A este bocata solo se llega cogiendo carretera
Todavía en bloqueo, chavales. Los bares siguen cerrados, y yo sigo teniendo que recurrir a la picaresca más extrema para poder tomarme algo por ahí.
No hay muchas opciones, por suerte, el otro día, Lidia Caro me dio la clave en un artículo: hospitales, comedores escolares, hoteles y bares para camioneros siguen abiertos. Además, por una de esas carambolas loquísimas del destino, un amigo acababa de hablarme del Domenech, un bar de carretera por Alberic, en el que hacen un bocadillo con mucha fama, que se llama, la casualidad, el Domenech.
Mi único referente del mundo del camión es Stallone en “Halcón”, así que me puse una gorra de la caja Rural hacia atrás, una camiseta sin mangas, tirantes y me unté de aceite. Después avisé a Meredith, mi croqueta asistente personal, para que me consiguiera un trailer de 16 ruedas.
- Señor, es tarde ¿Por qué no deja los artículos para más adelante? Podría dedicarse…no sé… a la filantropía, como Richard Branson. Utilice toda esa energía para cosas productivas. Creo que la ausencia de bares empieza a afectarle.
- Lo quiero rojo, y súper importante, con unos dados de peluche colgando del retrovisor. Que se parezca a Optimus Prime.
- Creo que no me paga lo suficiente para aguantar estas cosas.
- Rojo y con dados.
Me planté en el parking del Domenech un par de horas después. Sé que estoy en el lugar indicado porque en la fachada está escrito el nombre del bar con letras gigantes, y desde luego ellos saben del poder de atracción de ese bocadillo, porque leo por todas partes "especialidad en bocadillo Domenech". Alguien tiene muy claros los conceptos base del marketing.
El interior está casi vacío, a excepción de dos tipos rudos, de los que siempre empiezan la pelea cuando Van Damme se está pidiendo algo sin molestar a nadie. En el hilo musical suena la de "tengooo una cosita que su peso en oro vaalee" y el camarero la está cantando, bastante afinado, por cierto. Por lo demás, el clásico road bar con la máquina esa de la que salen pelotas de plástico con juguetes en la puerta.
La carta es muy básica, cuatro tapas calientes y varios bocatas. Imagino que tal vez es una carta restringida por el aforo limitado de estas semanas. No sé.
Pido unos calamares para ir abriendo boca. Mientras llegan, leo en otra pared que este sitio lleva alimentando viajeros desde hace 50 años. Hablamos de 1970, Ryan Gosling acababa de llegar a la luna, y esta peña ya estaba haciendo bocatas.
Poco después, una figura espectral, levemente familiar se acerca flotando por detrás con un plato.
- Gracias. ¡Oh! ¡Maldita sea! Olor a fritanga ¿eres tú?
- ¿Que? ah, no, jaja, nos confunden mucho, soy su prima, Fritanga pura. Olor a fritanga está ahora mismo de mochilero en Bélgica haciendo patatas en un food truck ¿Os conocéis?
- Hemos coincidido en un par de ocasiones, un personaje curioso, dale recuerdos. Bueno, ¿Qué me traes, Fritanga pura?
- Pues mira, te traigo mi especialidad. Unos calamares prácticamente marrones con un rebozado de un dedo de gordo y extra de aceitarro canalla. He intentado que varios tuvieran ese característico hilo elástico irrompible por dentro que tanto gusta.
- A ver… oh, sí, realmente conseguido. Echas uno de estos en el depósito de una Vespino y lo mismo arranca.
- Sí, además son crianza, llevan ahí un ratito guapo.
- Fenomenal, mu ricos ¿Qué más tienes por ahí?
- Bueno, bueno, esto te va a volver loco. Tengo unas patatas fritas con tomate natural y ajito.
- Pero eso suena genial ¿Y cómo son? ¿Tipo panadera?
- No, ahí está lo más loco de todo, son congeladas de bolsa.
- Say what?…¿Congeladas de bolsa con tomate natural? ¿Qué sentido tiene eso?
- Ninguno en absoluto ¿No es una fantasía?
- Sí lo es, maldita sea, veámoslas.
Ou yeah, era cierto. Un montoncito de patatas directas desde ice age, con un picadillo de ajo, aceite y perejil por encima. El tomate rallado, se mezcla un poco con el pegote de mayonesa de al lado. ¿Son, acaso, unas bravas deconstruídas? ¿Son el eslabón perdido entre un McDonalds y un gazpacho?
Estoy todavía comiéndome la segunda cuando...
- Aquí tienes, los bocatas.
Guay, se nota cierta reverencia ante el producto, porque te lo traen en unas bandejas metálicas, de las de entregarle a tu rey la cabeza de un enemigo.
Y oye, como te digo una cosa te digo la otra, los bocatas están de puta madre. Son de esas cosas sencillas pero hechas bien, a las que no les hace falta nada más. El pan es tipo mollete tostadito, crujiente por fuera, tierno por dentro. En el centro, unos filetes de lomo finos como un papelillo de OCB, y tomate natural con ajo, empapando el pan de arriba y el de abajo. Sale calentito y jugosón. Creo que tanto el tomate como el picadillo son los que van también con las patatas. No es que sea una cosa como para desviarse si vas de Lugo a Sevilla, pero desde luego merece la parada. De hecho, cayó a velocidad luz. Un 4 sobre 5 en bocatadvisor, pasad a probarlo.
Luego nada, un cortadito normal, que no tuve huevos de pedírmelo con avena, y a funcionar.
La cuenta salió a 21,20, lo que son unos diez y pico por persona. Aproveché para tocar la bocina un par de veces mientras salía.
Como el día 15 abran un poco esto, me van a tener que sacar del bar que sea, acordonando la zona y lanzando gases.
Somos la resistencia.
Goza de amplio aparcamiento.