VALÈNCIA (EFE/CP). El diseñador Francis Montesinos (València, 1950) asegura en una entrevista con EFE que la tijerita ha sido una constante en su vida pero nunca ha cosido un botón, que le relaja mucho dedicarse a las plantas y a la cocina, y que en su casa tiene diecisiete pavos reales, dos perros y seis o siete gatos. El vanguardismo ha sido clave en la vida del diseñador, heredado de su madre y porla que es realmente quien es a día de hoy: "Soy Francis Montesinos gracias a ella. Además de su apellido, ella montó la primera tienda de trabajos manuales en València, Batallón, y yo empecé a jugar ahí con todas las cosas y a conocer lo que a lo largo de 50 años ha sido mi vocabulario". Cuando heredó la casa de sus abuelos maternos, Casa Montesinos conformó su marca.
-¿Qué facetas del mundo de la cultura no faltan en su vida: música, arte...?
-Yo he hecho de todo, hasta música. Mis abuelos pertenecen a Llíria (Valencia), el pueblo de la música, y ser músico de pequeño era algo normal. Toqué en un conjunto de pop, Los Canguros, cuando tenía 16 años o así, y estuve tres o cuatro años, hasta que descubrí que mi pasión era la moda. La pintura también ha estado conmigo, soy realista, me gusta el collage. Yo era muy de tijerita, de recortar, de montar, lo hacía muy rápido y la gente se quedaba flipada. Me dejaba el autobús del colegio y ya cogía la tijerita en Batallón y empezaba a darle.
-¿Quién le enseñó gran parte de todo lo que sabe?
-Tuve a la señora Concha, era una maestra de maestros. Todavía pienso, a la hora de hacer un traje, cómo lo cortaría ella; me decía: "una cosa es dibuixar i altra, fer-ho". Estudié Artes y Oficios y me metí en la moda, tuve suerte de librarme de la mili por excedente de cupo y abrí una tienda con menos de 20 años.
-¿Podría elegir una de las bellas artes?
-Todas son importantes, y la moda es una parte de ellas. Para ser diseñador se necesita ser pintor, cortador... Cuando salió la moda, era un arte nuevo, y bebía de todos ellas.
-¿Es necesario darle color a la vida?
-Me encanta el cine y las fotos en blanco y negro pero el color es la esencia de la vida, la alegría, la fiesta; el color es el motor de todas estas cosas.
-¿En qué actividad, aparte del diseño de moda, es un crack, de qué puede presumir?
-Yo creo que no hay que presumir. La cocina me gusta mucho, me relaja, igual que las plantas, las flores. Si he hecho 200 estampados en esta vida, 190 son florales. Son pocas las flores que me quedan por utilizar, las he utilizado casi todas. En una ocasión tenía que dar una conferencia de botánica y me había puesto algo nervioso, y me dijeron: "Pero si has hecho 200 estampados de flores, ¿qué hay que decirte a ti de la botánica?", y ya me tranquilicé.
-¿Qué más le tranquiliza?
-La cocina me relaja mucho, y preparar la mesa, arreglarla, la decoración, y después una buena comida. Mi especialidad es la fideuà pero me gusta la variedad. Cuando venía mi madre, hacía paella de bacalao. Me gustan todas las paellas pero no me gusta repetir dos domingos la misma paella. Me encantan las vajillas, todo lo que sea nuevo, en realidad. Ahora estamos haciendo una colección de vajillas preciosa. Otra de ropa de perros, que ya está entregada, y nunca lo había hecho.
-De no haber sido diseñador de moda, ¿qué le habría gustado ser?
-Lo tenía muy claro, de joven ya empecé a hacerme todas las cosas. Durante la semana la pasión era comprarme una lana, una gamuza. Y todos los amigos, antes de ir a la discoteca, venían a mi casa para pedirme que les dejara mi ropa.
-¿Qué experiencia ha vivido y le gustaría repetir?
-Hay muchas que me gustaría poder repetir, pero me gustaría más hacer algo nuevo, que no conozca, que me sorprenda. Me encantaría repetir algunos desfiles y la última exposición del MuVIM. Afortunadamente, he disfrutado mucho con el trabajo y con el día a día, es mi pasión. Hasta lo que he hecho mal, me gusta.
-¿Le queda algún sueño por cumplir?
-Seguro que sí, vestir al Micalet (risas). La exposición del MuVIM de 50 años de trabajo (en 2020) me dio un subidón, se veía toda la obra desde el principio hasta el final, los vestuarios de teatro, de danza. He tenido la grandísima suerte de trabajar con los mejores del mundo que han enriquecido mi baúl, y he disfrutado y aprendido mucho. Además, ese aprendizaje te aporta mucho al alma y al espíritu.
-¿Con qué eres feliz? ¿En que crees?
-Con el día a día. Estoy enamorado de mi profesión, de mi trabajo. Creo en todo, en el bien y el mal, en que existe Dios, por supuesto, y en el amor.
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