A fuego lento parecía cocerse una hornada de proyectos que ligan en contexto, de norte a sur y desde el interior hasta la costa de Castelló, con actitud joven abren proyectos con la intención de asentar solidez.
Cuando suelen preguntar cuál es el mejor restaurante de Castellón, la mayoría, esperan una respuesta ubicada en la ciudad y la mía escapa para recorrer las comarcas. Emprender en un pueblo o ubicación alejada de la urbe ya es una declaración de intenciones en sí misma, pero que una persona vuelva a su lugar de nacimiento para encender los fogones es otra historia que admirar.
El Ring siempre ha sido un gastrobar, un restaurante que abrieron los abuelos de Víctor Deusdad en 1978, mismo espacio que regentaron sus padres hasta que se mudaron al que ahora es, muy conocido, El Faixero. Victor Deusdad (31 años) ha crecido en las cocina de El Faixero, en la población de Cinctorres de 400 habitantes, y de su familia heredó la pasión por los fuegos. Estudió cocina en Benicarló y tras cursar la formación de ‘La huerta a la mesa’ de la Basque Culinary volvió a su pueblo de la comarca de Els Ports para abrir su propio concepto recuperando el espacio donde comenzó su familia. Reviscolem El Ring lo conforma junto a Elena Marin (27 años) que ocupa la sala. Ella es filóloga inglesa que se especializó en comercio internacional y descubrió su pasión por el vino.
La carta de bebidas está ordenada por quilometraje y apuesta por bodegas pequeñas. Gestionan una huerta que se ubica a poca distancia del restaurante y su geografía le otorga una situación privilegiada entre Els Ports, Terra Alta y Aragó que les aproxima a la trufa y las setas. Un menú corto de dos snacks, dos entrantes, un primero y un segundo con un postre por 36 euros y uno largo de tres snacks, cuatro entrante, un primero, segundo y un postre por 48 euros. Abren de miércoles a domingo. En carta plantean sugerencias de temporada pero mayormente trabajan con los platos del menú. Siete mesas y 22 comensales por servicio. Menjar i beure territori es su lema desde que abrieron hace dos meses.
Conocemos a Marc Matorell por años al frente del restaurante Gaudir en Alcossebre. Él es de Vinaròs, mantenía la espinita de abrir cerca de su casa y surgió la oportunidad. En el Carrer Costa i Borràs 22, en plena zona pesquera y cerca de la lonja sólo cabe esperar cocina mediterránea y marinera. Una casa valenciana, cuenta Marc que esta es la intención con la decoración, conseguir mucha luz de lo que antes era un restaurante japonés. En varios espacios: barra para cuatro comensales, reservado para seis, comedor y terraza podrán colgar el cartel de lleno máximo con 30 personas.
Su vocación es la de ser un restaurante donde “la gente que venga de fuera de la provincia se sienta como una casa, una valenciana, transmitir el amor que sentimos por nuestra gastronomía y nuestra cultura”. Marc habla de recetas de origen, con la emoción de la herencia y un menú donde no faltarán los escabeches, los peces azules como las sardina, el cordero, el conejo, la anguila y lo habitual con estilo su toque de cocina actual elaborada. Prepara un menú con cinco aperitivos, cuatro entrantes, un arroz, una carne, prepostre y postre entre 50-60 euros. La carta será cambiante en función de la temporada, siempre de proximidad y con una apuesta por suquets, calderetes y pescados.
La bodega la conformarán en un 60% vinos de proximidad (Castellón, Valencia, Alicante, Terres de l’Ebre, Priorat, Montsant…) el resto serán vinos de España y no tendrá vinos internacionales. La apertura está prevista a principios de junio.
Por la costa llegamos a uno de los restaurantes con las mejores vistas de Castellón a la Mediterrànea. Tras pocas semanas de su apertura ya es uno de los proyectos más comentados y esperados del año. Jorge Lengua (1995, Artana) esperaba como agua en Mayo una oportunidad para crear un concepto que le permitiese transmitir su mirada de su tierra querida; le conocemos porque hace años que dirige La Suculenta en Benicàssim. También, por ser reconocido como Cocinero Revelación de la Comunidad Valenciana 2021 y Mejor Cocinero de la provincia de Castellón 2023. Forma equipo con Adrián Peralta, 1995, Burriana (Castellón) es primera Promoción de Gastronomía y Management Culinario por el CEU y ha aprendido de restaurantes como El Poblet (València) o Cebo (Madrid).
Estas mesas, antes Azulsalado, se visten ahora de largo para Llavor. De cocina mediterránea, con tres temporadas al año que cuentan la primavera, el verano y otoño-invierno. La oferta gastronómica acontece en un recorrido por tres espacios distintos: la recepción es en la terraza con vistas al Mediterráneo, los aperitivos suceden en el interior con aires de montaña, en el comedor se vive la gran parte del menú para volver a la terraza donde alargar con copas y servicio de tabaco puro. El menú largo es de tres horas, La gran Experiencia: historias de vida por 79 euros y el menú corto, de una hora y media, es Amor de verano, recuerdo efímero por 59 euros. La intención será añadir carta con algunas sugerencias porque el espacio es tan bonito que bien reclamará más de una visita, aunque sea más corta.
Sin reservas. En pleno paseo del Puerto de Burriana, en un rincón, resonará un bar de estilo retro contaulell, balanza romana y botijos llamado Ultramarinos Carmencín. Aquí el protagonista será el jolgorio, el vermut de maceración propia, las tapas para un picoteo rápido pero de calidad, con música y tienda para quien quiera llevarse a casa los productos de los amigos de Carlos Monsonís. Bien es sabido que la patrona de Burriana es la Virgen del Carmen y con este nombre bautizan un colmado que tiene prevista su apertura a mediados de junio. Todo a la vista, sin cocina, lo más elaborado será una ensaladilla, el pulpo o un salpicón. La propuesta es de latería, embutidos y quesos, tipo colmado, producto selecto mirando al puerto de Burriana. Desde Espinalen hasta AOVES de Castellón de Bardomus, quesos de Eslida, de Coves, miel de Burriana y coentets de Burriana. Ya aventura que la ensalada de tomate, de capellanet a la brasa y oliva negra será religión. Y en lo bebido, igual un vino de Azuébar de la microbodega Dominio de Rodeno como un clásico de Viña Tondonia. Sardina de bota y Viña Natura de Babel o un Rioja con jamón.
Esta idea hacía años que le rondaba a Carlos Monsonís, se formó en la Escuela de Costa Azahar, rodó por diversos restaurantes con Estrella Michelín como Kiko Moya, el Celler de Can Roca, pasó por las cocinas castellonenses como el Daluán en Morella y abrió con Miguel Barrera el restaurante Relevante en el hotel Mindoro de Castellón. De aquí saltó al restaurante del primer NH Collection en Valencia y tras la pandemia regresó a su casa, Burriana. Tras un año y medio capitaneando El Morro, el gran restaurante de Burriana con más de 60 años de trayectora, se atreve a saltar al lado informal para darle al puerto un toque fresco a lo Carmencín.