VALÈNCIA. Hace ya meses que el Ágora, una de los grandes proyectos derivados de València Capital Mundial del Diseño, abandonó la plaza del Ayuntamiento, un desmontaje que, una vez finalizada la programación del evento, prometía una nueva vida: se instalaría de manera definitiva en La Marina. La estructura, que durante medio año sirvió de escenario urbano para acoger varios eventos de la agenda municipal y de la Capitalidad, se despedía con la promesa del gobierno local reubicarla, sin embargo, está tardando más de lo prometido en materializarse. Su salida de la plaza no se tradujo en un montaje directo en La Marina, sino que las piezas que forman el Ágora -una construcción que costó alrededor de medio millón de euros a las arcas públicas- fueron a parar a un almacén a la espera de que la ciudad diera respuesta a su uso. Y, de momento, ahí siguen.
Fue el pasado mes de marzo, antes de las elecciones municipales y tras varios meses de incógnitas, cuando Evarist Caselles, director general adjunto de La Marina de València, dibujó un mapa de los siguientes pasos a dar con respecto a su reubicación. Su destino definitivo sería la Plaça de l’Aigua y su instalación llegaría este verano, una nueva etapa que llegaría con una novedad: la instalación de un nuevo tejado, pues el material del que esta hecho no es apto para el espacio. Así lo explicó Caselles, preguntado por este diario, durante la presentación de la exposición Sorolla. Una nova dimensió, junto al entonces alcalde de València, Joan Ribó. Sin embargo, habrá que esperar más. Si bien su instalación debería estar, al menos, en el calendario para las próximas semanas, desde La Marina admiten que el proceso va con “retraso” con respecto a la previsión de ejecución anunciada, aunque no ofrecen más explicaciones al respecto, un retraso que mantendrá, pues, los materiales que conforman el Ágora más meses de lo esperado en un almacén.
El Ágora continúa siendo un dolor de cabeza para la ciudad, una construcción que se levantó como icono de la Capitalidad y cuyo desenlace está siendo más bien complejo. Fue en verano de 2022 cuando se levantó en la plaza del Ayuntamiento, un espacio que ha acogido aproximadamente un tercio de las actividades integradas en la Capitalidad. Su desenlace, sin embargo, ha estado envuelto en la polémica por distintos motivos, tanto por los retrasos en su traslado final como por la cuestión económica. Su construcción, impulsada por la asociación Capital Mundial del Diseño, fue financiada por la administración pública, medio millón de euros costeados principalmente por el Ayuntamiento -que aportó 300.00 euros del total- así como por la Diputación y La Marina. El montante, que supuso una ampliación de la subvención inicial acordada por parte el Ayuntamiento –de más de dos millones-, les valió un tirón de orejas de los auditores. También suscitó críticas entre la oposición el hecho de que el coste del desmontaje también corra a cargo de las arcas públicas, tras la cesión del Ágora por parte de la asociación gestora de la Capital a la ciudad a principios de 2023.
El tirón de orejas de Intervención marcó el fin de la Capitalidad, una gestión que, en cualquier caso, fue defendida recientemente por el ahora concejal Ribó. Así, hace pocas semanas declaraba en una entrevista con Plaza Podcast: “La Intervención tiene la obligación de pegar toques para decir que se clarifiquen las cosas y evidentemente la gente a la que subvencionas no controla los mecanismos del Ayuntamiento de una forma clara y tiene que corregirse, pero quiero resaltar que los costes de la Capitalidad han sido muy bajos y el impacto que ha tenido en las empresas me parece importante”. Sobre el Ágora, el exalcalde apuntó que la “decisión” corresponde al nuevo gobierno. Por otro lado, preguntado por el Consell del Disseny, que hace unos meses presentó –sin hacer público- su primer informe, apuntó: “Se aprobó en abril. No ha tenido tiempo para mucho más”. Cabe recordar que, en realidad, la creación del Consell fue aprobada hace un año y su primera reunión tuvo lugar en septiembre de 2022.