El infiltrado, Atlanta y The Crown acapararon los premios en las categorías de series. Meryl Streep recibió el premio honorífico en una gala que contó con un insulso Jimmy Fallon como anfitrión
VALENCIA. El pasado mes de septiembre el Festival Internacional de Toronto, el TIFF) despejó las dudas: La La Land (Damien Chazelle, 2016) iba a ser la película del año. Desde entonces, ninguno de aquellos pronósticos se ha alterado y la 74 edición de los Globos de Oro fue tan previsible como desconcertante el monólogo de Jimmy Fallon. El anfitrión de la gala que se estrenaba en el papel se convirtió en uno de los presentadores más desdibujados de esta querida ceremonia de galardones desde que se recuerde. Un chiste sobre Donald Trump (desde su corrección política) y que le fallara el telemprompter marcaron el inicio del show.
El musical también sirvió para que sus dos protagonistas, Emma Stone y Ryan Gosling, recibieran sus primeros Globos de Oro en dos de las carreras más ascendentes de los últimos años en Hollywood. Además de los premios al mejor texto original, como película y actores, recibió los premios a Mejor Canción Original y Mejor Banda Sonora. Esta historia de amor entre dos jóvenes soñadores, con el gran Hollywood de fondo, se conforma a partir de esas canciones ahora premiadas. Su mérito aspira a ser la creación de un musical moderno y de referencia, algo que al menos de cara a la crítica ha conseguido sobradamente.
La acaparación de siete premios por parte La La Land apenas dejó oxígeno de atenciones para el resto de candidatas a mejor película, director o guión. Casey Affleck cumplió con todas las porras y logró su primer Globo de Oro por Manchester frente al mar, película de apenas 9 millones de dólares de presupuesto y plagada de nominaciones y parabienes por parte de la crítica. Una cinta, por cierto, impulsada por Amazon desde su vertical de producción audiovisual. Tanto Affleck como la película se encaminan hacia la recolección de un buen número de premios durante los próximos meses; tambien para Michelle Williams, coprotagonista del film.
Contra muchos pronósticos, Moonlight se alzó con el premio a la Mejor Película en la categoría de Drama. La cinta de Barry Jenkins se impuso así a Manchester frente al mar (Kenneth Lonergan) que encontró en el premio a Affleck su único rédito. No obstante, la opera prima de Jenkins también augura un extenso recorrido en reconocimientos a partir de una historia que narra el descubrimiento de la identidad sexual de un joven negro en plena guerra de los carteles de la droga en los suburbios de Miami. Tampoco hubo premio para Amy Adams (aunque cabe destacar que las películas de Denis Villeneuve y él mismo tienen una preocupante carencia de reconocimientos en este tipo de galas). Lo mismo sucedió con Natalie Portman, que sí estaba en todas las quinielas para lograr el Globo de Oro que recogió Huppert por su papel como Jackie Kennedy en Jackie.
La honda interpretación de Aaron Taylor-Johnson en Animales nocturnos (Tom Ford) le reportaron su premio como Mejor Actor Secundario. El premio homónimo en la categoría femenina fue a parar a manos de la gran Viola Davis por Fences, la película dirigida por Denzel Washington y que no encontró en los Globos más reconocimientos. Zootropolis, de Disney, fue premiada como mejor cinta de animación.
En el capítulo de series sobresalieron dos títulos de la casa FX: Atlanta, Mejor Comedia, y The People vs. OJ: American Crime Story, mejor miniserie (que también lograría el reconocimiento a Sarah Paulson como mejor actriz de la categoría). Con algunos premios incluidos en las porras de los medios de Los Angeles pero no menos sorprendentes, como el de Billy Bob Thornton (Mejor Actor de Drama por Golliath), The Night Manager se llevó tres Globos. La serie, que en España tiene el nombre de El infiltrado, acumuló los premios de Mejor Actor (Tom Hiddleston), Mejor Actriz de Reparto de Miniserie (Olivia Colman) y su homónimo de actor (Hugh Laurie). Tres metales para la serie basada en la novela de John Le Carré que también ha firmado su guión.
Uno de los nombres que aparecían en todas las apuestas era el de Claire Foy, protagonista de The Crown. Ella y su serie se llevaron sus correspondientes premios como Mejor Actriz y Mejor Serie en la categoría de Drama. De esta forma, la historia sobre la Reina Isabel escrita por Peter Morgan (que ya recibió un Globo de Oro por aquella The Queen -2006- interpretada por Hellen Mirren) revalidó su momento después de haber acaparado también el beneplácito de la audiencia británica. Un logro para Netflix, que entre nominaciones y premios no ha tenido una mala cosecha precisamente este pasado curso, corriendo peor suerte Stranger Things. Ni esta ni Westworld, posiblemente los hypes de la temporada, tocaron metal en la edición de 2016 de los Globos de Oro.
Tampoco Juego de Tronos, que sigue pasando muy desapercibida para la prensa extranjera de Hollywood, y tampoco The Night Of, que está siendo una de las mejor valoradas por la crítica de todo el mundo más allá de los premios: John Turturro era el principal candidato a Mejor Actor de miniserie que se llevó Tom Hiddleston por un El infiltrado que todo el mundo apunta como una suerte de experimento formal del James Bond que el actor británico protagonizaría. La que sí cumplió con las expectativas fue Atlanta, Mejor Serie de Comedia y Mejor Actor (Donald Glover). Como actriz y de la categoría, el premio fue para la hija de Diana Ross, Tracee Ellis Ross, por Black-ish.
El mensaje de Streep fue tan amplio que tuvo tiempo para recordar como el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se mofó de un periodista con discapacidad. Sirvió también para recordar que "todo el mundo es extranjero" en Hollywood y para refrendar el hecho de que los actores deben sentirse orgullosos por su trabajo con una emocionada mención a su amiga y recientemente desaparecida Carrie Fisher. A 'Leia' y a su madre, la también actriz Debbie Reynolds, le dedicó la HFPA un pequeño vídeo en el primer tramo de la gala.
Kristen Wiig y Steve Carell protagonizaron uno de los momentos más divertidos de la noche, con una satírica visión del impacto del cine infantil en los padres. El otro pico de humor más propio de la gala de los Globos lo originaron Amy Schumer y Goldie Hawn, con la primera como opositora de galones para comandar la propia ceremonia y con la segunda en una escena en la que casi otorga a Ryan Reynolds el premio de Gosling.