Hoy es viernes de pasarse de rosca abriendo tapones que no requieren del corcho para guardar vinos que son emociones. Los del nuevo mundo que nos descubre Nueva Zelanda.
En la Enoteca Barolo, de la mano de Juancho Asenjo y, cómo no, de ellos siempre aprendiendo. Recorriendo esos 1.600 kilómetros de punta a punta, con los pelos de punta y en sorpresa continua. Entre dos islas, de norte a sur, que van al revés, porque arriba está la calidez y debajo el frío, pero ojo, que las corrientes mandan con importancia. Allí donde los blancos dominan con la reina chardonnay, la más prolífica sauvignon blanc y un puñadito extra. Sin dar de lado a las tintas, donde la pinot noir es la jefaza. En seis zonas de producción entre las que Marlborough se lleva la palma de los de dar mucho en cantidad. Con suelos que son arenisca para nada arisca, con zonas pedregosas y algunas gravosas que no cobran impuestos. Y todo envuelto en historias que no son historietas. Con las primeras cepas de 1819, produciendo para alimentar ejércitos y dálmatas sin mancha, pero llenos de conocimiento. Y austrohúngaro que donde tocaba acertaba. Andanza truncada por la ley seca y la posterior ingesta de mucha cerveza. Pero en los 70 volvieron al redil y ahora gustan a mil. Entre ellos a nosotros, empezando con el Millton Te Arai Chenin Blanc 2021 (Millton) que se manifiesta como especial y total. Resurgiendo a través de la niebla después de navegar por todo el mar. Con lo de salvarse de posibles podredumbres para convertirlas en algo bonito. Referencia que es referente del que somos muy conscientes con un hangi de pollo.
El Ata Rangi Pinot Gris 2023 (Ata Rangi) viaja con el corazón hasta Alsacia para mirarse en algún espejo y buscar su reflejo. Y lo encuentra entre campos de aromáticos románticos con exuberancia contenida. Entre cítricos gorditos que mantienen un semblante de seriedad inquebrantable. Un copeo bien disfrutable con un pie de carne.
El Greywacke Sauvignon Blanc 2022 (Greywacke) es varietal de libro tal cual los hacen por estos lares. Con andares vibrantes y saltarines a pisaditas sobre hierba que mantiene el rocío mañanero. En posición entre esto y aquello, en equilibrio continuo, con minerales relucientes y lanzado como un valiente junto al crayfish.
Con el Palliser Estate Chardonnay 2021 (Palliser Estate) nos cogemos un melocotón de los que no emborrachan, porque es tersura cremosa y jugosa. Con su poquito de barrica que lo purifica. Sabores variados y variopintos de purita elegancia. Prestancia de sobra para prestarse a presidir una mesa con fish and chips.
El Neudorf Tiritiri Chardonnay 2021 (Neudorf) nos lleva directos al paraíso con sus tres viñas de Moutere Hills. Seda frescales e insinuante que te tira el guante. Ese de apostar por ilusionar tal cual está y esperando su tiempo para mejorar aún más. Porque, aunque parezca difícil, sí es posible. Evitando tentaciones o cayendo en ellas con un whitebait fritter.
Pasamos a los tintos con mucho ahínco y el Ata Rangi Pinot Noir 2020 (Ata Rangi). Rey de la casa en selección pago a pago y año a año. Y no conduce a engaño, porque es expresión sincera, de la que te mira a los ojos sin sonrojo. Con sus taninos finos y esa capacidad camaleónica de fundirse con un suelo que le da profundidad y la calidad para acompañar un estofado de cordero.
Terminamos con otro de tono colarao, ahora de Central Otago, el Burn Cottage Pinot Noir 2020 (Burn Cottage). Cerezoso y fermoso, tiene lo suyo de rosáceo y terroso. De textura que es suavidad que va creciendo de dentro hacia afuera sin intención de largarse a ninguna parte. Con el señorío como estandarte para ser capaz de alcanzar la categoría de arte con un asado hogget.
Despedida que es regocijo y con la que me dirijo a continuar brindando y fabulando para la que será la próxima.