De generosos fermosos

Ferieando por Vinoble, oye

Hoy es viernes de feria y mucho vino con nobleza. Que venimos a rememorar y revivir nuestra cita bianual con Jerez y su Vinoble, ole.

| 04/10/2024 | 4 min, 16 seg

Nos situamos en el mes de mayo recorriendo ese Alcázar llenito de seducciones que van despertando intensas emociones. Entre amigos, reencuentros e inesperados conocimientos. Porque en estos eventos, las personas son tan o más importantes que las más bellas botellas. Esas de las que caen a montones, copa a copa y con renovadas ilusiones. Y en un puñadito de ellas nos centramos ahora. Asombrosas tentaciones y empezando con el Mosto Tío Pepe (Gonzalez Byass). Fruta total que restalla jugosa y afable. Todos los manzanos creciendo entre perales que, aunque no cantan, nos hacen soñar con veleros navegando hacia la libertad. La voluntad de hacer las cosas fáciles para que sean atractivas para todos. Puertas de entrada a la complejidad de la forma más sencilla y que puede ser maravilla con unas papas aliñás. Tristrás.

El Finolis en rama 2016 (Williams & Humbert) es refinado, sin encabezar y cero cabezón. Con su deje de señorito que va a caballo despacito con la frente bien alta. Después de un asoleo que le da la fuerza de los astros. Los que ofrecen luz para que las flores crezcan en la tierra o abriéndose paso entre las rocas. Con perseverancia y la seguridad de saberse bonito con unas alcachofas guisadas.

 El Palo cortado Espinosa de los Monteros (Bodegas Espinosa de los Monteros) es ganador de premios y parabienes. Porque tiene eso del pellejismo naranjoso que lo hace fermoso. De potencia que es enormidad hecha realidad. La que te despierta de ensueños con su diversidad elegida. Con cada cosita medida para tener el resultado esperado. Y no te sorprende cuando ves que queda genial con un payoyo curado.

El Patinegro 2021 (Bodegas Barbadillo) es chorlitejo, ave preciosa que deseamos que nunca emigre. Blanco con un año en bota de manzanilla que se perfila con contornos simétricos. Esbozos sólidos y cremosos de amplitud fragante. Tirando palante, agarrando con firmeza el volante que nos conducirá a playas infinitas y a unas pijotas fritas.

El Cream Piñero VOS (Juan Piñero), como todo lo de esta casa, es portento asegurado. Oloroso y pedro ximénez en rama y con sus veinte añitos. Los suficientes para llevarte hasta la eternidad en un cielo de golosinas voladoras, pero nada dulzonas. Masticables y blanditas, al tiempo que con todo el vigor para enfrentarse a cualquier situación y que sea evocación con unas huevas de atún en salazón.

Rancios que son cariño

Con el Gramona Batlle Vi Ranci Solera Inicial 1910 (Gramona) viajamos a esa Cataluña de bodegueo tranquilo y paradójico ajetreo. Lo que nació de taberna en taberna y que era solución para el dosaje, ahora se convierte en estandarte. Del potencial de los vinos rancios bien hechos y capaces de darlos mejores momentos. Con todos los elementos en su mano para ser rompedor con unos embutidos de Vic.

El Palma Cortada 2ª Saca (Primitivo Collantes) no se corta un pelo porque es salao y, pese a su vigor, nada pesao. La elegancia con una sonrisa eterna en la cara y la compañía que sabes que jamás te abandona. Lo que funciona como un reloj muy al sur de Suiza, dando la hora con precisión. Auténtica sensación y verdadera sugestión con una ración de rabo de toro con muchas patatas fritas.

El Palo Cortado Viejo 264 (La Inglesa) viene desde Montilla-Moriles para dejarnos con la boquita abierta. Una vuelta de tuerca a bota única y protegida con los abrazos biológicos que la mantuvieron escondida. Seda salvaje de selva que crece al borde del mar imponiendo su energía. La belleza que esperamos ver a la venta muy pronto y que mientras tanto, nos bebemos con un guisote de mormo de atún.

Nos vamos de gurbijismo con el Viña el Corregidor de Carrascal (Bodegas Luis Pérez), con el que Willy se lanza a por espumosos de albariza. Y atiza, que es pleno acierto. Bajo velo, con el método tradicional y mosto de pedro ximénez asoleado. Con un resultado que ojo cuidado, es del todo precioso. Fino y con el carácter de su tierra. Infalible, de mirada firme, agradable semblante y aguante para comer con lo que sea, así que le damos unos huevos de choco la plancha.

Terminamos volviendo a Córdoba con el Palo Cortado Lagar Blanco (Lagar Blanco). Importancia superlativa con una gentileza que remotiva. Con dos años de crianza biológica y treinta de oxidativa no puede evitar ser animalillo. Salinidad desbocada que te inunda de impresiones difícilmente comparables. Una irrealidad palpable que, por suerte, existe para que, aunque sea a poquitos, podamos disfrutarlo soñando con volver a comer unas ortiguillas de esos mares.

Así nos despedimos, desde estos lares y sus bares, rogando por continuar nuestros andares, copa a copa y siempre brindando y besando.

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