Y después hablamos de la dieta BARF y dejo que me déis una colleja por el chiste
La génesis de este artículo está en el lineal del supermercado donde se encuentra la comida para mascotas. En los estantes superiores hay latas de comida húmeda. Van de los dos euros a los 0’35 céntimos. En la parte inferior, hay bolsas con kilos de pienso y packaging brillante. Cojo una de las latas más caras, le doy la vuelta y leo el etiquetado: «Tiernos trocitos de salmón en sabrosa salsa. Doble placer para gatos adultos con una actividad física moderada. Salmón, agua, extractos de proteínas vegetales, cereales, pescados y subproductos de pescado, sustancias minerales, azúcares y aditivos, entre otros». Quisiera saber qué es el “entre otros” y a santo de qué oscilan tanto los porcentajes de proteína de una marca a otra. Además, si sumo los porcentajes de ingredientes que dice la lata que tiene, no me cuadran las cuentas.
No soy la única de este medio con inquietudes respecto a la nutrición animal. Almudena Ortuño al habla: «Tengo una gatita de cuatro meses. Como es mi primera gatita de cuatro meses, me siento un poco insegura a la hora de darle alimentos creativos, más allá de la comida reglamentaria para gatos junior. Siempre de buenas marcas —hedonismo default—, seca durante todo el día, y húmeda solamente por la mañana. Esta última inspira sus cánticos maullados de las 7AM, sin importar que sea fin de semana, porque para Bruma soy su sierva humana los siete días de la semana. También me sorprende que prefiera la carne al pescado, porque los dibujos animados me habían hecho pensar que los gatos se pirraban por las sardinas. Nada como el jamón york para que deje de dislocarme las muñecas cuando estoy a las teclas —que es cuando más amor reclama—. Tengo las manos, las sillas y la ropa arañada, pero soy más feliz desde que la vida es brumosa».
Paula Pons es más de canes que de felinos: «Siempre he tenido perro y además, mis padres tenían una empresa de distribución de productos zoosanitarios, así que mis dos primeros perros, Medas y Tort (schnauzer gigante y bobtail) comieron toda su vida el mejor pienso que había en el mercado. Era el tres estrellas Michelin de la comida perruna, la cosa cambió cuando me independicé y a los 30 años tuve un ataque de instinto maternal que acabó con la adopción de Blues, mi actual perro. Desde entonces ya no pude hacer frente al desembolso de aquel pienso gourmet y ahora intento darle una cosa intermedio, un pienso que no sea ni comida basura ni Quique Dacosta. Una o dos veces al mes hago caldo de cocido y le preparo un banquete de huesos y mollitas. También alguna lata de esas que le encanta y se la come en minuto y medio. Ahora que está cada vez más mayor y las patas empiezan a fallarle, me gusta poder darle una alegría de vez en cuando».
«La dieta BARF consiste en darles una dieta natural a los animales. Es la alternativa al pienso, es casera, lo contrario a la alimentación comercial. Aunque no es cocinar y darle un plato al perro, así sin más, esta dieta tiene unos porcentajes. Una ración BARF está compuesta de huesos carnosos —muslos de pollo, alitas, costillas— que normalmente es entre un 40% y un 50%, luego en un 30% y un 40% son carnes magras sin hueso como por ejemplo ternera o pescado, entre un 10% y un 15% de lo que es la ración son vísceras de las cuales siempre la mitad de ese porcentaje es hígado y el resto otro tipo de vísceras y luego un 5% de fruta o verdura. Con esos porcentajes vas ajustando en función de cómo le sienta a tu perro y sus necesidades energéticas. Con esta dieta, a simple vista se observan beneficios como el pelaje, muchísimo más brillante, el olor, la salud dental y las deposiciones. Para preparar comida BARF en casa tienes que tener unas precauciones en la preparación de los alimentos, con congelación previa para evitar el desarrollo de bacterias y poco más». Sandra López Guillem es enfermera veterinaria y bióloga especializada en nutrición animal. Ella ha observado en la salud de sus perras una notable evolución desde que realizó la transición a esta dieta.
BARF es el acrónimo de Biologically Appropriate Raw Food, en castellano se emplea el término ACBA, que significa “Alimentos Crudos Biológicamente Apropiados” o “Alimentación Cruda Biológicamente Adecuada”. El doctor Ian Billinghurst es el promotor de esta dieta, que considera que los alimentos procesados se alejan de la programación biológica de los perros y gatos. «Hay muchos detractores en este tipo de dieta, sobre todo los que están subvencionados por los fabricantes de piensos. Ten en cuenta que la mayoría de los que son veterinarios no han estudiado nutrición y es un sector influenciado por la industria de alimentación animal, aunque cada vez hay más veterinarios que se están especializando en nutrición sobre el BARF».
