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el castellonense vuelve al thriller con 'Naturaleza muerta'

Emilio Bueso: "Escribir de terror es como trabajar con la pólvora más inestable que hay"

2/03/2024 - 

CASTELLÓ. Emilio Bueso vuelve sobre sus pasos. El escritor castellonense, referente en el género de terror, acaba de publicar un nuevo thriller, Naturaleza muerta, con el que retoma su escritura más oscura y con el que, además, da el salto a una de los grandes editoriales españoles más grandes, como es Penguin Random House. 

Bueso quiere, así, seguir poniéndose las cosas difíciles como escritor. Como reconoce en una entrevista con Castellón Plaza, "conectar con el miedo es muy ambicioso y bonito, pero también duro. Te requiere trabajar con la pólvora más inestable que hay". No obstante, en el caso del escritor -que ha ganado hasta dos premios Celsius, galardones donde se reconoce lo mejor del género negro, por las novelas Diástole y Cenital- hacerlo supone volver a sus "orígenes". Es lo que empezó a escribir y es lo que más le llena hacer. " No hay emoción más intensa y profunda que el miedo. Te hace sentir vivo, te enfrenta a situaciones a las que nunca acudirías", afirma.

En Naturaleza muerta, Bueso enfrenta al lector a una mujer que huye de todo. Claudia, con cuarenta años, deja su hogar de toda la vida para olvidarse del mundo, de su divorcio, del trabajo y de la larga lista de fármacos que toma. Pero, debido a su asfixia termina comprando, sin analizarlo demasiado, una aislada casa en la ladera de un pantano valenciano. Allí solo pretende vivir tranquilamente. Sin embargo, a medida que pasan los días y se le van acabando las pastillas, mientras conoce a los extraños vecinos y los gatos que viven en el pantano, le sobreviven unas pesadillas perturbadoras. Algo extraño, y perturbador, ocurre por las noches.

Sin entrar en spoilers, el castellonense atiende a este diario para hablar de su novela, explicar cómo fue escribirla y profundizar en el género de terror. Emilio Bueso estará, con todo, el próximo 4 de mayo, a las 12:00 horas, firmando en la Feria del Libro de València. 

-La protagonista busca empezar de cero, cambiando de barrio e instalándose en una casa cuya farola más cercana está a varios kilómetros de distancia. ¿Es importante para una historia de terror trabajar tanto la atmósfera como lo que se narra?
-Sí, el aislamiento es importante, no solo para sacar al personaje de la zona de confort, sino porque tendemos a socializar y a protegernos rodeándonos de gente que nos puede ayudar. Poner a una mujer sola en una alquería en la Marjaleria, en un sitio donde el vecindario está lejos, no hay iluminación ni calles como tal, porque son ramales, pues ayuda a la historia. Estos elementos son habituales en la ficción anglosajona. Utilizan mucho las granjas, porque estar en un sitio donde tu vecino se encuentra a unos diez minutos, crea tensión. En cambio, los europeos tienden a ambientar mucho sus historias en entornos rurales como los pueblos, pero es que en ese pueblo se darán cita varios vecinos en la panadería, no es lo mismo que esperar a que una furgoneta te lleve hasta tu casa el pan. Mi padre era agricultor y también he pasado tiempo en una marjaleria. Recuerdo el ambiente que generan estos sitios. Aparte del aislamiento, son los ruidos únicos que aparecen por la noche, los vecinos raros, el tú pasear por ahí a oscuras con la bici...

-Y sin una música estridente o de tensión a la que apoyarte... ¿qué es lo más complicado de trabajar el miedo desde la escritura?
-Es eso lo complicado, que te debes únicamente al lenguaje y tienes que verbalizar todo. El cineasta mete una cuña de sonido, un enfoque truculento o una escena sangrienta y ya te sugestiona, es todo muy sensorial. Pero, en mi caso solo con la palabra tengo que conseguir meterme en la cabeza de la gente que está leyendo. Es más difícil la escritura de terror que la cinematografía por eso. Cuando en una película quieren hacerte saltar de la silla, te meten un audio antes de que aparezca la imagen en cuestión para que el shock llegue antes. Yo necesito que cada capítulo atornille la historia. En mi caso, además, me gusta tirar bastante del humor y si no tengo cuidado puede arruinar la atmósfera.

-En este caso se juntan, además, el miedo a imaginarse solo en una casa apartada de todo, y el miedo a la soledad y la crisis interna que está viviendo la protagonista. ¿Te gusta explorar un terror más llevado a lo psicológico?
-Sí, correcto. Para esta novela y anteriores he escogido personajes rotos, que viven un infierno por dentro. Esto me permite una introspección mayor. La protagonista busca desintoxicarse de la vida y compra una casa baratísima sin indagar más. Se muda hasta Valencia para esconderse de sus camellos, sus médicos, de las compañías tóxicas que han convertido su vida en un horror. Busca empezar de nuevo. Todo eso es duro y terrible. Si hay una cosa que da más miedo que los ruidos en una alquería, es darte cuenta que has alcanzado los 40 y tus planes vitales se han ido al carajo. Pero, es que además, te aparecen fantasmas. Todo ese ambiente tan complicado que impacta en el personaje es determinante. Hay muchos lectores que leen este libro en clave de drama psiquiátrico, sobre todo las últimas páginas. Entienden que lo que ocurre es fruto de la mente enferma de la protagonista. Es una lectura que también puede hacerse, claro, podemos pensar que se ha vuelto loca.  

