Es la espera que no llega y se impacienta.
Espera. Recelosa, compañera, la que une las heridas.
Es la espera, ya la siento y me pregunto cuándo llegas.
Tengo el poder de tu penumbra, la débil voluntad de mi legado, tu ternura infinita. Te esperaré a la sombra del olivo, con tus caricias eternas, al abrigo de tu vera. Descansaré para siempre contigo, sobre la delgada piel de tu sonrisa, sobre ese acebuche domado por espacios nómadas. Anárquicos.
Tengo un pacto con tus besos, presagio tu venida
Te veo equilibrar los astros desviados, te desearé hasta que la madrugada cierre sus párpados.
Te veo aparecer por todas las esquinas, por todos lados.
Solo plantas, solo ellas, solo plantas
Todo se guiaba por la naturaleza, por la luna. Por un amor sin prisa ni horario, ingobernable, de tiento y arreglo. Un amor al compás de sus caderas, de su cintura ligera.
Lo verás cuando los ojos se vayan a cerrar
Fue su sueño, su momento, su aquel. Su alusión. Esta noche fue su hoy y su ayer, su primer y último amor. Fueron aquellas noches perdidas, las dudas, el olvido, la bebida pegada a las sienes del pasado.
Me iré a dormir y te contemplaré y cuando me despierte te soñaré
Tengo tu retina encerrada en la mía, tengo tu piel en mis lagunas, tengo tu tacto en mis dedos, tu risa en mi recuerdo. Tengo mis miedos. Tengo tu olor en mi memoria, tengo el veneno.
Tengo tu boca, tengo tu espera y tú tienes la mía
Soy viticultor y elaborador de vinos naturales: sin aditivos. No tengo internet. ¿Radical?