El otoño, bendita estación donde los guisos con carne de caza calientan los húmedos huesos y donde las escapadas nos regalan suculentos manjares entre ocres y lluviosos paisajes
Sin rodeos, en esta ocasión esta crónica que no crítica (o sí) tiene dos protagonistas claros, dos destinos, dos ciudades, dos capitales europeas, altamente recomendables: Budapest y Madrid. En la primera nos recrearemos un poco por su excepcionalidad; la segunda, más a mano, nunca deja de sorprendernos con propuestas gastronómicas donde la calidad del producto rivaliza con la notoriedad de los comensales.
Budapest
Se acaba de inaugurar una conexión aérea directa y económica entre Valencia y Budapest, y hoy descubriremos donde disfrutar de la gastronomía local rodeados de una agradable decoración, incluso con buenas vistas, algo de música y cómo no, personalidades de Valencia, sí, han leído bien. Fueron varios los que no quisieron perderse ese vuelo inaugural y disfrutar de unos días en la joya del Danubio donde abundan los cafés decimonónicos que nos trasladan al esplendor de los tiempos de la Emperatriz Sisi.
Mientras saboreamos las exquisitas pastas del Café Gerbeaud en la céntrica plaza Vörösmarty o nos tomamos un aperitivo, podemos encontrarnos a Andrés Goerlich, cónsul honorario de Hungría en Valencia junto a su mujer Cristina Buch. Asiduos por pasión y obligación a esta ciudad, donde ya han hecho de cicerones con muchos paisanos de nuestro ‘cap i casal’.
En la zona antigua de la ciudad –Buda– en la conocida como zona del castillo está Alabárdos, un restaurante con más de un siglo de vida, en un espectacular conjunto de casas del siglo XV donde sólo podremos cenar previa reserva. Cuenta con estrella Michelin y su carta actualiza la cocina tradicional húngara. Para esta Navidad ofrecen menús donde no faltan la sopa de faisán, la terrina de cerdo, y por supuesto la sopa goulash o el hígado de pato.
La nueva conexión facilita conocer la cultura y por supuesto la gastronomía húngara, y se lo pone más fácil a nuestros empresarios. Prueba de ello, la expedición de la multinacional valenciana Grupo Segura – cuenta con una planta en la ciudad húngara de Szolnok–, encabezada por Francisco Segura que estuvo allí y quienes días después recibieron en su central de Paterna a la embajadora del país magiar en España, Enikö Györi.
Pero si hay que destacar un restaurante en Budapest por su tradición, su interiorismo, su ubicación –junto a la Plaza de los Héroes y el Balneario Szécheny– ese es Gundel. Fundado por Károly Gundel en 1894 mantiene una decoración clásica, un servicio impecable y un cuarteto de piano y cuerda en directo que no sólo acompaña sino que interpreta a petición. Allí disfrutaron de una divertida y musical cena el matrimonio Goerlich-Buch junto al neuropediatra, director de INVANEP Fernando Mulas y su esposa Carmen Mas, el prestigioso ginecólogo madrileño Santiago Palacios y la psicóloga Rosario Castaño y los farmacéuticos Francisco Belloch y Teresa Pérez-Narbón.
Budapest tiene cientos de cafés, bares y restaurantes con encanto pero si algo deja sorprendido, son los denominados ruin café, como imaginan, edificios en estado semi-ruinoso reconvertidos en pubs. El más popular el Szimpla Kert, a pocos metros de la gran sinagoga. Este edificio reconvertido en local de copas con una decoración caótica y ecléctica donde encontramos todo tipo de públicos, funciona como centro de exposiciones, espacio para mercadillos sociales y además cuenta con tienda de decoración y diseño. Está entre los 100 mejores bares del mundo según la guía Lonely Planet.
Budapest bien vale una escapada en estas fechas de puentes y días festivos, con un tamaño manejable encontramos espacios perfectos en esta época como el archiconocido Café New York o el más desconocido pero entrañable Café de los artistas frente a la Ópera. En su interior me deleité al escuchar en la ambientación musical a nuestro gran Julio Iglesias. Son muchos los valencianos que viajan a esta ciudad y de paso a Viena. Como el grupo de Cucú Garrigues, May Hernández, marquesa de Cáceres, Hortensia Vargas, Carmen Alfonso, Bernarda y Ana Llobet otras amigas; o Juan Carlos Beneyto y Feli Alcántara, quienes también disfrutaron de los monumentos y la gastronomía carnívora húngara en este mes de noviembre gracias a la nueva ruta aérea.
Madrid
Y para los más rezagados un destino más próximo, Madrid. Tan lejos y tan cerca, hay cientos de barras y en esta Guía cada semana descubrimos nuevos locales, pero si algo tiene Madrid es restaurantes top en producto, decoración y clientela. Y entre ellos se abre paso con fuerza Arahy. Marta O’Connor ha sido la artífice de la creatividad y el interiorismo, con exquisito gusto, de este emblemático espacio que ahora dirige el chef José Ynglada, cubano apasionado por la gastronomía, formado en Lukulo junto a Ángel García y Nicolás Pequereau.
Arahy es el templo del atún rojo, producto que su chef cuida y mima al detalle. La pasión por una cocina honesta y de máxima calidad la transmite en cada palabra. El contacto con sus clientes que pasan a ser amigos genera un ambiente muy familiar, pese a estar en uno de los locales más elegantes de Madrid. Pero todo ello no serviría de nada sino no colgaran el cartel de completo cada día, y no de cualquier forma. Entre su clientela habitual tanto en sala como en sus exclusivos reservados hay políticos como Mª Dolores de Cospedal o el ex ministro Eduardo Zaplana, personajes del mundo de la comunicación como Eduardo Inda, asiduo al local o el presidente de Abengoa, Gonzalo Urquijo.
No sólo de atún rojo vive Arahy –les recomiendo el tiradito de atún rojo Balfego con soja, lima y trufa– pero en su carta hay otros manjares como el canelón de carabineros con crema de carabineros, la alcachofa brasa con escamas de sal o el solomillo de vaca rubia gallega asado en brasas. La experiencia que se vive en este local es verdaderamente apasionante.