-En ese ejercicio, ¿cuánto de lo que escribes está planificado y cuánto te sale a medida que avanza la historia?
-Hay escritores de brújula y mapa, que lo tienen todo planificado, y otros que se dejan llevar. Yo creo que como escritor tienes que ser capaz de improvisar. El desarrollo de la historia te plantea nuevos derroteros que ni te habías parado a pensar e igual son mejores que la idea original. Cuando tengo dispuesto el personaje, el escenario y explicado con detalle el ambiente, me aparto poco a poco a un lado, aparto el timón y dejo de conducir la historia, para que empiece a escribirse sola. El personaje se enfrenta a un problema y yo ya no pienso mucho, sé qué haría o qué no haría. Se desprenden consecuencias o desenlaces obvios. Es el gran chollo de escribir sin tenerlo todo planificado. Si los mimbres de tu historia son buenos, te llevarán hasta conclusiones que te sorprenderán a ti mismo. También es verdad que uno de cada cinco manuscritos los tengo que abandonar porque no consigo que fragüen. Pero me gusta hacerlo así; tener muy pensado el arranque, algo trillado el nudo, pero el desenlace solo vagamente definido. 

-Que la protagonista sea la única narradora de la historia, ¿te ha terminado por condicionar?
-Escribir en primera persona me permite meterme muy dentro del personaje. Te puedo contar sus pesadillas, pensamientos o qué ha sentido en un encuentro sexual. Hay quienes ven al narrador omnisciente como el narrador más poderoso, pero que un personaje esté en el centro te permite desarrollar mucho mejor un thriller sobrio como este. Se juega mejor con la intriga y el misterio y te ayuda a sembrar la idea que buscas en la cabeza del lector. 

-Has comentado que con esta novela has conseguido repararte y ponerte de nuevo en marcha. ¿Por qué?
-Vengo de hacer la trilogía Los ojos bizcos del sol, un proyecto de diez años que ha funcionado bien en algunos aspectos, pero en otros me ha decepcionado. Mi editorial, Gigamesh, ha hecho agua, estando yo en un momento de apogeo, y me han chafado muchos libros. Lo malo de los autores emergentes es que si tienes suerte y tus cifras van aumentando, pero la industria editorial no, se te cae el edificio encima. Trabajar ahora con uno de los grupos editoriales más grandes de España, como es Penguin, me ha devuelto la fé. En la anterior editorial había invertido mucho y eso te va quemando y desmotivando. Por eso, lo siento como un resurgir. 

-Eres uno de los escritores que más y mejor domina el género del terror actualmente. ¿Qué es lo que te enganchó a él? 
-Que sea una literatura de emociones fuertes. No hay emoción más intensa y profunda que el miedo. Te hace sentir vivo, te enfrenta a situaciones a las que nunca acudirías. Por eso es una constante a la que vuelvo, es lo que más he cultivado. De mis diez títulos, seis o siete son de terror. Para mi escribir de esto es volver a mis orígenes. Empecé precisamente con un thriller narrado en primera persona, con una mujer como protagonista, y ambientado en la Comunitat Valenciana. Vuelvo sobre mis pasos. 

-Sin embargo, ¿dirías que el terror es un género agradecido para ser escritor?
-Es un género muy duro. Si tu te aburres, el lector se aburrirá; si tu no pasas miedo, el lector no lo pasará. Tienes que ir de la autogestión para llegar a la sugestión de terceros. Es un género que te exige ser capaz de abordar emociones más próximas a la mente humana. El miedo no es un estímulo más, despierta nuestro instinto de supervivencia. Si vas por el parque y pegas un pisotón al suelo y hay palomas, éstas saldrán volando. Es el reflejo de todo depredador, está grabado a fuego. Hasta los animales más simples dependen de eso. Muy pocas dependen del sexo en comparación. Por eso, conectar con el miedo es muy ambicioso y bonito, pero también duro. Te requiere trabajar con la pólvora más inestable que hay. Tienes que apelar en lo más profundo de una persona, desde un texto escrito negro sobre blanco. Y hay gente que no lee terror porque dicen que no les gusta o no quieren pasar miedo: otros en cambio piensan que no podré suscitarles miedo. 

Por otro lado, no hay tantas oportunidades para los emergentes. Yo más de una vez he tenido problemas para encontrar editor y un espacio digno para mis novelas. El género histórico, o incluso el erótico, es más agradecido. Tiene un público fiel y no tan exigente, en promedio. Son historias que no requieren tanta intensidad en el lenguaje. Antes sí que si escribías una historia de romanos, debías adaptar el lenguaje a las formas de antes, ahora no hace falta. Le hemos quitado mimbres que hacían difícil el género, por eso hay tal apogeo de escritores de novela histórica. Cuando veo, además, las cifras que dominan es un chollo. 

-¿Cuál es para tí la mejor historia de terror escrita?
-Es complicado, te podría decir muchas. Pero si pensamos en una historia para alcanzar a un público grande te diría El resplandor de Stephen King.

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