Guillem Rosaleny, Kike Domingo y Carlos Pastor son los humanos tras Wild Balance, una marca produce y distribuye comida natural BARF para mascotas. Este proyecto, seleccionado por Lanzadera, empezó hace año y medio a promover este tipo de alimentación animal. Guillem lo sintetiza: «Es muy fácil de explicar: simplemente es darle a los perros y los gatos lo que deberían comer según su ADN. Son los humanos quienes hace setenta años inventaron el pienso por comodidad. Porque aguanta. Como persona con sentido común, me hace pensar que muy natural no es. Si estudias lo que comen por sí solos, lo que cazan, ves que es prácticamente carne, hueso y algo, muy poco, de fruta y verdura. Hemos analizado esas proporciones y las hemos convertido en hamburguesas. Una buena alimentación alarga la esperanza de vida, el animal huele mejor, su pelaje mejora… La esperanza de vida de los gatos y los perros está bajando por la alimentación incorrecta.
Wild Balance fabrica en Benifaió y termina de preparar las raciones en una cocina a la vista en la calle San Vicente Mártir. Emplean productos comprados en granjas y huertos locales o de productores de la Comunidad Valenciana. «Se trata de volver a lo natural, abandonar el ultra procesado que damos a los animales por comodidad».
María Pei, responsable de comunicación de Maskokotas, la cadena de tiendas para mascotas y animales, explica que «La tendencia que hemos observado es que en los últimos 2-3 años ha aumentado muchísimo el interés de las familias por ofrecer a su gato o perro una alimentación de mayor calidad, casi siempre orientada a un alto porcentaje de ingredientes naturales, incluso ahora incluyendo alternativas sin cereales o sin gluten.
La concienciación es cada vez mayor, y en muchos casos va más allá de la calidad en sí del producto. Igual que en el consumo propio, a la hora de llenar la despensa del animal se valoran aspectos más profundos como la sostenibilidad o la producción ética; por ejemplo se buscan cada vez más fabricantes de proximidad y que cuiden mucho el impacto medioambiental de su actividad, desde los procesos hasta los materiales».
Respecto a la mencionada dieta BARF, considera que «es curioso cómo otras tendencias que han calado mucho en el Europa, como es el caso de la dieta BARF, no terminan de encontrar su sitio en el mercado nacional. Sin ir más lejos, nosotros trabajamos unos años con un proveedor de este tipo de producto, en su versión congelada, y tuvimos que retirarlo porque no tenía salida. A día de hoy únicamente lo mantenemos en dos de nuestras tiendas, precisamente las que tienen más público anglosajón o alemán, en la costa de Alicante. También es cierto que las familias que sí han acogido esta alternativa para la nutrición de sus mascotas prefieren prepararlo directamente con producto fresco, y lo incluyen como parte de su compra diaria».
Aquí hay debate: Desde Maskokotas señalan que «Nos han llegado a venir clientes buscando pienso vegano para su gato, por imitación a sus propias dietas, cuando los felinos son carnívoros puros. En este sentido, estamos contentos porque en realidad cada vez más el cliente viene abierto a dejarse asesorar y descubrir nuevas propuestas, no solo a elegir lo que ya trae en mente. Esto también lo notamos en que mucho adeptos de los piensos secos de súper o del "darle al perro las sobras de la paella", han cambiado su punto de vista y ahora nos visitan con voluntad de aprender sobre las necesidades de su compañero para, con conocimiento de causa, darle lo mejor.
A raíz de esto hemos notado una subida muy importante, tanto en el caso de perro como de gato, de la alimentación húmeda. Hasta hace bien poco se consideraba un producto secundario, especialmente en el caso canino, pero actualmente ha crecido muchísimo el porcentaje de clientes que eligen esta opción como base de la dieta del animal. Nosotros siempre lo recomendamos porque es una subcategoría que ofrece muchísima variedad de ingredientes, muy frescos y naturales, que van más allá de un suplemento; es muy completa».
Los veterinarios expertos en nutrición insisten en que los gatos son carnívoros estrictos, y necesitan nutrientes esenciales que solo se encuentren en la carne o en tejidos animales. Los perros sí que son omnívoros, pero los veterinarios argumentan que una dieta solo vegetariana va en contra de su naturaleza. La Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals (RSPCA) ha alertado repetidas veces sobre los riesgos de que los perros y gatos sean obligados a llevar una dieta vegetariana.
Mentiría si dijese que no he mirado cuanto gana un catador profesional de comida de animales con dos años de experiencia. En Estados Unidos está sobre los 61.000 € al año.