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La oportunidad de los Goya 2022: ¿un gran evento o el último empujón del audiovisual valenciano?

La celebración de la gala promete ser un revulsivo. Hay factores a favor de que así sea, pero los esfuerzos redoblados se deberán mantener más allá de febrero de 2022

9/09/2021 - 

VALÈNCIA. Hoy se presentan parte de los detalle de la gala de los Goya 2022, que se celebrará en el Palau de Les Arts, en València (esta vez sí que sí), durante el primer trimestre. En la rueda de prensa de hoy estará todo el mundo: Ximo Puig, Joan Ribó, Sandra Gómez y Toni Gaspar representarán  a las tres instituciones públicas, mientras que Mariano Barroso y Rafael Portela harán lo propio por parte de la Academia. Se espera que se confirmen las fechas concretas, y algún que otro detalle, como la presentación o de qué manera se va a rendir homenaje a Berlanga durante la gala. En todo caso, aún falta cerca de medio para que tenga lugar: hoy se arranca algo que culminará dentro de seis meses.

La gala de los Goya es, sin duda, una de las apuestas más potentes para València durante el año que viene (también se celebrará la World Design Capital y la gala Michelin), y se anuncia no solo como un gran evento, sino como el último empujón que necesita la visibilización y fortalecimiento del sector audiovisual valenciano para despegar. Esta vez sí, cree mucha gente, mientras otra tanta mira con cierto desapego esas previsiones optimistas.

¿Puede ser la gala de los Goya determinante o solo un pico en una montaña rusa que marea quienes se suben a ella? La realidad es que los Goya será el evento más importante de una serie de actividades mucho más amplia. Tiene el mayor presupuesto porque es histórico (solo Sevilla, Málaga y Barcelona la han acogido fuera de Madrid), y porque se trata de reunir a algunas de las caras más mediáticas del cine español. Almodóvar, Paco Plaza, Agustí Villaronga, Icíar Bollaín o Jaime Rosales, llevarán seguramente su film, además de las sorpresas que puedan dar Clara Roquet, Ainhoa Rodríguez, Júlia de Paz Solvas o Carol Rodríguez Colás. 

Pero más allá de los nombres que resuenan, los Goya de 2022 también será un pulso para el cine valenciano, que este año ha echado el resto con películas como Espíritu Sagrado, de Chema García Ibarra, o Lucas, de Álex Montoya. Ambas reconocidas en sendos festivales de cine, ambas excelentes, ambas una rara avis en prácticamente cualquier categoría de los Goya. Aunque el cine valenciano hace su camino, elevando el nivel año tras año (La Mort de Guillem, La Innocència), el destino de los premios de ámbito nacional no suele acabar alcanzándose. ¿Es este el año del cine valenciano? Pues no depende ni de Puig, ni de Ribó, ni de Gómez, ni de Gaspar, sino de los académicos y académicas, cuyo criterio está por encima de los deseos. En todo caso, como mínimo, la gala servirá para que empresas de services (catering, maquillaje, peluquería, producción técnica) demuestren lo que saben en un evento de estas dimensiones.

El gran escaparate del cine valenciano sí tendrá un nombre fijo en la gala, Luis García Berlanga. Este próximo 6 de octubre, el primer Día del Cine Español, que conmemora el final del rodaje de Una pareja feliz, la ópera prima del director valenciano y Juan Antonio Bardem. La agenda a partir de entonces sufrirá un revulsivo, y se hará más evidente la celebración del Año Berlanga, que intentó coger ritmo en junio y no lo ha logrado hasta ahora. Han pasado nueve meses de celebraciones sin mucho más que presentaciones de libros y un acto anunciado en el Palau de la Generalitat; pero la idea del Ministerio, Generalitat y Ayuntamiento es el de alargar la agenda hasta junio de 2022.

La gala en sí no será ese pretendido empujón, sino el marco en el que se ha visibilizado realmente la potencialidad del sector audiovisual valenciano con la ayuda inestimable de las administraciones públicas. Es “la excusa”, dicen, para poder generar políticas industriales culturales. Para ello, se ha proyectado un gran evento relacionado con la venta y distribución de cine y el marketing para la primavera-verano de 2022, además de seguir impulsando las film offices (que están trabajando a pleno rendimiento), y una suerte de visibilizar el trabajo que se está haciendo en la reunión de la Comisión Berlanga, en la que participa tanto la Academia como el Ministerio de Cultura. Un “estamos aquí”.

Y estamos aquí, en efecto. Durante los últimos años, han crecido como setas jornadas de pitch y un mercado audiovisual, premios, se ha aumentado la partida de ayudas, ha vuelto la radiotelevisión pública autonómica y su financiación… Y todo esto, a la espera de cuál será el papel de la Comunitat en la estrategia del Spain Audiovisual Hub, un megaproyecto de 1.600 millones de euros presupuestados para impulsar la industria a nivel estatal, del que las comunidades autónomas han de presentar diferentes planes.

Confluyen así, en el mismo año, una conmemoración (Año Berlanga), un escaparate (Goya) y una inyección de recursos al sector, que ya viene demostrando de lo que es capaz (y aún quedan grandes sorpresas por ver, como El Agua, de Elena López Riera). ¿Y después, qué? Los planes del Ayuntamiento de València pasan por darle autonomía a la Film Office constituyéndola como un organismo independiente para que mantenga los actos que se harán este año para la industria, por ejemplo. La Generalitat sigue apostando por los Premis de l’Audiovisual Valencià y por la subida continuada de las partidas de ayuda a todas las patas del sector. Si la apuesta se mantiene, el sprint de estos meses tendrá un sentido y la capacidad suficiente para provocar un cambio determinante en el marco profesional, pero al audiovisual valenciana aún le faltan tantas cosas que se han de cocinar a fuego lento, que también cabe la posibilidad de recordar 2022 simplemente como ese año en el que pasaron los Goyas.

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