María José Peris dirige la producción propia del festival, un ambicioso musical
VALÈNCIA. Russafa Escènica ha definido un modelo de festival urbano que ya ha dado el salto de la consolidación a la madurez. Para su séptima edición, que bombeará artes escénicas y actividades paralelas del 14 al 24 de septiembre, ya ofrece síntomas de tener un impacto externo tan positivo que ha mejorado su estructura interna. Las compañías cobrarán un caché base (además de la taquilla), sus responsables de todo el año recibirán una remuneración mínima y sus ramificaciones para generar debate en el barrio (con la gentrificación y el Parc Central como grandes temas) van marcando el camino de una cita que este año tiene, precisamente como lema, 'Caminos'.
El director de producción del festival, Ximo Rojo, insistió en ello: Ruzafa es el reflejo de un cambio sociológico que atraviesa temática y artísticamente al festival. Una sociedad de consumo y un consumo de la cultura frente a la que Rojo asegura que el festival es "sensible y consciente. Russafa Escènica es un proyecto que quiere entender la cultura como una práctica de participación ciudadana. Frente a un modelo cultural en el que se trata al ciudadano como un consumidor, nosotros apostamos por un modelo cooperativo". Una fórmula que le surge de manera natural a un festival "que ha nacido desde las bases sociales", desde donde "ha marcado la historia y el futuro de Russafa".
Así se refirió al certamen el vicerector del Cultura e Igualdad de la Universitat de València, Antonio Ariño. Este fue uno de los escasos apoyos con los que se encontró el festival en sus primeras ediciones y, seguramente por la sincronización con el modelo propuesto (y quizá, algún objetivo), la representatividad institucional se ha multiplicado. Desde esta edición, Russafa Escènica cuenta con el apoyo de la Generalitat Valenciana (18.000 euros) y el Ayuntamiento de València (10.000 euros), que ya había colaborado en las últimas ediciones con cifras inferiores. De hecho, en la presentación del festival estuvieron casi una decena de representantes públicos como el secretario autonómico de Cultura, Albert Girona, el director del Institut Valencià de Cultura, Abel Guarinos, el director adjunto de escéncias, Roberto García o las ediles Glòria Tello e Isa Lozano.
El director artístico del festival, Jerónimo Cornelles, extendió el agradecimiento del festival a otras concejalias y aunque recordó que "la nevera no se llena de ilusión", quiso mostrar un agradecimiento efusivo por el incremento de participación institucional. Un crecimiento que sigue acorde a la cantidad de público que el festival atrae por su cuenta, además de los patrocinios privados como los de Caixa Popular o la Fundación SGAE (que también se estrena), entre otros.
Un musical de Peris en el 'Invernadero' de la Sala Russafa
La voluntad porque la ciudadanía se apodere de los espacios de creación que defiende el festival cuenta con una producción propia para su séptima edición: 'Ser o no ser', idea original, dramaturgia y dirección de María José Peris. La también actriz aborda el reto más ambicioso del evento con una suma de intérpretes entre los que destacan músicos y actores, desde el Conservatorio Superior de Música de València a la Escuela OFf, el Escena Erasmus de la UV o la Escuela Sergio Alcover. Cornelles quiso agradecer la implicación de Peris en la puesta de largo de un musical "impresionante" que conforma el proyecto 'Invernadero' de este año y que tendrá su sede permanente en la Sala Russafa.
Menos es más: un festival más accesible
Russafa Escènica también muestra signos de madurez al asumir que enlazar 25 estrenos escénicos en 10 días genera distorsión en su público más fiel. Cornelles admitió que muchos de sus habituales se quejaron por tratar de disfrutar de un festival inabarcable. La cifra ahora será de 19 propuestas: 4 'Bosques' (las piezas largas), 14 'Viveros' (las piezas cortas) y el 'Invernadero' de Peris. La reducción de programa irá acompañada de una intención por parte del festival de generar más dinamismo entre el público, de vuelta a cifras de proyectos a estrenar similares a las de 2012.
La selección de la programación ha contado con la sensibilidad por parte del festival de dar la mayor cabida posible a autoras y textos en valenciano. Sin embargo, este año ha sido especialmente escaso en ambos sentidos. Es preocupante que de las 170 propuestas recibidas, solo tres sean en la lengua propia. Cornelles destacó que, por otro lado, el pasado año hubo un importante repunte de autoras que este año ha vuelto a decaer. Co
Puedes consultar aquí el programa completo del festival.
Programadores del Estado y actividades paralelas
Russafa Escènica mantiene también el modelo de importar programadores del Estado para establecer relación con las compañías que estrenan. Se plantean dos jornadas en las que se establecen relaciones. El resultado deseado es la compra de los espectáculos, aunque como acepta Cornelles, "como mínimo lo que conseguimos es que cuando descuelguen el teléfono sepan quiénes son". Ese tipo de contactos genera todo tipo de interrelaciones en un foro que desde el certamen ya se busca que sea único y alimente el interés de ambos bandos en la oferta y la demanda. En esta edición son 10 los programadores invitados.
Por su parte, la coordinadora de actividades paralelas del festival, Ana Sanahuja, ha destacado los 13 satélites de Russafa Escència. Desde la convocatoria del concurso de imagen a la elección del lema, el evento repetirá las visitas guiadas que en este caso girarán en torno al fenómeno de la gentrificación en el barrio. También la popular Balconitis, con conciertos, o el cineforum propuesto por Daniel Gascó, el responsable del videoclub Stromboli. Una exposición y una interesante charla sobre el papel de la SGAE (con artistas socios y no socios) y otra sobre los itinerarios personales y profesionales de cinco mujeres del teatro (moderado por Ariño) son algunas de las oportunidades 'extra' del festival escénico.
El propio Ariño ha destacado la importancia de un festival como Russafa Escènica para la ciudad de València. El festival, junto a elementos como la Universidad Popular, "bien merecería una investigación para reflexionar hacia dónde va el barrio", apuntaba el vicerrector. A su parecer, "la diferencia con los 80 o los 90 es que entonces sabíamos hacia dónde íbamos. Hoy no sólo no lo saben los jóvenes, sino que las generaciones más mayores tampoco lo sabemos. Los 'caminos' han sido peligrosos siempre y Russafa Escènica va a reflexionar a partir de la práctica estética sobre ello".
¡Que comience el espectáculo!
El veterano actor cumple sobre las tablas del Teatre Principal de València medio siglo de profesión. En esta ocasión, en la primera cita de la gira de un montaje que ha adaptado del clásico Juan Cavestany y que dirige Andrés Lima. Las críticas hablan de "inmensa", "memorable" y "soberbia" producción