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A LO LARGO DE ESTE AÑO

La Pascuala proyecta dos locales más en Valencia

La casa del esmorzaret, famosa por el tamaño de sus bocatas, se plantea la ampliación del negocio para los próximos meses

28/01/2016 - 

VALENCIA. Apenas unos pocos comensales logran engullir sus generosos bocatas de carne de caballo, pero ahora serán más los intrépidos que pongan a prueba su resistencia estomacal. La Pascuala, ese bar de toda la vida en torno al que los valencianos celebran los almuerzos más brutales, quiere ampliar su presencia en la ciudad de Valencia con dos nuevos espacios. Al popular local del Carrer d'Eugènia Viñes, en el Cabanyal, proyectan sumar dos más antes de acabar el año en los barrios circundantes del centro.

La Bodega original conserva el sabor costumbrista, ubicada en una de esas casetas marineras con portones de madera, de modo que una reforma de las instalaciones centenarias resulta impensable. El negocio solo puede plantearse crecer en otras direcciones, y esa expansión lleva meses gestándose, a falta de cerrar contratos para ganar otros dos recintos. La gestión de los mismos correrá a cargo de José Vicente Boix, patrón de esta casa de bocatas, y su mujer, compañera infatigable de servicios, que a su vez seguirán atendiendo las comandas de la Malvarrosa. Y sí, la decoración será continuista con la actual, pero también la carta.

El esmorzaret valencià resiste las embestidas de la modernidad. Al menos así se desprende de que las 'nuevas Pascualas' preserven el mismo nombre, el mismo concepto y un único (aunque frenético) servicio al día. Nada de zumos, tartas y ensaladas. De 9 a 15.30 horas se sirven bocatas, olivas y cacaos; cada cual elige si regarlo con vino o cerveza, además del café. La receta de la felicidad no tiene más ingredientes. El precio permanece inalterable, porque de eso va la filosofía de la casa, de irse comido (y casi cenado) por unos 6 euros

A un lustro del centenario -La Bodega La Pascuala fue fundada en 1921 por los tíos del actual dueño-, el barrio de los pescadores se queda pequeño para estos hacedores de bocatas grandes. Continuar con el negocio familiar parece casi un requerimiento ahora que los hijos de José Vicente se acercan a la edad adulta. También está el tema del espacio para una fiel clientela. No fallan los trabajadores en los descansos de la semana, ni las familias con niños y collas de amigos de los sábados (conviene reservar hasta con quince días de antelación), público al que esperan alcanzar en otras áreas, sin descartar otros nuevos. 

Hacer lo de siempre, pero a lo grande. La taberna de barrio, con sus barras de pan artesanas y sus rellenos preparados al momento, sabe lo que se hace. No es el único proyecto que se atisba en el horizonte, porque el negocio hostelero tiene mucho pasado que contar, pero también futuro. Su filosofía es sencilla, pero directa, y amenaza con llenar el buche de Valencia. La digestión no será ligera. 

¿Quieres conocer algunas curiosidades sobre La Pascuala?

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