Mangas hay tantos como platos hay en la culinaria de Japón. Entre nigiri y nigiri, un tomo de algunas de estas series centradas en la gastronomía y sus líos de faldas.
El cooking manga es una de tantas categorías del manga, el cómic de origen japonés desarrollado a final del siglo XIX. Como se intuye, es la tipología que se centra en la cocina y la preparación de alimentos como eje conductor de dramas. Estos mangas van desde la espectacularización heredada de los realites shows culinarios a las perversiones sexuales y gastronómicas, dos esferas que para la cultura japonesa van bastante de la mano. A través del dibujo se detalla la preparación de platos, técnicas culinarias y presentación de alimentos. Las historias varían: retratos de chefs profesionales, más o menos inspirados en la realidad, historias de amor por los fogones y por lo que no son fogones, competitividad y testosterona o maternidad y estrógenos.
El apogeo del cooking manga responde al fervor por todo contenido que se base en la cocina elevada a cultura —endiosada— del entretenimiento. Pasa en Japón y pasa en España, como recogió Àlvar Peris, Doctor en Comunicación Audiovisual y profesor de la Universitat de València en una investigación de la Revista de Recerca i d’Anàlisi de la Societat sobre la construcción de identidades nacionales en MasterChef. La gastronomía, como parte innegable de la cultura de una sociedad, es un ámbito en el que se construyen las identidades individuales, colectivas y nacionales. Sus elementos se utilizan para levantar ciertos discursos sobre la nación en un momento histórico y político específico. Tanto el cómic como la televisión, o las series en plataformas, son canalizadores de ese sentir popular en ocasiones bastante visceral —basta detenerse en el vocabulario bélico y evangelista de todo lo que tenga que ver con la gastronomía como espectáculo—.
La serie escrita por Yūto Tsukuda e ilustrada por Shun Saeki recoge el espíritu militarizado de los concursos con su sistema de eliminaciones, inmunidades y salvaciones. Se enfatizan las características que se vinculan con el éxito y el triunfo en la alta cocina como garante de prestigio social. La historia de este manga, también llevado al anime, sigue a Yukihira Soma, un joven apasionado por la cocina que trabaja en el restaurante de su familia. Cuando su padre decide cerrar el restaurante y viajar por el mundo para mejorar sus habilidades culinarias, Soma se inscribe en la Academia Culinaria Totsuki, una escuela de élite para chefs talentosos. En la academia, el protagonista se enfrenta a competiciones en las que los chefs se enfrentan en duelos culinarios. Cada plato se somete a juicio y los perdedores deben aceptar el castigo, que va desde dejar la escuela hasta ser esclavizado por los ganadores.
A nivel estético, la serie destaca por su detallismo en la presentación de la comida. Se mueve entre lo obsceno y lo extravagante porque es manga comercialón y va a lo que va. Además de bastantes recetas que un cocinero de/en internet ha trasladado al mundo real y nacional, la serie combina comedia, dramones y amoríos.
En la década de los setenta, con la recuperación económica y social posterior a la Segunda Guerra Mundial, el comer fuera se popularizó. Una nueva forma de vida cogía forma y para celebrarla, apareció el ryōri manga o gurume manga (manga de cocina o manga gourmet). Tres títulos lideraron el género: Totsugeki Ramen, Cake Cake Cake y Kitchen Kenpo. Pero fue Hōchōnin Ajihei (Ajihei el cocinero) de Jirō Gyū y Jirō Gyū la que estableció los rasgos característicos de estas historias centradas en la cocina: representación exagerada de las reacciones de quienes prueban la comida, épicas batallas culinarias en las que un chef experto describe al lector las características únicas de cada platillo y el triunfo del individualismo del cocinero.
En 1983 nació un nuevo hito en la historia del manga gastronómico: Oishinbo, con guión de Tetsu Kariya e ilustración de Akira Hanasaki. La serie se centra en la gastronomía japonesa y sigue las aventuras de Yamaoka Shiro, un periodista gastronómico a quien le ha sido encargado el diseño de un menú definitivo compuesto por la mejor gastronomía mundial. La trama gira en torno a Yamaoka y su equipo mientras investigan y prueban diferentes platos y técnicas culinarias japonesas. Cada capítulo se enfoca en un apartado de la basta culinaria japonesa —sushi, tempura, ramen, sake, etc.— A medida que Yamaoka y sus colegas profundizan en estos temas, los lectores aprenden sobre la historia, la cultura y las complejidades de la gastronomía japonesa.
El giro argumental de la serie se da cuando aparece Yuzan Kaibara, el padre del protagonista y de quien este heredó sus habilidades de gourmet. Yamaoka alberga un profundo resentimiento hacia su padre: tanto él como su madre padecieron su extrema obsesión culinaria. En esa casa, a la hora de cenar, volaban los santokus.
Oishinbo tuvo algunos problemillas por relacionar gastronomía y Fukushima.
“Allí donde lo llevan sus pasos o lo conduce la inspiración del momento, Goro Inokashira, el gourmet solitario, come lo que le apetece, cuando le apetece y como le apetece. Se admira con sencillez de cada descubrimiento, a veces se equivoca y sazona su comida con pesadumbre, o transforma un modesto plato de verduras salteadas en un encuentro único”. Estas líneas editoriales resumen El gourmet solitario y Paseos de un gourmet solitario, de Jiro Taniguchi. La obra, basada en un manga original de Masayuki Kusumi, se centra en Goro Inogashira, un hombre de mediana edad que trabaja como vendedor de seguros y que disfruta de su tiempo libre explorando diferentes restaurantes y establecimientos de comida en Tokio.
La trama sigue a Goro mientras emprende solitarios viajes culinarios por la ciudad. En cada capítulo, visita un restaurante diferente, desde puestos de comida callejera hasta restaurantes de alta cocina. Hay algo distinto en El gourmet solitario: además de que es más amable —en términos de canon— para el lector europeo, su ritmo es mucho más sosegado y se detiene en los detalles de la comida, la atmósfera del lugar y las interacciones del protagonista con su entorno. A través de la mirada curiosa de este viajero, los autores, Jiro Taniguchi y Masayuki Kusumi, trazan un auténtico retrato sociológico de Japón y de su riqueza gastronómica.