Una muestra sincera de respeto hacia el también conocido como ‘El Gran Catador’.

Don Petete dirige su vida hacia la generosidad. A pesar de que no tiene nada, solo piensa en dar, regalar y convidar. Es la viva imagen de una persona noble. Don Petete no hace nada y lo hace todo. Un ejemplo de mente, de bondad. Se levanta a la mañana y va a cortar flores. Hace ramos y los regala a unos amigos que las depositan en las criptas de sus madres fallecidas. Un honor, un respeto, un cariño. Don Petete se dedica a eso. Su alma es altruista. Él ve cebollas en el huerto, ve retales, ve raíces. Y reparte. Ve una uva que es madura, ve el momento, ve los jugos, ve las claras.

Lo vio antes. Él todo lo ve antes.

Soy viticultor y elaborador de vinos naturales: sin aditivos. No tengo internet. ¿Radical?

@misteriosanlucar