¿Qué comparten todos? El producto local y el cariño de las personas que hay detrás
Venga, esta vez me lo tomo en serio. Voy a cocinar, pero no a cocinar cualquier cosa, ni tampoco bizcochos y mucho menos de los de microondas, si los hago que sean dignos de la carta de Can Roca (ja). Esta vez hablo de platos de carta, de convertir mi cocina en mi restaurante. Pero claro, tenemos un problema de base (y no me refiero a que no soy chef, que también) sino que además, las cocinas tienen los ingredientes más raros del mundo y es que encima les renta tenerlos, porque yo los vería morir de aburrimiento en mi despensa. Que si todos los picantes del planeta, que si cientos de especias, Kumquats, goma xantana o un arsenal de algas brutal por el que yo daría mucho oro.
Así que hoy, dejo el mapa para buscar todos los tesoros de la gastronomía y así elevar nuestras recetas a otro level, o al menos intentarlo. Y cómo no, opciones veggies always.
Es un pequeño local ubicado en el barrio de Benimaclet. La verdad es que para mi es una gozada pasear hasta allí. Día de sol, bolsa en mano, auriculares siempre y cruzar esa puerta de la que suenan campanas. Entras y oye, es que para al que le flipa comer, aquello es un universo. Harinas de mil tipos, legumbres, cereales, especias y todo a granel. Incluso tienen algunas mezclas hechas, como un rissoto de setas al que solo tienes que añadir agua y sal (este último es trampa si vamos de cocinitas). Es como un pequeño ritual, coges las bolsitas de papel y las vas rellenando con aquello que conquiste tus ojos, lo pesas y al bote. No puedes irte de allí sin picar una cuantas de sus galletas, increíbles todas.
Ojo, pero no te marches de esta calle porque enfrente tienes otra mini joyita muy veggie. Siguiente parada.
Bienvenidos al mundo de la proteína vegetal. Aquí, para los que no acostumbren a este tipo de productos, hay que ser muy open minded porque no vamos a entrar a justificar que se llame filete o hamburguesa, de eso que se encargue la RAE. Y es que en este pequeño “obrador de carne vegetal” encuentras de todo. Tempeh de garbanzos, de soja y de azukis. Brochetas de seitán, tofu, croquetas, hamburguesas vegetales, quesos de frutos secos o mis favoritos, los nuggets y el filete de falso lomo. El filete es lo máximo, en una semana me comí como 7, sin exagerar. Pan de hogaza con chorrito de aceite en la sartén, tomate a la plancha, berenjena, espinacas crudas y el filete coronando. Maravilla
Hace poco nos hablaba de él Lidia Caro, un local que almacena productos traídos desde los confines de la Comunidad. Seguir los stories de Instagram que cuelga Sergio Mendoza es el nuevo reality de la ciudad. Ver el viaje que lleva detrás recoger las mermeladas o los vermuts de estraperlo hace que merezca más la pena comprarlo.
Allí tienes todo lo necesario para montarte un almuerzo muy decente. Las papas Lolita, mermeladas increíbles de Xaló y bebidas como el Licor de jengibre de Mariano (el gurú de los fermentados en Requena) que más que bebidas parecen pociones dentro de las botellas encorchadas. Allí dentro se respira un “no sé qué” que es que sabes que cada producto ha sido elegido con el mayor cuidado y detalle.
Nos vamos a Ruzafa para buscar este local. Si vas, asegúrate de que sea con tiempo porque podrías llegar a pasarte un hora y ni enterarte. Y es que desde que entras no paras de descubrir y de preguntar, porque ni idea de qué es cada cosa. Allí encuentras polvo de remolacha para prepararte un pink latte, arroz verde que en lugar de hervirlo se fríe, lentejas negras (y de más colores) y todas las frutas del mundo deshidratadas.
Seguimos por Ruzafa. Aquí tenemos granel, sí, pero tenemos más cosas. Una selección de frutas y verduras frescas ecológicas de cercanía. Para cocinar como un chef necesitarás tener en casa algunas como el hinojo, la mostaza, el nabo, apio, Kale, jengibre, boniatos y granadas. Todo eso que no compras nunca, pues es el momento. Se acabó vivir a base del tomate pera, la berenjena y la cebolla. Además, tienen chocolates, crema de cacahuete y manteca de cacao.
La gracia de esto es coger sin medida. Tú llena la bolsa de aquello que más te flipe y te conquiste y luego ya verás qué ** hacer con ello. ¿Y lo guay que es llevarte arroz verde para freír sin tener ni idea de cómo ni con qué cocinarlo?