El negocio cierra con un acto en el que también participará Manu Blázquez, Enrico della Torre, Alex Marco, Nico Munuera y Antonio González
VALENCIA. Nació, vivió y, ahora, se prepara para morir. La librería Valdeska (calle del Mar, 47) ha sido un "serecillo" con vida propia, explica Sergio Valdeska, su dueño, un negocio atípico cuya desaparición, tras 36 años de actividad, deja herido de bala al circuito cultural del cap i casal. Pero no sin antes, a pesar del propio Sergio, descorchar una botella de champán o, en su defecto, tomar una copa de "vinillo de garrafón".
El próximo viernes 18 de diciembre, a las 19.30, tendrá lugar en su local una exposición que apenas durará unas horas y que reunirá a siete artistas y amigos que quieren rendir un último homenaje a la librería. Bajo el lema 'Los colores de la urraca', la muestra contará con la participación de Manu Blázquez, José Luis Cremades, Enrico della Torre, LUCE, Alex Marco, Nico Munuera y Antonio González.
"Como las urracas, acudíamos una y otra vez al lugar que sabíamos propicio para saciar nuestro apetito no solo lector. Black&White, por escrito. Negro de la línea, del punto, de la mancha sobre el papel inmaculado, sobre la tela cruda, sobre el vacío recortado de materiales diversos, se suceden las obras de estos siete artistas dispuestos a blandir sus armas incruentas en homenaje a esta proverbial librería ajena a modas y corrientes", ha escrito el catedrático Juan Bautista Peiró al respecto de la muestra con la que se dirá au revoir al histórico negocio.
Es, precisamente, el estricto criterio -"de línea dura"- de su dueño que ha dotado a ese "serecillo" de una personalidad única. Esta era la biblioteca de Sergio y en ella no entraba cualquier cosa. "No se han hecho concesiones. Hemos podido trabajar así, que es decir mucho. No es fácil no tener a un premio Planeta, no estar al tanto del Nobel o el Cervantes. Yo nunca a me he enterado de esas cosas. Este ha sido un lugar ligado a un concepto de modernidad, que significa, básicamente, que eres un ser curioso".
Es su selección minuciosa lo que lo ha hecho inseparable del espíritu de un negocio que nació hace 36 años en la calle Quart y que, desde hace quince, custodia la calle de la Nau. Sencillamente, no hay otra igual. Sin embargo, en casi cuatro décadas el público parece haber cambiado una relación con la literatura que se resiente. "Poco tiene que ver con lo que era hace 30 años. Lo que yo entiendo por libro se va a convertir en un objeto casi de gabinete, pero seguirá habiendo gente que quiera penetrar en esos gabinetes", afirma Sergio.
"El libro era un objeto popular, que se consumía y se comentaba. Ahora se está convirtiendo en un objeto de culto. El 'libro libro', no estas cosas de los best-sellers o escritores potenciados por intereses", puntaliza. Valdeska se quiere ir sin hacer ruido, aunque le va a resultar imposible. Su proyecto a contracorriente cuenta con muchos fieles que este viernes acudirán a su última llamada.
Aunque prefiere huir de la fanfarria y se distancia de un evento que tiene como objeto homenajear a Valdeska como "entidad", Sergio tiene claro que no es el cierre de un ciclo. Es el fin. "Cerrar una cosa de estas no es sencilla, es un proceso largo. Siempre decía que esta librería me parecía que estaba vacía, veía pocos libros, pero ahora me he tenido que tragar mis palabras. Empezó, se desarrolló y, ahora, ha acabado". Ahora toca ir con la curiosidad a otra parte.
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