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Conciertos clandestinos y carteles peligrosos: Mike Mariconda trae los 80 en Nueva York a València

7/01/2023 - 

VALÈNCIA. Si no le suena el nombre de Mike Mariconda, debería empezar a hacerlo. Si le gusta el rock y el punk de los 90, seguramente tenga algún disco con su firma como productor o encargado de la masterización. Ha sido, además, el guitarrista de grupos como The Raunch Hands o The Devil Dogs. Desde hace unos años, estableció su residencia en España, y desde hace menos, en Valencia. Memoria viva de las escenas alternativas neoyorkinas de las últimas décadas del siglo pasado, de sus noches y anécdotas de grupos como The Cramps, Yo La Tengo, Television o Sonic Youth, fue invitado por Tenderete para hablar de la relación entre la música y el arte gráfico en aquella época, respondiendo a las preguntas del músico y dibujante Don Rogelio J y el periodista Eduardo Guillot.

Si hay algo que tiene en común muchas de las respuestas de Mariconda, es su pesimismo a la hora de verla la utilidad a las nuevas tecnologías y a las redes sociales a la hora de generar una escena. “Las cosas sucedían porque la gente se encontraba en los conciertos y en la calle. Se conseguían muchas más cosas que ahora gastando tanta energía en internet”. Y añadió: “Mucha gente estaba en la calle porque las condiciones para vivir eran malísimas. Era allí, también, donde te podías encontrar con Iggy Pop, David Bowie o John Cale. Eso creó una relación muy clara y muy natural entre los músicos y las personas que dibujaban o hacían fanzines. Era así de fácil: si tenías un instrumento, eras músico; si tenías un lápiz y un papel, eras artista”.

Hablar del rock  en los 80 y los 90 en Nueva York significa hablar de CBGB. “Nos conformamos con la etiqueta de punk porque fue aceptada en otros círculos de música. Pero CBGB era un lugar donde podías ver cuatro conciertos de cuatro grupos que sonaran diferente. Powerpop, progressive, rock ’n’ roll…”, relató Mariconda. 

El cartel era una de las piezas clave de la escena (“en una época en la que no había ni redes sociales ni casi teléfonos fijos, el cartel también era una manera de hacer oficial el bolo. Después de tenerlo, ya no se podía cancelas porque no había tanta comunicación para hacerlo”, contaba con cierta épica el música). “El cartel era importante porque la gente estaba en la calle y no miraba a los teléfonos móviles. Muchos conciertos se hacían en lugares clandestinos y la manera de hacer que la gente se enterase era con un cartel que fuera vistoso. También hacíamos flyers para hacer promoción que sirvieran como papel de fumar o similares, para que la gente lo guardara, se lo encontrara después y se acordara. Los distribuíamos en conciertos de grupos que nos gustaban y que creíamos que se parecía a lo que nosotros íbamos a hacer”.

The Devil Dogs en Tokyo

En su biografía destaca que fue uno de los primeros en estudiar producción musical en la Universidad de Nueva York. Pero en la conferencia, Mariconda quiso rebajar la importancia: “era un centro asociado, no era directamente la universidad. Es verdad que estudié allí, pero creo que aprendí muchas más cosas trabajando en tiendas de discos y teniendo bandas de músicas que allá. Me enseñaban a cómo gestionar las ganancias de los royalties… ¡Pero si yo solo he cobrado royalties una vez en mi vida!”.

Y es que, a pesar de ser nombres conocidas, el underground era muy sufrido: “comprábamos los instrumentos a los yonkis que necesitaban dinero. En aquella época era tan difícil vivir que el mercado de segundo mano era muy accesible: todo el mundo necesitaba vender algo, y yo no tenía tanto dinero como para comprar una guitarra en una tienda. La mía se la compré a un hombre que vi por la calle y luego la he estado tocando durante más de 20 años”. El glamour estadounidense, que por otra parte está tan idealizado, contrasta con las condiciones con las que giraban: “en Europa al menos te daban un sitio donde dormir y un plato de comida, en Estados Unidos nada de eso”.

Sobre la vinculación de la música y el cómic, Mariconda puso ejemplos con nombres propios como Ed Roth o Daniel Clowes. Sobre el primero, Don Rogelio J trazó la idea de que “tanto a los grupos como The Devil Dogs como artistas del estilo de Ed Roth os unían esa reivindicación de una cultura que en su día no tenía impacto cultural —el rock ’n’ roll más puro, por una parte, el cómic de los 50, por otra—“.

Portada de The Raunch Hands diseñada por Clowes

En la actualidad, Mariconda sigue firmando discos como productor. Lo hace a su manera: “voy a mi propio ritmo, que cada vez es más diferente al actual. Entes era un proceso más fluido: para grabar 40 minutos de música, necesitabas tres horas, no tres semanas”, critica el músico, poniendo el acento en que las pistas se graben por separado y escuchando la base en vez de en directo. “Es igual como los bateristas grabando con claqueta y metrónomo. No es natural porque, luego en directo, no tocas con claqueta y metrónomo. ¿Por qué lo vas a hacer entonces en la grabación?”.

Sobre su experiencia produciendo grupos españoles, entre los que destacan The Pleasures Fuckers, cuenta que “en España se mezclaban las voces mucho más altas que las bases, como para Raphael. Yo los igualaba y todo el mundo alucinaba”.

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