A punto de abrir su nuevo hotel en València, cuentan su aterrizaje en la calle Cuba. Un viaje simbólico hacia una nueva mirada al turismo.
VALÈNCIA. A la altura del 19 de la Calle Cuba, hasta hace apenas unos cuantos meses, un edificio permanecía varado con sus rótulos de Moda Pronto y Tintorerías Vivó, Limpieza en Seco. El romanticismo podría ser la palanca para añorar a dependientes con mandil dispuestos al frenesí en una localización que, en cambio, mantenía al edificio inactivo. Una finca abandonada. Uno de esos símbolos que mostraban en carne viva el cambio de usos sobre la faz del código postal.
Cuando Daphne Kniest y Wouter Kock, de Holanda, llegaron a la demarcación, tras una deriva extensa que incluyó consultas aquí y allá, encontraron en 2017 el bloque. Podía palparse, tal que una Pompeya combustionada, su antiguo uso. “Entrar en la antigua lavandería y pasar por las viviendas era como retroceder en el tiempo. Encontrar una antigua factura en pesetas y ver los muebles abandonados de vecinos que se habían marchado hacía mucho tiempo”.
Era allí donde iban a cumplir su sueño iniciático de arraigar en València, la ciudad a la que solían acudir con frecuencia desde 2008 y en la que se quedaron (2013) tras viajar seis meses por Asia y Australia. Sería València el lugar para ver nacer a sus dos hijos: Loula, de 5 años, y Philly de 3. También, en el porvenir, a YOURS, su hotel de la calle Cuba.
El objetivo: “crear un alojamiento para un turismo sostenible”. Un pequeño puntal regado de cultura local para diferenciarse de tantos sitios parecidos, como un calco, con los que se habían encontrado viajando. Imbricados a la fachada original del siglo XIX, han comenzado a añadir capas: “del el café (Bluebell) tostado en València hasta los productos de limpieza que son de una marca valenciana con el objetivo de reducir el plástico de un solo uso”.
“Desde el primer momento -siguen- tuvieron claro que un hotel así en València se tenía que hacer con profesionales locales. Estudio Savage, que hizo el branding, son del barrio. Eran un match perfecto para el concepto del hotel que teníamos en mente. La arquitecta Irene Soriano de ESEIESA es vecina. Juanjo Picó y Jorge Soriano se ocuparon del diseño interior y así formamos un equipo completo”. Sus proveedores creativos, de hecho, prácticamente se pueden mapear a pocos pasos: calle Buenos Aires, calle Dénia, calle Pintor Salvador Abril…
Sus lámparas, de Arkoslight, llegan desde Ribarroja. Muebles, de Viccarbe, desde Beniparrell. Una nueva demostración de que la fertilidad del contexto genera proyectos incontestables que no requieren apenas desplazamiento kilométrico.
El hotel germinado desde el vecindario abrirá sus puertas en junio -“la última milla es la que más cuesta”- con 12 habitaciones que con voz baja, sin gritos, pondrán en valor las dependencias a través de su lema: por una experiencia que dure más que tu estancia. “Cuidamos al huésped, valoramos el producto local y los detalles”.
Cuando abran, Daphne Kniest y Wouter Kock habrán culminado un viaje de casi 15 años en el que curiosearon con València hasta colarse en sus entrañas. “Una ciudad donde te puedes mover en bici y llegar al centro histórico, el mar o al parque en menos de media hora… es una ciudad que tiene de todo y que a la vez no es demasiado grande”.
Desde la primera vez que se hicieron una foto delante de la vieja tintorería, han tenido lugar probablemente demasiados vaivenes. Podría sospecharse que es el peor momento para abrir un hotel. Sin embargo, parece el momento idóneo para comenzar a creer en algo diferente a un turismo solo de aluvión.